“L’elisir D´amore" de Donizetti en el Teatro Colón
Teatro Colón
Función Extraordinaria (elenco Argentino)
Martes 12 de Mayo de 2015
Escribe: : Alejandro A. Domínguez Benavides
“L’elisir d’amore”,ópera en dos actos.
Libreto:Felice Romani .
Música: Gaetano Donizetti (1797-1848).
Dirección musical: Francesco Ivan Ciampa.
Dirección escénica: Sergio Renán
Escenografia: Emilio Basaldúa.
Vestuario: Gino Bogani.
Iluminación: Rubén Conde.
Cantantes: Adriana Kucerová, Iván Magrí, Giorgio Caoduro, Simón Orfila y Jacquelina Livieri
Orquesta Estable y Coro Estable (Miguel Martinez).
Nuestra Opinión. Buena
Después de trece años volvió al escenario del Teatro Colón de Buenos Aires L’elisir d’amore” de Donizetti en una puesta teatral de Sergio Renán muy eficaz ― en la dirección de actores remarcando con naturalidad las aristas cómicas de la ópera ―y en el uso moderado de los recursos cinematográficos, sin embargo nos plantea un interrogante haber ubicado la acción , aparentemente en los años cincuenta. La ingenuidad de Nemorino en la era atómica, en una región industrializada de Italia resulta poco creíble. Los cantantes se movieron con soltura en el espacio escénico que fue muy bien aprovechado por Emilio Basaldúa combinando colores donde predominaban el verde y naranja, escaleras y la casa de comercio con un gran cartel con el nombre de Adina. Así transcurré el primer acto. En el segundo ofrece cambios la fiesta de casamiento está planteada escenográficamente con los elementos de una fiesta de pueblo. Utiliza el escenario giratorio para los momentos previos al final de la ópera cuando Nemorino canta una furtiva lagrima en un ambiente bucólico, nocturno e iluminado por la tenue luz de la luna. En todo el espectáculo la iluminación a cargo de Rubén Conde fue manejada con corrección. Gino Bogani preparó un vestuario sobrio, la calidez de los colores pasteles formó un pendant simétrico con la escenografía. Si bien la armonización lograda entre la regie, el vestuario, la escenografía y la luz, la ópera tiene su pilar fundamental en las voces y sobre todo interpretar bien el bel canto caracterizado por enfocarse en la perfecta igualdad y uniformidad de la voz, el legato habilidoso, un registro superior claro, una estupenda agilidad y flexibilidad y un timbre dulce muy particular. Ninguna de estas características pudimos advertir en el tenor siciliano Iván Magrí―nada menos que interpretando el papel de Nemorino―, su registro de voz oscuro, con dificultades en los agudos sólo logró su mejor momento cuando canto al final del segundo acto una furtiva lagrima. Adriana Kucerová ―Adina―por el contrario con un buen caudal de voz, un timbre cristalino y cálido logró con depurado estilo logró concretar el ideal belcantista unido a sus notables dotes de actriz logró una de las mejores composiciones de la noche. Giorgio Caoduro como el pedante y creído sargento Belcore y Simón Orfila, Dulcamara― el patán embaucador ― cumplieron acabadamente sus papeles con gracia, dotes actorales y muy apropiados registros vocales y Jacquelina Livieri, una cantante en permanente ascenso prestó su cuerpo y su voz a la indiscreta Gianetta con gran desenvolvimiento escénico y una voz dúctil de amplio registro logro su mejor momento -en la escena IV- del segundo acto junto a las mezzosopranos del Coro Estable cuando anuncia que Nemorino es un rico heredero.
La dirección musical Francesco Ivan Ciampa precisa y segura supo acompañar con sutileza en los momentos apropiados de la partitura y logró que las voces sean las grandes protagonistas de la noche.