El amor por el canto lírico fue protagonista de una noche incomparable
"Norma" en el Coliseo
Teatro Coliseo
28 de mayo de 2012
Escribe: Juan Carlos Montero
Gala lírica benéfica en ardoroso esfuerzo artístico
Nuestra opinión: Muy Bueno
Tragedia lírica en dos actos Norma, de Vincenzo Bellini.
Elenco:
Haydée Dabusti (Norma)
Juan Carlos Vasallo (Pollione)
Florencia Machado (Adalgisa)
Victor Castells (Oroveso)
Ana Laura Siniscaldo (Clotilde)
Pablo Sánchez (Flavio)
Lucas Augusto Gibert e Ignacio Viquiera (Hijos de Norma)
Director musical: Mario Perusso
Director de coro: Ezequiel Fautario
Director de escena y ambientador: Jorge Luis Podestá
Organizado por Santa María Reina del Cielo, asociación civil Misionero-Educativa
Enfrentar las indudables dificultades que encierran las páginas de Bellini en las partes de todos los personajes de la acción dramática, así como para la masa coral que es pueblo, sacerdotes y guerreros, es una empresa altamente riesgosa, y hasta podría ser calificada de temeraria. Pero cuando se logra reunir un elenco idóneo, conducido por un músico de larga y brillante carrera, siempre vinculado al arte lírico como Mario Perusso, que además es un destacado compositor de nuestro tiempo, es posible concretar una versión que hace honor al creador.
Claro está que Norma no da tregua a la soprano, en razón de ser uno de esos personajes que prácticamente están expuestos delante del público oyente, en casi todas las escenas, como acontece por ejemplo con Madama Butterfly de Puccini. Es que Bellini, ese joven que murió joven, fue un continuador de aquello que se denominó bel canto, y quien aportó títulos como La sonnambula, I Capulletti e i Montecchi, Beatrice di Tenda e I Puritan, está ultima de triunfal estreno en París, en 1835, escasos meses antes de su muerte. Pero con la partitura de Norma, acontece el fenómeno de comprender la razón por la cual Frederic Chopin, admiró tanto la línea melódica de Norma, una de cuyas melodías fue utilizada por el celebre pianista como tema de una de sus obra para piano, de la que surge ese afecto de admiración. En este sentido, otro grande que admiró a Bellini fue el incansable músico-escritor Richard Wagner que por su legado hace presuponer no haber podido disfrutar jamás de una noche de plácido sueño. Desde el punto de vista interpretativo, además del acierto de Perusso, quedó en claro que los cantantes recibieron buenas indicaciones durante los ensayos previos de parte de la colaboradora y muy experimentada maestra Susana Cardonnet, y al mismo tiempo en un marco teatral sencillo y sintético, el haber logrado un clima sugerente a través de la dirección de escena e iluminación, en las que intervino con mucho tino Jorge Podestá.
Por su parte la soprano Haydée Dabusti como Norma cumplió con creces una de sus mas brillantes actuaciones, destacando esa su condición de cantar con expresión, dando sentido a cada fraseo y aplicando con sabiduría todos los recursos de una escuela de canto basada en el sabio manejo de la respiración, pero a partir de una aspiración mas bien lenta, nada forzada ni exagerada y una inhalación con suavidad y mucha soltura de todo el cuerpo.
De ahí que su labor mereció el amplio reconocimiento del público.
Pero no sería justo dejar de observar que en realidad la obra de Bellini no es una partitura con una única protagonista, sino que es para un gran dúo vocal de los más arduos que se han escrito en el repertorio italiano. Es que Adalgisa, el otro personaje central para la voz de mezzosoprano, en esta versión a cargo de la consagrada Florencia Machado, es acaso de los más fascinantes y difíciles del repertorio italiano. La sobria y musical cantante nacional logró transitar por los escollos de un canto muy matizado, por momentos con expresión dolorosa, ya sea en dúos o conjuntos con locuciones cromáticas y pasajes de necesaria vocalización bien articulada. Logros de una figura que transita indudablemente por el tiempo del esplendor en su carrera artística profesional.
Asimismo el tenor Juan Carlos Vasallo como Pollione, personaje con momentos muy intrincados, dejó escuchar solvencia, honestidad profesional y un rico bagaje de recursos en el decir expresivo, donde no faltó acierto como actor. Y no menos positivo el canto fue el bajo Victor Castells como Oroveso, sobrio y de voz matizada. Discreta prestancia en Ana Laura Siniscaldo como Clotilde, y de Pablo Sánchez como un perfecto Flavio. Los niños Lucas Gibert e Ignacio Viqueira encarnado a los hijos de Norma, fueron ambos todo ternura. En definitiva, razones más que dignas para una finalidad benéfica de tanta nobleza.
Juan Carlos Montero