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Una versión  polémica  de Otello en manos de José Cura

 

Finalmente, las ovaciones

Domingo 21 de Julio

Teatro Colón

Escribe: Graciela Morgenstern (Radio Provincia)

 

 

“Otello”, ópera en cuatro actos.

Libreto : Arrigo Boito.

Música: Giuseppe Verdi.

 

Dirección de orquesta: Massimo Zanetti.

Dirección de escena y escénografia: José Cura .

 

Vestuario: Fabio Fernández Ruiz.

Cantantes: José Cura, Carmen Giannattasio, Carlos Alvarez, Enrique Folger Carlos Esquivel,Guadalupe Barrientos y otros.

 

Orquesta Estable del Teatro Colón, Coro Estable (Miguel Martínez) y Coro de Niños(César Bustamante)

 

Con una sala colmada y expectante, comenzó la función de domingo vespertino de Otello. La presencia de José Cura como protagonista, director de escena y escenógrafo, había generado una gran expectativa. Para comenzar, la voz de Cura anunció que la velada estaba dedicada a la memoria de Roberto Oswald, un verdadero maestro de la producción escénica. Una actitud muy loable la de rendir este homenaje que concluyó con ocho campanadas, una por cada década de vida del Maestro Oswald, muy querido y admirado por el público que se quedó con las ganas de dar una ovación final a tan descollante figura, porque las campanadas continuaron. Otra voz, esta vez la del barítono a cargo de Iago,  leyó un texto referente a la Batalla de Lepanto y Miguel de Cervantes, algo que no parece estar relacionado con el libreto de la ópera. Afortunadamente, ésta fue la única digresión.

 

La escenografía, montada totalmente sobre el  disco giratorio, fue de líneas simples, pero muy efectiva.  El disco, dividido en tres partes, mostraba diferentes ambientes y aunque su utilización despertó polémica entre público y crítica, dio dinamismo y continuidad a la obra. Un accidente escénico hizo que el mecanismo dejara de funcionar antes de comenzar la escena de los embajadores, en dos oportunidades, lo que demoró el desarrollo de la función. Sin embargo, el problema fue solucionado prescindiendo de los giros y todo terminó bien.


La iluminación estuvo bien diseñada por José Cura y Roberto Traferri y sólo resultó escasa en la escena final. El vestuario de Fabio Fernando Ruiz se ajustó a época. La marcación escénica y el movimiento de la masa coral resultaron adecuados. Desde las escenas de conjunto caóticas y oscuras del principio a las complejas relaciones humanas del segundo acto y el esplendor de los embajadores venecianos, Cura tuvo respuestas dramáticamente convincentes para todos los problemas y supo cómo extraer lo mejor de los solistas. El público, que colmaba la capacidad de la sala, discutía durante el intervalo expresando una gran diversidad de opiniones.


El tan esperado retorno de José Cura como Otello,  parecía desilusionar al principio ya que el tenor comenzó la función con algunos problemas.  Pareció no tener aún suficiente peso vocal para algunos fragmentos del rol, que lo llevó a forzar la emisión y comprometer la afinación. Pero a partir del dúo Si per ciel sus condiciones vocales fueron mejorando notoriamente. Brindó un emotivo Niun mi tema. Su voz tiene facilidad para los agudos aunque por momentos, puede que carezca de brillo. Tiene la personalidad para Otello. Mostró cualidades escénicas, aplomo, fraseo intencional y una entrega que conmovió.


Magnífica fue la actuación de la soprano Carmen Giannattasio como Desdémona, quien exhibió gran habilidad interpretativa y causó buena impresión en las escenas principales. Su voz, fresca y cristalina, corre por la sala con suficiente caudal y su canto suena seguro. Se desenvolvió bien sobre el escenario y su actuación fue intensa. Su legato es muy refinado, otorgando bello portamento a su línea. La Canzone del Salice y el Ave María fueron  muy bien ejecutados y muy aplaudidos.


El rol de Iago, el motor de la obra, estuvo bien servido por el barítono español Carlos Alvarez. Su Credo tuvo gran poderío vocal. Actuó con vigor pero al mismo tiempo, con gentileza y refinamiento. Su línea verdiana fue impecable, aunque hubiera sido deseable algunas frases más intencionalmente matizadas que le permitieran transmitir la naturaleza ladina y cambiante de Iago. De todas maneras, resultó un intérprete muy digno.


En los roles comprimarios cabe destacar la excelente actuación de Guadalupe Barrientos como Emilia, una mezzosoprano muy joven que está para mucho más.  El resto de los cantantes a cargo de roles comprimarios, se desempeñaron con corrección. El Coro de Niños cumplió con su cometido. En tanto, el Coro Estable realizó una labor de lucimiento. Massimo Zanetti  al frente de la Orquesta Estable realizó una lectura apenas correcta de la partitura, a la que le faltó el sello distintivo de su personalidad.


Finalmente, a pesar de todas las discusiones originadas durante la función, la concurrencia, conmovida por el drama shakesperiano, la imponencia de la creación verdiana y la entrega dramática de los intérpretes, transformó la polémica inicial en calurosas ovaciones finales.

 

 

 

 

 

 

Otello 5

 

 

Otello6

 

 

 

Otello 3