Un año de actividad variada e irregular
BALANCE DE LA TEMPORADA LÍRICA 2014
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Fue decididamente una temporada irregular. Por empezar, el Colón con escasísimas siete funciones de abono escenificadas distribuyó inexplicablemente la conducción de cinco de esos títulos entre dos maestros tal vez muy económicos, que tanto están "para un fregado como para un barrido" (Ira Levin y Roberto Paternostro). Pero además de ello, produjo dos estrenos contemporáneos, "Calígula", de Detlev Glanert, que no se representa en ningún sitio, y "Réquiem", de Oscar Strasnoy, que seguramente no se volverán a ofrecer nunca más debido a su notoria falta de atractivo.
Altos y bajos
Ello no obstante, y en cuanto a la labor de las figuras internacionales, que pasaron por ese escenario, cabe destacar la actuación de Ambrogio Maestri, ilustre protagonista de "Falstaff" y los muy sólidos trabajos de Manuela Uhl, Iris Vermillion ("Elektra") y la mezzo Marina Comparato ("El Barbero de Sevilla"). Las puestas de esta ópera (Mauricio Wainrot) y las de "Falstaff" (Arturo Gama) y "Butterfly" (inexplicablemente, Hugo De Ana) fueron un "fiasco", al tiempo que la de Jorge Lavelli para "Idomeneo" desató fuertes controversias debido a sus extravagancias.
Para "Butterfly", y esto debe decirse, las autoridades de la sala de la calle Libertad contrataron inexplicablemente a dos protagonistas extranjeros a los que se oyó con dificultad, ampliamente superados por Mónica Ferracani y Enrique Folger, quienes actuaron con el elenco nacional. En versión de concierto, Barenboim acreditó dominio y pasión con fragmentos de "Tristán e Isolda" (con el excelente bajo René Pape, la consistente mediosoprano Ekaterina Gubanova y dos figuras de alto cartel un tanto declinantes: Peter Seiffert y Waltraud Meier), "La Vendedora de Fósforos" de Lachenmann, nos introdujo en un campo experimental que debe conocerse, y Joyce DiDonato, traída por el Mozarteum, brindó un recital de brillante categoría.
En el Argentino
El coliseo de La Plata prosiguió su actividad a los tropiezos. Con su dirección anterior, ofreció dos obras: un impecable "Holandés Errante", con muy positiva conducción de Federico Sardella y ponderable desempeño de Héctor Guedes, Ferracani y Folger, y una olvidable "Italiana en Argel". A partir de Mayo sobrevino un extenso paréntesis, hasta que en Septiembre los nuevos mandos del recinto, encabezados por una persona totalmente extraña al ámbito operístico (Valeria Ambrosio) presentaron una "Traviata" de marco visual innovador y surrealista, concebido por Willy Landin, con un tenor y un barítono desleídos y una protagonista de promisorio futuro: la soprano norteamericana Elizabeth Blancke-Biggs. "Tosca", puesta sin mayor conocimiento de la pieza por la propia Ambrosio, fue otra decepción.
Por su parte, el "Roma", de Avellaneda, perjudicado por problemas presupuestarios y la inseguridad reinante en la zona, no cumplió acción relevante alguna.
Actividad privada
En lo que hace a la actividad privada, lo primero que cabe señalar es que a raíz de una correcta "Carmen" organizada por el Ensamble Lírico Orquestal, quedó demostrado que es factible utilizar el Auditorio de Belgrano como sede para funciones de ópera completas.
Juventus Lyrica, en su décimo quinta "stagione" consecutiva continuó con su infatigable labor de promoción de la ópera y sus nuevos artistas y siempre con el liderazgo de Ana D'Anna y Antonio Russo ofreció en el Avenida correctas representaciones de "Rigoletto", "Los Cuentos de Hoffmann" y "Medea", de Luigi Cherubini. Por su lado, Buenos Aires Lírica, en su décimo aniversario, suscitó fuertes polémicas con las puestas de "Don Giovanni" (Marcelo Lombardero) y "Romeo y Julieta" (Mercedes Marmorek). En el mismo teatro, "Luisa Fernanda", con Ronaldo Rosa, Enrique Gibert, Laura Rizzo y María Luján Mirabelli, tuvo muchas funciones y mucho público.
En cuanto al movimiento lírico en el interior del país, por supuesto que frente a la pasividad generalizada del resto, sobresalió de manera ostensible el ciclo del teatro El Círculo, de Rosario, integrado por "Butterfly" (con Eiko Senda), y "Nabucco" (con Ferracani y Leonardo López Linares), al tiempo que Haydée Dabusti, quien ya había cantado "Don Carlos" en el Coliseo, de Buenos Aires, reapareció con el mismo título en el teatro Rivero Astengo, también de la metrópolis santafesina.
Carlos Ernesto Ure