Werther en el Teatro Argentino de La Plata
Aplaudida versión de una obra romántica
Teatro Argentino de La Plata
29 de Julio de 2012
Escribe: Graciela Morgenstern
Autor : JulesMassenet
Director de orquesta : Benjamin Pionnier
Director de escena: Paul-Émile Fourny
Diseño escenográfico:Benoit Dugardyn
Vestuario: Stella Maris Muller
Iluminación: Horacio Efron
Directora de coro de niños: Mónica Dagorret
Werther: Andeka Gorrotxategui (27, 29 y 5) - Gustavo López Manzitti (28 y 4)
Charlotte: Guadalupe Barrientos (27, 29 y 5) - Cecilia Diaz (28 y 4)
Sophie: Oriana Favaro (27, 29 y 5) - Victoria Gaeta (28 y 4)
Albert: Gustavo Gibert (27, 29 y 5) - Sebastian Sorarrain (28 y 4)
Le Baili: Luis Gaeta (27, 29 y 5) - Walter Schwarz (28 y 4)
Schmidt: Maximiliano Agatiello (27, 29 y 5) - Dario Leoncini (28 y 4)
Johan: Federico De Michelis
Bulmann: Mauricio Thibaud (27, 29 y 5) - Fernand Alvar Nuñez (28 y 4)
Katharina: Constanza Poj
Muy aplaudida fue la versión de Werther que presentó el Teatro Argentino. Es que no le faltaron virtudes, con un elenco bien seleccionado y una puesta de factura elaborada. Cómo no emocionarse frente a la atmósfera romántica de la obra, subrayada por el dramatismo de la íntima partitura de Massenet. Es uno de los más nítidos ejemplos de cómo se puede mantener la atención del público en forma constante, aún sin contar con una acción teatral punzante y violenta. La esencia interior de los personajes y sus conflictos íntimos, así como las situaciones que conducen al conmovedor desenlace, conforman una cadena acumulativa de teatralidad y de tensión emocional. Massenet triunfó en el arte de delinear, musicalmente, la evolución psicológica de sus personajes, los impulsos y las vallas morales que los separan, y en introducir algunos pasajes o toques de color que alivien la tensión.
Liderando el elenco, el tenor vasco Andeka Gorrotxategui desplegó un canto seguro y franco, voz con brillo, bien timbrada e interesante por su color oscuro. Con mayor facilidad hacia los agudos que para los pianissimi, lo que fue más notorio en su aria “Pourquoi me reveiller”, es un elemento joven que, seguramente, podrá ir puliendo el estilo de Massenet, que requiere un perfecto dominio de la voz, al mejor estilo de Georges Thill. Nicolai Gedda o Alfredo Kraus. De todas maneras, su material vocal, sus dotes actorales y su entrega al personaje, lo convirtieron en un Werther convincente y muy aplaudido.
La joven mezzo soprano argentina Guadalupe Barrientos tuvo a su cargo el rol de Charlotte, una parte genuinamente co-protagónica. Su interpretación tuvo hondura dramática. Desde el punto de vista vocal, posee buena Iínea de canto y fraseo, un registro parejo en toda su extensión e importante caudal sonoro. Debería cuidar, al igual que Gorrotxategui, la articulación del francés. Tanto su Aria de las cartas, fragmento que implica diversas dificultades, como su otra aria, “Les larmes” fueron cantadas con musicalidad y sentimiento. Ambos protagonistas fueron merecidamente ovacionados por su buen trabajo, al finalizar la función.
La voz cristalina de Oriana Favaro sonó fresca, aunque con escasa sonoridad por momentos, situación ésta a la que contribuyó la puesta en escena. Gustavo Gibert actuó y cantó con corrección, en el rol de Albert. Luis Gaeta realizó una buena labor como Le Bailli y Maximiliano Agatiello (Schmidt), Federico De Michelis (Johann), Mauricio Thibaud (Brülmann) y Constanza Poj (Katharina), tuvieron un buen desempeño en sus respectivos roles comprimarios.
El Coro de Niños del Teatro Argentino dirigido por Mónica Dagorret resultó efectivo en sus intervenciones. De la misma manera, la Orquesta Estable, bajo la batuta de Benjamín Pionner, interpretó una buena versión, en términos generales, aunque debería evitar algunas sonoridades excesivas en detrimento de los cantantes.
Un marco dentro del otro, con Benoît Dugardyn a cargo de la escenografía, encuadran las diferentes escenas que están dentro de una pintura, observada en principio, por una Sophie ya anciana y por Werther quien luego ingresa en él, para formar parte del drama con infeliz desenlace. Con algunas escenas bien logradas y otras, un tanto fuera del estilo de y carácter de la obra, en general, el règisseur Paul-Emile Fourny, hace una buena demarcación de los personajes. La objeción mayor es, sin embargo, de índole vocal: algunos cantantes ubicados detrás del marco, pierden audibilidad. Fue muy bueno el vestuario de Stella Maris Müller así como la iluminación de Horacio Efron. Cálidos aplausos fueron el corolario no sólo de una versión muy buen nivel artístico.