“Otello” de Verdi en el Teatro Colón
Domingo 21 de Julio
Teatro Colón
Escribe: Osvaldo Andreoli
“Otello”, ópera en cuatro actos.
Libreto : Arrigo Boito.
Música: Giuseppe Verdi.
Dirección de orquesta: Massimo Zanetti.
Dirección de escena y escénografia: José Cura .
Vestuario: Fabio Fernández Ruiz.
Cantantes: José Cura, Carmen Giannattasio, Carlos Alvarez, Enrique Folger Carlos Esquivel,Guadalupe Barrientos y otros.
Orquesta Estable del Teatro Colón,
Coro Estable (Miguel Martínez)
Coro de Niños(César Bustamante)
“OTELLO” EN EL COLON
Como parte del homenaje al bicentenario de Giuseppe Verdi el Colón exhibe su capolavoro “Otello” . El músico retornó a Shakespeare en un momento de maduración intelectual y estilística. La continuidad dramática rige la concepción de la ópera.
LA CONCEPCION DRAMATICA DE “OTELLO”
Artistas de su tiempo, Verdi y su libretista Boito, se rebelaron ante la falsa democratización de la ópera convencional, sometida al mercado. Con Otello se supera el modelo de números cerrados heredero del bel canto. Pero también, junto a la armonía audaz aparecen líneas melódicas consabidas.
Otelo se sacude recordando sus triunfos. (Ahora y por siempre adiós santos recuerdos) Ante su tragedia personal, con ritmo de marcha se dirige contra el poder político y la gloria militar. Lo atormentan sus contradicciónes psicológicas e ideológicas.
Verdi creia en el melodrama como posibilidad de participación musical en el debate de ideas, en el análisis de los sentimientos, en las luchas civiles factibles de ser representadas musicalmente. Se conectaba con el público para elevarlo artísticamente.
El conflicto de ésta ópera se establece entre la reivindicación del derecho al amor individual y su derrota bajo la lógica política de la sociedad.
LA CONTINUIDAD DE LA ACCION
El rol protagónico, la dirección escénica y la escenografía corresponden a José Cura.
A telón cerrado rindió homenaje al regisseur Roberto Oswald, dijo que “la historia de nuestro teatro no se entendería sin su presencia”. Anunció que el telón se abriría lentamente y ocho campanadas tañerían por cada década vivida por el artista.
Luego se escuchó un prólogo, un pasaje leído de Cervantes sobre la batalla de Lepanto. (Un agregado prescindible).
Un golpe de escena dió inicio a la ópera. Hubo efectos de tormenta y parpadeo de las luces de sala. Con la irrupción electrizante de la orquesta y el coro, se advirtieron desbalances que escapaban a la batuta de Massimo Zanetti.
La puesta en escena responde a la agilidad de la propuesta musical,
La división espacial tripartita del escenario giratorio permite pasar continuamente de la plaza al salón y de éste al dormitorio. Su conexión facilita el traslado de los personajes. Y su uso no es convencional, moviéndose no sólo de izquierda a derecha, sino en ambos sentidos. Su retroceso responde a exigencias dramatúrgicas, realza el significado de la trama. Pero lo que impresiona al principio, con el empleo dinámico de la plataforma giratoria, se desvirtúa por su reiteración.
EL CEREBRO DE LA TRAMA
Cura concede plenos poderes a Yago, especie de regisseur en el escenario. Éste tanto congela la acción como participa de ella. Simula empujar la plataforma para que ruede su propia trama. Al romper el curso de los acontecimientos, el movimiento es en sentido contrario. Se reserva el espacio del proscenio, al margen, vuelto hacia el público. Es el cerebro de la intriga que hundirá a Otello.
En el declamado melódico del célebre “Credo”, para Yago el hombre es un juguete infame. El español Carlos Alvarez lo interpreta con pareja línea de canto en su cuerda de barítono lírico.
El tenor José Cura se caracteriza por su entrega vehemente. Su Otello es brusco, sin matices. Su técnica suple el fiato con inteligencia musical . Por momentos recita en lugar de cantar y la orquesta apura los tiempos.
Afinada resulta la Desdémona de Carmen Giannattasio, de flúida emisión. La soprano italiana lució en “La Canción del Sauce”
Un desvío estilístico hacia el verismo no mella los aciertos de Guadalupe Barrientos (Emilia) y Enrique Folger (Cassio). Los coros cumplen su cometido.
Fué interesante apreciar el desempeño de otras figuras locales bajo la dirección de Carlos Vieu en la función extraordinaria del día martes.
UN QUIEBRE DRAMATICO DE LA CONTINUIDAD
En la segunda función un desperfecto de la plataforma giratoria detuvo la continuidad del espectáculo. Se recurrió al cambio convencional del escenario a telón cerrado. La interrupción totalizó unos veinte minutos ¿Uso y abuso? ¿Demasiados efectos?
Se asegura que el software instalado no es confiable. No se adapta a las necesidades técnicas del Teatro Colón. El mantenimiento es responsabilidad de una empresa privada. El personal escenotécnico sólo lo opera. Ciertas reformas son ineficientes pese a los gastos millonarios. Las inversiones lucrativas a manos de terceros en el teatro público no parecen resultar del todo eficaces.