Tosca, en muy buena versión
Teatro Argentino de La Plata
Domingo 23 de Noviembre de 2014
Escribe: Graciela Morgenstern
"Tosca" de Giacomo Puccini
Opera en tres actos con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica
Floria Tosca: Amparo Navarro
Mario Cavaradossi: José Azócar
Barón Scarpia: Hernán Iturralde
Cesare Angelotti: Víctor Castells
Spolettsa: Santiago Burgi
Un sacristán: Fernamdo Santiago
Sciarrone: Fernando Alvar Núñez
Un carcelero: Oreste Chlopeki
Un pastor: Sonia Stelman
Orquesta y Coro Estable del Teatro Argentino
Director de Orquesta: Carlos Vieu
Dirección escénica: Valeria Ambrosio
Director de coro: Hernan Sánchez Arteaga
Directora del coro de niños: Mónica Dagorret
Diseño multimedial: Maximiliano Vecco
Luego de un lapso de seis años fuera de la cartelera del Teatro Argentino, fue repuesta la ópera Tosca, una de las expresiones más relevantes y populares dentro del repertorio operístico italiano. Además de líneas melódicas extraordinariamente bellas, la obra posee una gran sutileza expresiva en la que el compositor plasmó conflictos y reacciones humanas. El libreto está basado en el drama homónimo de Victoriano Sardou, que fue escrito para la inolvidable Sarah Bernhardt. La ópera posee las características del género verista y desde su estreno en Turín en 1900, ha gozado de amplias preferencias por parte del público.
Ya sea por el manejo de las voces, como por sus exigencias Interpretativas, Tosca es una obra de grandes divos, requiriendo a su vez la participación de un director de orquesta con buenas dotes comunicativas. Esto fue lo que brindó el Maestro Carlos Vieu desde el podio, dirigiendo a la Orquesta Estable. Músico detallista y laborioso, demostró tener un dominio cabal de la partitura pucciniana. Unos pequeños deslices en los ataques al comienzo de la obra, no impidieron que su minuciosa interpretación poseyera brillo y expresión, captando y transmitiendo la emotividad y dramatismo del texto.
En cuanto a los cantantes, la parte de Floria Tosca fue confiada a la soprano española Amparo Navarro. Su desempeño escénico fue correcto. Cantó con voz de timbre grato, con caudal suficiente, aunque con cierta tirantez en el pasaje a los agudos. Se desempeñó con notoria convicción y se destacó en su aria Vissi d’arte, que sonó impecable.
El tenor José Azócar compuso un Cavaradossi heroico y desafiante, desempeñándose con gran histrionismo. En el aspecto vocal, mostró vibrato excesivo en gran parte de su registro, pero su voz es de bello color y si bien no logró impactar con sus agudos en Vittoria, vittoria, sus dos arias Recóndita armonía y E lucevan le stelle fluyeron con seguridad, logrando convencer al público.
Por su parte, Hernán Iturralde resultó un verdadero triunfador. Ovacionado por sus virtudes vocales, usó todos los matices necesarios para adaptarlos a la fase escénica del personaje, dando a cada frase la intención justa, entremezclando sensualidad y deseo con crueldad. La gran entrega que puso en el rol resultó en un trabajo admirable, que fue aplaudido sin reservas por el público.
Entre los restantes componentes del elenco, se hizo notable la participación de Santiago Bürgi, que compuso a Spoletta con eficiente actuación vocal y escénica. También fueron valiosas las actuaciones de Fernando Álvar Núñez como Sciarrone, Fernando Santiago como el Sacristán, Víctor Castells (Angelotti), Oreste Chiopecki (carcelero) y Sonia Stelman (un pastor).
Tanto el Coro Estable del Teatro Argentino, dirigido por Hernán Sánchez Arteaga, como el Coro de Niños, bajo las órdenes de Mónica Dagorret, realizaron una muy buena labor en su corta intervención.
La expectativa que produjo esta nueva puesta en escena no fue poca, ya que la régie estuvo a cargo de la mismísima directora artística del Teatro Argentino, Valeria Ambrosio, quien, además, había declarado no haber visto nunca una ópera. Si bien con algunos errores, seguramente debido a su inexperiencia en el género, la puesta fue en términos generales, aceptable. Los escasos decorados corpóreos, diseñados por la escenógrafa Ana Repetto, el buen manejo en general de la iluminación, a cargo de Sandro Pujía y un vestuario adecuado, supervisado por Fabiana Yalet y Raúl Gatto, contribuyeron al buen efecto general. Resultó muy impactante el uso de pantallas LED que mostraban los escenarios en los que se desarrollaban los diferentes cuadros. El diseño y contenido multimedial estuvo a cargo de Maximiliano Vecco y resultó altamente efectista. Sin embargo, no debió haber recurrido a cambios durante la ejecución de las arias, ya que en estos momentos la atención se centra en los solistas y tal movimiento escénico resulta molesto e inadecuado. También, en el último acto, se perdió la esencia intimista, ya que Cavaradossi se ve obligado a comprar los favores del carcelero delante de una cantidad de gente que circula por la escena o Tosca le debe decir a Mario que se levante cuando sus ejecutores aún permanecen en escena, contrariando lo que dice el libreto. Seguramente, la la régisseur seguramente corregirá estos elementos a medida que vaya ganando experiencia en el género.
De todas maneras, esta nueva reposición de Tosca, sin duda, ha alcanzado el nivel de calidad artística deseado.