Carmen en el Teatro Argentino
Buenas interpretaciones para disfrutar
Domingo 31 de Mayo de 2015
Teatro Argentino de La Plata
Escribe: Graciela Morgenstern
“Carmen”, de Georges Bizet
Libretto: Henri Meilhac y Ludovic Halévy
Elenco: Adriana Mastrangelo, Enrique Folger, Leonardo Estévez, María Bugallo, Victoria Gaeta, Rocío Albizu, Patricio Oliveira, Sebastián Sorarrain, Sebastián Angulegui, Walter Schwartz, Fernando Alvar Núñez, Juán Ignacio Suáres Christiansen
Orquesta y Coro Estables del Teatro Argentino
Coro de Niños
Directora del Coro de Niños: Mónica Dagorret
Director del Coro: Hernán Sáchez Arteaga
Director de Orquesta: Tulio Gagliardo
Dirección escénica: Valeria Ambrosio
Diseño coreográfico: Alejandro Ibarra
Escenografía: René Diviú
Vestuario: Valeria Ambrosio
Diseño de iluminación: Willy Landin
Sala: Teatro Argentino, La Plata
Con Carmen, uno de los pilares de la producción operística francesa, continuó la temporada del Teatro Argentino de La Plata. A pesar de que muchos identifican la obra con la música española, ésta es netamente de estilo francés, por el refinamiento y la sensualidad de su música.
Esta versión, que incluyó los diálogos originales que muchas veces se suprimen, se destacó por la muy buena conducción orquestal de Tulio Gagliardo que imprimió brillo y lirismo al mismo tiempo, en su concepción de la genial partitura, a la que los músicos respondieron con eficacia.
Adriana Mastrangelo se lució en el rol protagónico. Su inefable musicalidad, su canto seguro y voz pareja en toda la extensión de su registro, sonó cálida y bella. Evidentemente poseedora de la physique du role, actuó con desenvoltura, confiriendo la sensualidad y desenfado que la gitana requiere, dominó la escena y fue una Carmen de gran magnetismo. Obviamente, recibió fuertes aplausos al concluir la representación.
A su lado, Enrique Folger fue un Don José apasionado, con muy buenos recursos, excelente fraseo e infatigable. Resultó sólido en las notas de pasaje y con agudos brillantes, su interpretación del rol fue altamente emotiva, dejando expuesto el predicamento del personaje, con el cual dio la impresión de estar completamente compenetrado. Para él fue la ovación mayor al final de la función.
Leonardo Estévez aportó elegancia e hidalguía al torero Escamillo, aunque en la faz vocal, su rendimiento fue más desparejo. Las exigencias vocales del rol de Micaela superaron las posibilidades canoras de Maria Bugallo, en caudal y peso vocal. Sin embargo, puso empeño a su actuación y confirió el espíritu diáfano que el personaje requiere. En tanto, se lucieron Victoria Gaeta y Rocío Arbizu, como Mercedes y Frasquita, respectivamente, tanto por su canto como por su desenvolvimiento escénico. El resto del elenco cumplió con su cometido de manera satisfactoria.
El Coro de Niños, bajo las órdenes de Mónica Dagorret, aportó una intervención entusiasta, mientras que el Coro Estable del Teatro Argentino, dirigido por Hernán Sáchez Arteaga, realizó una labor de gran personalidad y vitalidad, captando el pulso y la energía de la obra.
En el aspecto visual, la producción escénica de Valeria Ambrosio, actual Directora Artística del Teatro Argentino, se caracterizó por la buena utilización del espacio y buen movimiento de solistas y masa coral. Sin embargo, resultó excesivo e innecesario el uso de escenas coreográficas, especialmente en aquéllas en que la atención debe estar centrada en los cantantes. De la misma manera, fue desacertada la marcación coreográfica en el último acto, que se pareció más a la entrada de un circo de acróbatas al pueblo que a un desfile de toreros. El vestuario, también de su autoría, fue muy variado en estilos y colores. La escenografía, diseñada por René Diviú, fue bella aunque implicó que la ópera se extendiera por poco menos de cuatro horas, debido a la cantidad de intervalos realizados. La iluminación, diseño de Willy Landin no fue la adecuada, por los cambios bruscos de luz brillante a penumbras, que dejó casi a oscuras algunas escenas importantes.
De todos modos y hechas estas salvedades, en general, la puesta resultó muy dinámica y teatral y permitió que el público se adentrara en el drama, lo que unido a las buenas interpretaciones musicales, hacen de esta Carmen una versión que vale la pena escuchar y disfrutar.