Nabucco en la Wienner Staatsoper
Un elenco brillante
Wienner Staatsoper
Vienna, Austria
Jueves 14 de Mayo de 2015
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Wiener Staatsoper / Michael Poehn
Nabucco. de Giuseppe Verdi
Libreto: Temistocle Solera
Elenco:
- Željko Lučić
- Maria Guleghina,
- Michele Pertusi
- Carlos Osuna
- Monika Bohinec
- Il Hong
- Jinxu Xiahou
- Simina Ivan
Orquesta de la Wienner Staatsoper
Coro de la Wienner Staatsoper
Director del Coro: Thomas Lang
Director de Orquesta: Jesús López Cobos
Régie: Günter Krämer
Escenografía: Manfred Boss y Petra Buchholz
Vestuario: Falk Bauer
Iluminación: Manfred Voss
Nabucco, la tercer ópera que Giuseppe Verdi compuso, fue estrenada con éxito en el Teatro Alla Scala, el 9 de marzo de 1842. Su nombre original era Nabucodonosor e inmediatamente, se la asoció con la situación política italiana, equiparando la opresión que sufría el pueblo hebreo bajo el dominio de los babilonios, con la de los milaneses bajo la dominación austríaca, en 1842. Así fue como se tomó el coro Va pensiero, sull’ali dorate como emblema, siendo todavía hoy, considerado por los italianos como un himno nacional.
La Wienner Staatsoper la repuso en una versión cuyo pilar fundamental residió en las bondades de su elenco, que brindó óptima calidad interpretativa y homogeneidad, comenzando con el coro, al que Verdi otorgó el mismo protagonismo que a los solistas, que brindó un alto rendimiento vocal. Bajo la dirección de Thomas Lang, cantó de manera precisa y con los matices justos en cada una de sus intervenciones.
Maria Guleghina causó alto impacto como Abigaille, con una voz acerada y suntuosa, de gran caudal y canto seguro. Sorteó las numerosas dificultades que la partitura le impone, con extraordinaria presencia escénica y dramatismo. Como era de esperar, fue ovacionada y no era para menos. Asumió el rol principal femenino, absolutamente demandante y que requiere un registro amplio, peso vocal y caudal sonoro, sin ningún esfuerzo, sin dejo alguno de fatiga y sonó espléndida en todo momento.
Željko Lučić en el papel protagónico, tuvo la difícil tarea de reemplazar a Plácido Domingo quien debió cancelar su presentación, por motivos de salud. Pero tampoco decepcionó. Con buena sonoridad y emisión, y buen legato verdiano, exhibió dotes actorales, así como también canto franco y estilo. Fue un Nabucco convincente.
De la misma manera, se lució Michele Pertusi como Zaccaria. Dio realce al personaje, tanto en el plano vocal como en el interpretativo y se constituyó en una de las mejores actuaciones de la noche. La mezzosoprano Monika Bohinec contribuyó también a la eficacia general del espectáculo, aportando su bello color vocal al rol de Fenena. El tenor Carlos Osuna sonó seguro como Ismaele. El elenco solista se completó con las muy buenas actuaciones de Simina Ivan (Anna), Jinxu Xiahou, como un viejo oficial, e Il Hong (Gran Sacerdote de Baal).
La producción escénica de Günter Krämer presentó un escenario despojado, en el que se había trazado un cuadrado, marcado con una alfombra y un caballito de madera, un espejo, algunos almohadones y otros pocos elementos de utilería. En ese espacio ocurrían las escenas más intimistas, mientras que en el resto, se desarrollaban las de conjunto. La puesta estaba trasladada a una época más actual y hacía referencia al holocausto, especialmente durante el famoso Va pensiero. El diseño de iluminación, fundamental en este tipo de propuestas escénicas, fue eficaz. El vestuario utilizó colores neutros, excepto para el traje azul de Abigaille, y estuvo en concordancia con la época en que se situó la acción. No se entiende por qué pero hubo algunas escenas bailadas durante la obertura: una distracción innecesaria.
La orquesta, bajo la batuta de Jesús López Cobos, estuvo bien ensamblada y realizó una interpretación precisa y dinámica, poniendo ritmo y nervio que es lo que caracteriza a Nabucco. Realmente, fue ésta una versión para disfrutar las excelentes interpretaciones y el gran genio verdiano. Las ovaciones al finalizar, así lo confirmaron.