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En la apertura de la temporada lírica del Avenida


DIGNA REPRESENTACIÓN DE "ANDREA CHÉNIER"

 

Teatro Avenida

Viernes 10 de Abril de 2015

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 


"Andrea Chenier", ópera en cuatro actos, con libro de Luigi Illica, y música de Umberto Giordano.

Con Darío Sayegh, Sabrina Cirera, Juan Salvador Trupía, Milagros Seijó y Norberto Lara.

Coreografía de Igor Gopkalo

Iluminación y escenografía de Gonzalo Córdova,

Vestuario y "régie" de Ana D'Anna.

Coro y Orquesta de Juventus Lyrica (Antonio María Russo).

 

¡Vaya desafío el de Juventus Lyrica! En la inauguración de su decimosexta temporada de abono (un logro significativo, si se piensa que se trata de una compañía privada), apertura asimismo del año lírico del Avenida, la entidad porteña encaró el viernes nada menos que "Andrea Chénier", uno de los títulos formidables de todo el repertorio melodramático. Difícil para las voces, la magnífica ópera de Umberto Giordano ofrece asimismo complejidades de realización teatral y ejecución orquestal (empastes, articulación) de proporciones. Pero lo cierto es que pese a ello, la velada mantuvo siempre un nivel serio y digno, y lo que es más, trasmitió cabalmente las cargas emotivas y el profundo sentimiento que sólo pueden emanar -¡digámoslo!- de un compositor italiano.


Puesta lograda
Señalemos para empezar que sobre la base de una escenografía y una iluminación inteligentes y realistas, concebidas por Gonzalo Córdova, Ana D'Anna elaboró una puesta sumamente aceitada, perfectamente estudiada en sus múltiples detalles, siempre contextualmente coherentes. En cuanto al vestuario, también de su factura, debe afirmarse sin rodeos que pareció de lucida riqueza creativa, ceñido en su ajuste histórico y en sus diseños sumamente trabajados, diversos y múltiples.


En sus aspectos musicales, merece desde ya una mención especial el coro de Juventus Lyrica (particularmente el sector femenino) en función de su esmalte, convicción y afinación. En el podio, el prestigioso maestro Antonio María Russo plasmó por su lado una versión fluida y ajustada de la arrebatadora partitura de Giordano, impecable en tiempos, pausas y gradaciones (se destacaron por su esbeltez los bronces, y las violas, guiadas por Mario Fiocca).


Los cantantes
En cuanto a los solistas vocales, y sin perjuicio de la correcta labor de Norberto Lara (Incroyable) y Mercedes Seijó (Bersi), cabe apuntar que el de mayor relieve fue sin duda Juan Salvador Trupía (Gérard), barítono de buena potencia y aplomo, registro entero, parejo, bien manejado y bien timbrado (debe procurar mejorar y embellecer el legato).


La pareja central fue protagonizada por Sabrina Cirera (Maddalena) y Darío Sayegh (Chénier), cantantes relativamente jóvenes (esto es, no principiantes) y de interesante y fresco material. El tenor, un tanto engolado, tendría que homogeneizar su emisión y llevar su centro de impostación o resonancia más hacia el frente, mientras que la soprano, elemento de aceptable desempeño en las zonas medias pero con agudos destemplados, debe corregir esta deficiencia y ahondar más la interpretación dramática. Nada de ello despoja sin embargo de sus altas virtudes a la infatigable misión de promoción y difusión musical planteada como meta por la empresa que preside Horacio Jaunarena.


Carlos Ernesto Ure