Menu principal

 

Nelson Freire en el ciclo del Mozarteum

UN PIANO SIN ENERGÍA

Teatro Colón

13 de Mayo de 2012

Escribe: Carlos Ure

 

 

Mozart: Sonata Nº 11, en la menor, K 331, “alla Turca”;

Beethoven: Sonata Nº 14, en do sostenido menor, opus 27 Nº 2, “Claro de luna”;

Schumann: Escenas infantiles, opus 15;

Villa-Lobos: Preludio de la Bachiana Brasileira Nº 4 y Choros Nº 5, “Alma Brasileira”;

Chopin: Barcarola en fa sostenido mayor, opus 60, Nocturno en si mayor, opus 62 Nº 1 y Scherzo Nº 4 en mi mayor, opus 54.

Nelson Freire, piano. El miércoles 13, en el teatro Colón

 


¿Qué se puede decir del recital que el miércoles ofreció en el Colón Nelson Freire, en tercera función de abono del Mozarteum Argentino? Ya desde el comienzo se advirtió que el pianista brasileño tenía problemas (¿físicos, anímicos?). Por empezar, el programa previsto originariamente fue sustituido de raíz a último momento, eliminándose obras de cierta complejidad (Brahms, Liszt, Bach, Prokofiev, Granados), que fueron reemplazadas por otras que el tecladista tiene habitualmente "en dedos" (Schumann, Mozart, Beethoven, Villa-Lobos, Chopin). En síntesis: sobre la base de estos presupuestos, sin excesiva cantidad de público y con tibios aplausos, el concierto, desprovisto de mínimo vigor y afanes de búsqueda expresiva, transitó carriles de sorprendente uniformidad para todo, casi como si faltara completar el estudio de cada pieza, lo cual, por supuesto, es descartable.


En efecto; como si la velada estuviera circunscripta al menor esfuerzo, Nelson Freire brindó una ejecución privada de matices y colores ("Claro de luna"), otras de suprema contención ( la Sonata "alla turca") o con contornos cercanos a una letanía (las "Escenas infantiles"), así como también de enunciación anodina (Villa-Lobos) o meramente mecanicista (Chopin).


Nacido en 1944 y estrecho y reconocido colaborador de Martha Argerich, Freire, sin perjuicio de cierta esbeltez de sonido, careció en esta ocasión de "ángel" y su despliegue, débil en la pulsación y por momentos simplemente grato en sus tenues sugerencias plásticas, estuvo dominado por la carencia de energía y una suerte de contagioso abatimiento.


Carlos Ernesto Ure