Mardel Sinfónico: un espacio nuevo para la música
Escribe: Eduardo Balestena
Mardel Sinfónico es una asociación civil sin fines de lucro creada por músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal. Formada escasamente hace algo más de un año, no sólo ha organizado master clases con solistas que actuaron con la orquesta, sino también conciertos de música de cámara en escenarios nuevos para la actividad y la reedición del Concurso para jóvenes solistas Washington Castro (en homenaje a quien más hizo por la proyección de dicho concurso y por la actividad de la orquesta).
En oportunidad de llevarse a cabo el ensayo general del concierto de premiación pudimos dialogar extensamente con Julieta Blanco, flautista, solista de piccollo de la Orquesta Sinfónica Municipal, integrante de distintos grupos de cámara y de una destacada actuación musical.
“Cómo y cuándo surgió la idea de crear Mardel Sinfónico”
“Pensamos que en música dependemos, institucionalmente, de una serie de circunstancias, que existen limitaciones y que ante eso no se puede esperar que las soluciones nos vengan, que nos sean dadas. Pensamos que nosotros mismos debíamos generar cambios, nuevas circunstancias y surgió en la orquesta la idea de organizar una asociación civil, sin fines de lucro, darle una estructura y abrirla a la comunidad. Hicimos todos los trámites, tenemos una comisión directiva, una cuenta a donde recibimos donaciones y la idea es seguir abriéndonos a la comunidad.”
“Eso incluye llevar la música a otros ámbitos.”
“Como sucede con ´Música por la vida´, se trata de llevar la música por ejemplo a hospitales, centros de salud. Lo hicimos con el INAREPS y con el Hospital Interzonal Genral; la idea es hacerlo también en el Hospital Materno Infantil. Los resultados fueron muy gratificantes. Pensamos que es muy importante llevar la música a otros lugares, más allá de las salas donde tocamos, crear esa experiencia en vivo a lugares y a personas que quizás no hayan tenido otro acceso antes a la música. Es una experiencia hermosa y muy enriquecedora.”
“Los recursos son generados por la misma asociación o hay un apoyo institucional.”
“Hay un apoyo institucional, tenemos un subsidio de la Secretaría de Cultura, pero mientras tanto, las iniciativas han sido posibles con recursos propios: hay una pequeña cuota social y destinamos parte de los ingresos por las master clases que han dado los solistas para este fondo. Ello nos ha permitido organizar el Concurso para Jóvenes Solistas y llegar al día de hoy, el ensayo general y del concierto, habiendo podido entregarles a los ganadores su premio económico, y quedamos a cero con los recursos.”
“Las master clases han sido una experiencia importante.”
“Los solistas estuvieron muy contentos de poder dejar algo, además de venir a tocar. Es sentir que un concierto puede dejar enseñanzas, experiencias, formar. Significa capitalizar esa experiencia de los solistas en algo concreto, poder acceder a ella, a esos conocimientos, que dejen eso, una enseñanza.”
“Ha habido solistas de mucha experiencia, de hecho la primera fue la de Eduardo Vassallo, solista de cello de la Orquesta de Birmingham.”
“Y de otros, como el maestro Rolando Prusak, Marco Pierobon o Pablo Albornoz, el concertino suplente de la orquesta. En este caso, significa la posibilidad de tener una experiencia distinta de un miembro de la orquesta, verlo fuera de la actividad habitual, poder capitalizar esa experiencia. Sucede que las master clases dinamizan mucho el concierto del solista porque quienes las hicieron están el día del concierto, y eso es una forma de abrir a la orquesta a otro público, que esos alumnos puedan acceder no sólo al solista con quien tuvieron una actividad formadora sino también a la orquesta”.
“Han generado también una actividad de música de cámara en otros marcos, no habitualmente destinados al género.”
“Es que si somos músicos, tenemos que hacer cosas por amor a la música. Para nosotros es un desafío hacer música de cámara, nos enriquece musicalmente y decidimos hacerlo en espacios, como la Biblioteca Ratery, un lugar precioso para tocar, o Plataforma 12 o La Casa del Puente, y queremos seguir en esa idea de tocar en escenarios alternativos, pero con esas posibilidades. Pensamos continuar el año que viene trabajando más en esa dirección”.
“Las master clases son un espacio nuevo, y el concurso de jóvenes solistas son un espacio recuperado”.
“Quisimos volver a organizar el concurso que fue tan importante musicalmente para muchos solistas cuyas carreras surgieron en ese marco. También como una manera de atraer a los músicos, que llegado un nivel, emigran a buscar otras oportunidades. Pensamos que si en el futuro hay concursos para cubrir cargos en la orquesta, se pueda contar con músicos con un nivel que les permita concursar, despertar su interés por la orquesta, o lograr que la orquesta pueda contar con ellos. Es mucho lo que mueve un concurso, por empezar, permiten ver el nivel musical que hay en los jóvenes y nos ha pasado que varios concursantes han sido convocados a otras actividades musicales a partir del concurso…eso fue un efecto multiplicador: que este hecho se abrió a otros, a otras posibilidades, eso es una de las cosas más gratificantes que ha tenido el esfuerzo”.
“Sin embargo, no debe ser nada sencillo de organizar”
“No, fue un gran trabajo, formar el jurado, hacer todos los contactos. Fueron 19 concursantes, todos de muy buen nivel. En muchos casos fue la primera oportunidad que tuvieron de encontrar un ámbito donde presentarse, mostrar su trabajo; el nivel que han alcanzado es alto, y a nosotros todo esto nos ha permitido tomar contacto con ellos. El concurso estaba destinado a marplatenses o a quienes se hubieran formado en Mar del Plata. Para el caso de Luisina Rábago en violín (primer premio en la categoría de menores de 21 años y Andrés Fernández Subiela en contrabajo (segundo premio de la misma categoría), es la primera vez que actúan con una orquesta. Franco Gidoni (primer premio en la categoría de mayores de 21 años) ya había tocado el concierto con el que ganó como solista en Mendoza, donde está trabajando ahora. Formamos un jurado con músicos muy calificados. El segundo premio categoría mayores de 21 años fue compartido entre Natalia Álvarez y Hernán Torres, en saxofón y hubo una mención especial para Rodrigo Belga en saxofón en la misma categoría.
Hoy es muy gratificante ver como todo ese trabajo de ha convertido en algo concreto”
Todos quienes estamos en la sala hoy, en el ensayo y luego el concierto, lo estamos gracias al trabajo de todo el año de Mardel Sinfónico, en un momento en que vemos que ante un panorama difícil sin embargo se abre un espacio nuevo. Uno construido desde el amor y desde el esfuerzo. Quizás a ello se deba el clima de entusiasmo, de alegría, de coronación de un esfuerzo para los premiados y los organizadores y de descubrimiento para nosotros. Todo ello el fruto del largo esfuerzo de Mardel Sinfónico.
Eduardo Balestena
http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com