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Buen rendimiento del elenco nacional

 

Un Barbiere di Qualitá

Viernes, 2 de mayo de 2014

Teatro Colón


Escribe: Andrés Hine

Fotos: Máximo Parpagnoli

 

 

El Barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini.
Libreto: Cesare Sterbim.


Elenco:

Figaro: Omar Carrión

Don Bártolo: Luis Gaeta

Rosina: Eliana Bayón

Conde de Almaviva: Iván Maier

Don Basilio: Lucas Debevec Mayer

Berta: Patricia González

Fiorello: Sebastián Sorarrain

Sargento: Cristian De Marco

 

Coro Estable del Teatro Colón.
Director del coro: Miguel Martínez


Orquesta Estable del Teatro Colón.
Director de orquesta: Miguel Angel Gómez Martínez


Régie: Mauricio Wainrot
Escenografía y vestuario: Graciela Galán
Iluminación y proyecciones: Jorge Pastorino


 

 

En la tercera función del clásico de Rossini,  el elenco nacional tomó las riendas en una chispeante y divertida presentación de El Barbero de Sevilla.


En el papel protagónico, Omar Carrión compuso un Fígaro óptimo, con suficiente caudal vocal y buen legato. Con un decir expresivo y comunicativo, aportó muchos momentos humorísticos de su autoría , que el público disfrutó y celebró. Su actuación, tanto desde el punto de vista musical como actoral  fue de alta jeraquía artística.


Iván Maier, como el Conde de Almaviva, mostró claridad y fraseo elegante  aunque en algunas ocasiones, posiblemente debido a los nervios de una primera función, especialmente en las arias del inicio, se notaba que forzaba algunas notas con lo cual se produjo un leve destimbre. Sin embargo sorprendió al emprender el aria "Cessa di piú resistere" al final de la segunda  parte, que frecuentemente se omite.  De gran complejidad por la abundancia de coloratura, Maier la abordó con seguridad, terminando cómodamente en el agudo final. En todo momento, mostró entrega personal y compromiso con el personaje.


La Rosina de Eliana Bayón tuvo gracia y picardía. Sorteó las dificultades de una partitura con profusa ornamentación destacándose tanto en su aria "Una voce poco fa" como en las escenas de conjunto.


No cabe duda de que la gran trayectoria y enorme profesionalismo de Luis Gaeta contribuyeron a abordar un Don Bartolo que aportó momentos risueños. Su aria "A un dottor della mia sorte" fue ejecutada con impecable articulación del idioma e itencionalidad.  Puso la voz al servicio del libreto dejando expuestas las innumerables facetas que puede producir con su canto, mostrando así su condición de cantante-actor.


Lucas Debevec Mayer fue un Basilio de gran redondez vocal. Su voz caudalosa, de buena extensión y registro parejo, le permitieron abordar su aria "La calunnia" de manera sobresaliente e impactó  en los momentos humorísticos realizando un importante aporte al éxito de la función.


En reemplazo de Maria Luján Mirabelli, Patricia González cumplió dignamente con el rol de Berta. En tanto Sebastán Sorarrain y Cristian De Marco realizaron una buena labor como Fiorello y el Sargento, respectivamente.


El Coro Estable participó en forma satisfactoria, bajo las órdenes de Miguel Martinez. Los bailarines y figurantes cumplieron con su cometido.

 

En contraste, la Orquesta Estable, respondiendo a la batuta de Miguel Angel Gómez Matínez,   se vio desarticulada con respecto al escenario, provocando desfasajes en las entradas de los cantantes. Algunos tiempos fueron rallentados excesivamente, especialmente durante la primer parte. En la segunda parte se notó mayor precisión.


La escenografía tradicional de Graciela Galán resolvió adecuadamente, con la utilización de la plataforma giratoria, los requerimientos de la partitura. El atractivo vestuario, también tradicional, contribuyó de manera  eficaz a la presentación. La iluminación fue eficiente, sin dejar zonas oscuras y destacando bien la acción en curso.


La dirección de escena de Mauricio Wainrot permitió que los intérpretes desarrollaran los personajes de manera efectiva.  En tanto la coreografía fue un tanto excesiva, especialmente durante la obertura y al principio de la primer parte, en momentos pareciendo más un ballet que una ópera. Ciertos elementos, como el Cupido y los ángeles, distraían del elemento lírico central.

 

Al caer el telón, un público entusiasta, que se había divertido durante la función, premió con calurosos aplausos a los artistas de este Barbiere di Qualitá

 

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