En el Festival Encuentros de Música Contemporánea
UNA MIRADA SOBRE LAS ONDAS MARTENOT
Auditorio Augusto Sebastiani de la Fundación Beethoven
Lunes 8 de Septiembre se 2014
Escribe: Juan Carlos Ure
”Les Chant des Ondes”, con música de Messiaen, Vivier, Marcel, Honegger y Delannoy.
Montaje de Annie Jean.
Producción de “l’Office National du Film Canada Colette Louoméden”.
Realización, escenario y dirección de Caroline Martel.
Inventor, ingeniero, compositor, cellista, pedagogo Maurice Martenot (1888-1980) concibió su idea de convertir los impulsos eléctricos en sones musicales a partir de sus propios escarceos como radiotelegrafista durante la Primera Guerra Mundial. Años posteriores de investigación, perfeccionamiento y desarrollo desembocaron en la construcción de un instrumento novedoso (hoy un tanto olvidado), el primero en su género en materia electrónica, que lleva el nombre de su autor y tuvo impulsiva difusión a partir de la década de 1930.
Ondas inextinguibles
Caracterizadas por melodías de corte si se quiere fantasmagórico, largamente evocativas, de acentuaciones subterráneas, casi despojadas de armónicos, las Ondas Martenot fueron incorporadas por la cinematografía (“Karakorem”, “Los Diez Mandamientos”, “Lawrence de Arabia”), y formaron parte también del universo compositivo de diversos autores, seducidos por su discurso infinito, monódico y su penetrante poder comunicativo: Delannoy, Marcel, Boulez, Milhaud se contaron entre ellos, así como también Varese, Jolivet, Honegger, Martinu y especialmente Messiaen (“Turangalila”, “Saint François d`Assise”, “Haïkaï”, “La Fête des Belles Eaux”).
Desarrollado por intermedio de un mecanismo que transforma la corriente por intermedio de electrodos que interactúan tímbrica y conectivamente, a través de un pequeño saco de piel de cordero lleno de un polvo de grafito negro y plomo, todo jalonado con interruptores, potenciadores, apagadores, un difusor y un generador, las Ondas Martenot constituyen un verdadero instrumento, de alma propia y cálida, que debe ser interpretado por su ejecutante. Esta es precisamente su gran diferencia con los sintetizadores y cintas electrónicas de laboratorio que vendrían después, de sesgo y registro naturalmente mecánicos, donde todo se reduce a mezclas y botones.
Cierta lentitud
Premiada en el Certamen de Cine de Rotterdam, en 2013, el Festival Internacional Encuentros de Música Contemporánea, que dirige Alicia Terzian y está ya en su cuadragésima sexta edición, ofreció el lunes, en el Auditorio de la Fundación Beethoven, “Les Chant des Ondes” en calidad de estreno continental.
Concebida y dirigida por la canadiense Caroline Martel (con el apoyo del Consejo de la Artes de su país), se trata de una película documental, de más de una hora y media de duración, dedicada por entero a Maurice Martenot y su creación. Debilitado por su constante lentitud y sus limitadísimas y reiteradas visiones expositivas, el filme pudo haberse reducido a la mitad, completando el resto con referencias históricas y artísticas más detalladas, de concreto interés, casi soslayadas en un mar de pequeñas anécdotas actuales.
Carlos Ernesto Ure