Madame Butterfly cierra la temporada del Colón
Versión despareja de un clásico pucciniano
Teatro Colón
Martes 25 de Noviembre de 2014
Escribe: Graciela Morgenstern
Madama Butterfly, de Giacomo Puccini
Libreto: Luigi Illica y Giuseppe Giacosa
Elenco: Liana Aleksanyan, James Valenti, Guadalupe Barrientos, Igor Golovatenko, Sergio Spina, Mario De Salvo, Fernando Grassi, Fernando Radó y otros
Coro Estable del Teatro Colón. Director: Miguel Martínez
Orquesta Estable del Teatro Colón
Director de Orquesta: Ira Levin
Iluminación, escenografía, vestuario y régie: Hugo De Ana.
No cabe duda de que Madama Butterfly es una de las óperas favoritas del público. Porque quién podría no conmoverse ante la fortaleza de la frágil Butterfly despidiéndose de su hijo, sabiendo que ha optado por el suicidio? La infidelidad del marino norteamericano con quien se había casado se le hace intolerable luego de haber renunciado a sus tradiciones y familia y de haber esperado su regreso durante tres años. Para Pinkerton, en cambio. la joven no es más que una excentricidad, la atracción por lo exótico. Pero la versión que se presentó en esta oportunidad, como cierre de la temporada Lírica 2014, fue despareja y arrancó aplausos y abucheos de la nutrida concurrencia.
La soprano armenia Liana Aleksanyan vino a reemplazar a la muy esperada Patricia Racette en el rol protagónico, tarea nada sencilla, ya que la obra le demanda estar en escena permanentemente durante más de dos horas. Desde el punto de vista musical mostró buen legato Pucciniano, pero su voz resultó de escaso caudal y graves inaudibles. Su gran aria "Un bel di vedremo" desilusionó y fue apenas aplaudida. El aspecto interpretativo también se mostró resentido, ya que debió hacer un gran esfuerzo para cantar por encima de la orquesta, objetivo que no siempre logró.
El tenor norteamericano James Valenti fue un Pinkerton de timbre agradable pero en algunos momentos, resultó calante, especialmente en su aria “Addio fiorito assil”. En el plano actoral, tuvo la physique du rol y mostró la falta de sentimientos del marino yankee, interesado solamente en su avidez por la aventura, su falta de respeto por una cultura diferente y su indiferencia al momento de herir los sentimientos de Cio Cio San.
Por otra parte, el barítono Igor Golovatenko como Sharpless, fue un cónsul bondadoso y comprensivo, con voz de timbre atractivo y rotundo. Otorgó prestancia al rol, cantando con impecable estilo y poderío vocal.
Gran mérito tuvo, también, la Suzuki de Guadalupe Barrientos, quien logró un nivel de excelencia desde todo punto de vista, por lo que recibió una gran ovación en el saludo final. Sergio Spina cumplió su labor como Goro de manera adecuada y el resto del elenco se desempeñó correctamente. También fue destacada la intervención del Coro Estable, bajo la dirección del maestro Miguel Martínez.
Ira Levin, al frente de la Orquesta Estable, realizó una lectura correcta pero rutinaria de la partitura. Con algunas desinteligencias entre foso y palco escénico, puede decirse que esta interpretación careció de significación dramática.
Ya en el aspecto visual, la régie de Hugo de Ana fue buena en términos generales. Tres cubos transparentes dominaban la escena, por la que desfilaban los diferentes personajes, mientras se proyectaban imágenes acordes a las situaciones por las que debía atravesar la protagonista. Y aunque hubo algunos detalles reñidos con el buen gusto, como por ejemplo, toda la escenificación innecesariamente profusa y exagerada durante el intermezzo o la participación de Suzuki en el suicidio de Butterfly, resultó en general, aceptable. La iluminación fue adecuada y el vestuario, vistoso.
Con algunos aciertos y otros que no lo fueron tanto, culminó la temporada Lírica del Teatro Colón, sin pena ni gloria.
Foto: Arnaldo Colombaroli
Foto: Arnaldo Colombaroli
Foto: Máximo Parpagnoli
Foto: Máximo Parpagnoli