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En El Coliseo

 

Goerner y Brovtsyn

Teatro Coliseo

Jueves 12 de Julio de 2012
Escribe: Juan Carlos Montero (La Nación)


Concierto de Nelson Goerner (piano) y Boris Brovtsyn (violín) / Programa: Obras de Ludwig Van Beethoven, Sergei Prokofiev y César Franck. Ciclo de Nuova Harmonia 2012. Teatro Coliseo


Nuestra opinión: excelente


La hermosa sonata para violín y piano, apodada La primavera, Op 24, es acaso la mas antigua que imaginó Beethoven a partir de sus bocetos fechados en 1794 y finalizada en 1801, y de la que emana un estilo al modo mozartiano, pero al mismo tiempo es la primera en cuatro movimientos de los que fluye un clima de alegría juvenil y primaveral indudable, que justifica el sobrenombre en alemán de Frühling-Sonate (que el mismo autor nunca imaginó por qué se la bautizó de ese modo, aunque, para algunos investigadores, aconteció después de su muerte). Aquí fue un pórtico ideal para el lucimiento de Nelson Goerner y de Boris Brovtsyn, que ofrecieron una versión impecable desde todo punto de vista.


Claridad en la articulación, precisión rítmica, sonido perlado, intensidad adecuada para el lucimiento equilibrado de los dos instrumentos, fueron las virtudes del notable pianista argentino Nelson Goerner, en tanto que el violinista ruso Boris Brovtsyn comenzó desde esta primera entrega a dictar una lección de cómo es posible adecuar la intensidad del sonido a la época de cada composición.


Y en este sentido fue perfectamente audible el sonido íntimo para Beethoven, el voluminoso y descarnado para el de Sergei Prokofiev del siglo XX con esa admirable sonata introvertida, amargamente apasionada y significativa por haber sido dedicada a David Oistrakh, que para el autor representaba como una extraña alianza del virtuosismo, el rigor y la pasión contenida, ¡Qué emotividad provoca el saber que Oistrakh tocó el "Andante assai" durante los funerales del compositor, y qué impecable versión entregaron Goerner y Brovtsyn!


Por último, después del intervalo, se escuchó la Sonata para violín y piano de Cesar Franck, obra considerada de las más valiosas y representativas de la música de cámara legada por compositores de Francia, en esta oportunidad cristalizada a través de una estupenda versión, no sólo por la solvencia técnica de ambos protagonistas, sino por el haber logrado esa cualidad tan peculiar de la música francesa que siempre parece haber sido creada por los autores con una búsqueda de sonoridad sutil, trasparente y refinada como para no desentonar con el clima de elegancia.


Como tanto Nelson Goerner como Boris Brovtsyn convidaron una versión impecable desde todos los ángulos de la apreciación, que se hace más valiosa considerando las dificultades extremas que impuso el autor a ambos instrumentos, el merecido aplauso generó dos agregados, una delicadeza de la notable Clara Wieck de Schumann y otra, del inefable Fritz Kreisler, generador de renovados aplausos, pero que hubieran sido mucho mas calurosos, y prolongados, de haber sido la sala del Coliseo menos fría que en esta oportunidad.

Nelson Goerner