Un magnífico concierto
Martes 24 de septiembre de 2013
Templo de la Comunidad AMIJAI
Escribe: Graciela Morgenstern
Esteban Benzecry: “Inti Raymi” La fiesta del sol de los Incas
Ludwig van Beethoven: Concierto en Re mayor, Op. 61, para violín y orquesta
Peter I. Tchaikovsky: Concierto en Re mayor, Op. 35, para violín y orquesta
Erzhan Kulibaev (Primer Premio y Premio Tango 2° Concurso Internacional de Violín)
Marianna Vasileva (Segundo Premio 2° Concurso Internacional de Violín)
Orquesta Sinfónica de Salta – Director: Jorge Lhez
Un magnífico concierto ofreció AMIJAI, presentando a la Orquesta Sinfónica de Salta, junto a los ganadores del Segundo Concurso Internacional de Violín, Erzhan Kulibaev y Marianna Vasileva. El programa comenzó con una interpretación vigorosa de “Inti Raymi”, La fiesta del sol de los Incas, de Esteban Benzecry, por la Orquesta Sinfónica de Salta que imprimió toda la energía que la obra contiene.
Completó la primera parte, el Concierto en Re mayor, Op. 61, de Ludwig van Beethoven, a cargo de la violinista Marianna Vasileva, quien obtuviera el segundo lugar en el 2° Concurso Internacional de Violín. Compuesto en el año de 1806, este concierto es considerado como uno de los mejores para violín de todos los tiempos, junto con los de Mendelssohn, Brahms y Tchaikovsky. Fue compuesto a partir de un encargo del el Theater an der Wien, el más importante de Viena en su tiempo, para Franz Clement, violinista y director de orquesta en el propio teatro, y solista muy famoso. Dice la leyenda que el violinista lo tocó leyéndolo a primera vista la noche del estreno. El estreno del Concierto para violín de Beethoven se llevó a cabo el 23 de diciembre de 1806. Marianna Vasileva realizó una interpretación de gran lucimiento. Las cadenzas fueron ejecutadas con brillante virtuosismo. Su elocuencia expresiva, aunada a un control técnico superlativo, fue la característica principal que le permitió comunicar una emotividad madura y sensible, con esa volcánica energía interna, típica del estilo beethoviano. Jorge Lhez al frente de la Orquesta Sinfónica de Salta realizó un destacado acompañamiento. Lhez estableció una atmósfera de texturas delicadas, al mismo tiempo que plena de intensidad; transmitió tanto la frescura como la profundidad de la partitura y encontró un modo de expresión lírica y dinámica al mismo tiempo, contribuyendo a una actuación de gran relevancia interpretativa. Ante los entusiastas aplausos de una nutrida concurrencia, Vasileva, ofreció, fuera de programa, Paganiniana, de Nathan Milstein.
En la segunda parte, Erzhan Kulibaev, ganador del mencionado concurso, fue la figura de la noche. Encaró el Concierto en Re mayor, Op. 35, de Tchaikovsky con una magnífica demostración de alta técnica, que halló respaldo estilístico y estético en la fina musicalidad que el solista exhibió ante las complejas figuraciones ornamentales de la obra, que acumula una dificultad sobre otra. Con solvencia y desenvoltura, logró una ejecución de altísimo nivel, con afinación pura y sin quebrantos, arcada pareja y un fraseo tan persuasivo como pudo haberlo desearlo el propio compositor. Extrajo de su Stradivarius “Rode” de 1722, un sonido cristalino, en el que cada nota sonaba con una increíble brillo y nitidez y brindó momentos de sutil fraseo, calidad e intensidad emocional. Una vez más, fue posible apreciar las bondades artísticas de la orquesta. El sonido que produjo fue consistente y equilibrado, en general, con excepción de un plano sonoro excesivo por parte de uno de los bronces. Más allá de eso, los tonos aterciopelados tuvieron una bella redondez. No se puede evitar admirar que la orquesta logró crear un rango dinámico amplio, desde la línea más sutil y sonidos translúcidos hasta los acentos más magníficos e inusualmente poderosos. La gran ovación final obtuvo como premio una estupenda versión de Adios Nonino, de Astor Piazzola, que Kulibaev regaló fuera de programa y luego, ambos violinistas interpretaron el tango Por una cabeza, de Carlos Gardel (música) y Alfredo Le Pera (letra). Así concluyó el concierto, en el que predominó una altísima calidad musical.