Destacada presentación del pianista ruso
Evgeny Kissin en el Colón
Teatro Colón
Martes 2 de Junio de 2015
Escribe: Andrés Hine
Fotografías: Prensa Teatro Colón / Arnaldo Colombaroli
Evgeni Kissin, piano
W. A. Mozart: Sonata para piano Nº 10 en do mayor, K. 330
L. van Beethoven: Sonata para piano Nº 23 en fa menor, Op. 57
J. Brahms: Tres Intermezzi, Op. 117
I. Albéniz:
- De la Suite española Nº 1, Op. 47: Granada y Cádiz
- De Cantos de España, Op. 181: Córdoba y Asturias
J. Larregla: ¡Viva Navarra!
En el marco del Abono Quinto Aniversario del Teatro Colón, se presentó el distinguido pianista ruso Evgeni Kissin. Esta actuación fue muy esperada pués recordamos que en 2012, estuvo a punto de tocar en nuestro teatro cuando desafortunadamente. se vió obligado a cancelar por razones familiares. Antes de esa fecha habia tocado con la Orquesta Filarmónica en 1996, hace ya 19 años.
La función comenzó con la Sonata No 10 en Do mayor, K330 de W.A. Mozart. Las tres sonatas K 330 a 332 , incorrectamente fechadas "Paris 1778", fueron en realidad compuestas, según estudios recientes, en Vienna o Salzburgo en 1783. Esto corresponde al período cuando el compositor se habia enmancipado de su padre y la corte de Salzburgo. El primer movimiento es de carácter alegre con un poco de tristeza expresado en la sección central del andante. El segundo movimiento, un andante cantabile íntimo con un delicado pasaje en contrapunto durante la seccion en la bemol, y el tercer movimiento, un alegre y robusto alegretto en forma de sonata. Kissin supo dotar de sentido a cada nota, respetuoso de las intenciones del compositor, con sonido diáfano y digitación clara.
Se escuchó a continuación la obra de más peso de la velada, la Sonata No 23 "Appassionata" de Ludwig van Beethoven. Obra de enorme dificultad técnica e interpretativa que hizo mucho por avanzar la forma de la sonata a nuevos rumbos sonoros y estilísticos. Beethoven mismo la consideraba su mejor sonata hasta que compuso la No. 29 "Hammerklavier" en 1819. Es una de las sonatas que esta caracterizada por la unidad organica de sus partes lo cuál, en cierta medida, facilita su comprensión por el público. Kissin supo transmitir al oyente el mensaje encerrado en la partitura desde el primer movimiento con su climax al final, el segundo movimiento expresivo y cálido y el finale con una furia casi obsesiva. Tomó un enfoque sentido y apasionado, con acordes precisos, buena articulación, pausas dramáticamente efectivas y distenciones de tiempos que permitieron que emerjan pasajes de gran sutileza. Con fraseo vehemente y definido, pulcro sonido y clara construcción, nos encontramos ante un Beethoven real, sin juegos ni artificios.
La segunda parte pareció como si nos estuviera dando un periodo de descanso, después de la intensidad de Beethoven, las obras de Brahms permitieron descubrir su faz romántica. Los tres intermezzi Op 117 fluyeron con un cromatismo intachable y poético. Las cuatro obras de Albeniz complementaron a las de Brahms mostrándonos su capacidad para cambiar de estilo pero al mismo tiempo, preservando su musicalidad. Redondeó la noche con un virtuosistico "Viva Navarra!", interpretado con todo el cuerpo y con toda el alma, como si se sintiese poseído por el entusiasmo que da nombre a la pieza.
Ante la insistencia y continuos aplausos del público, Kissin ofreció tres obras fuera de programa: La "Andaluza" el Sol mayor, no. 5 de las 12 Danzas Españolas Op 5 de Enrique Granados, La Polonesa "Heroica" en La bemol mayor Op 53 de Federico Chopin y finalmente, la Mazurka Op 68 No. 2 en La Menor, también de ese compositor polaco. Fué en efecto un mini-recital con una danza de introducción, la emocionante y difícil polonesa como parte central y finalmente una mazurka para retornar a la normalidad, si tal cosa fuera posible, después de semejante exhibición de virtuosismo.
Kissin es ni más ni menos que un eximio pianista y a la vez un interesante artista de gran jerarquia. Su personalidad musical es consistente y rica. Sus aptitudes como instrumentista puede resistir un análisis severo y se encuentra en plena madurez de su desarrollo.