José Cura al frente de Sinfónica en la Ballena Azul
Ballena Azul
Jueves 30 Julio de 2015
Escribe: Andrés Hine
Fotos: Servicio fotográfico de la Ballena Azul
Programa:
Bizet: Fragmentos de la ópera Carmen
Solistas:
- Guadalupe Barrientos (mezzosoprano)
- Enrique Folger (Tenor)
- Daniela Tabernig (Soprano)
- Fabián Velóz (Barítono)
- Laura Polverini (Soprano)
- Laura Dominguez (Soprano)
Dvorak: Sinfonía No 5 Op95 en Mi Menor "Del Nuevo Mundo"
Como muestra de ductilidad y una multiplicidad de habilidades, José Cura tomó esta vez la batuta y dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional, en el CCK, más conocido como “La Ballena Azul”. El programa estuvo integrado por fragmentos de la ópera Carmen, de Georges Bizet y la Sinfonía Nº 9 de Antonin Dvorak Del Nuevo Mundo.
Carmen
La primera parte constó de escenas de la ópera, uno de los pilares del repertorio francés. Cura las intercaló con explicaciones distendidas pero de corte muy didáctico sobre el argumento de la obra, lo que hizo que los miembros del público que no eran tan experimentados en el ámbito operístico pudieran comprender y así apreciar lo que sucedía en el escenario.
El elenco estuvo integrado por cantantes de primer nivel en el ámbito nacional. Guadalupe Barrientos en el rol protagónico, dio sensualidad a su canto, a través de un despliegue de matices, la cualidad suntuosa de su voz, rica en expresividad, y una técnica inquebrantable. Enrique Folger cantó el rol de Don José con pasión, buen fraseo y agudos brillantes. Daniela Tabernig estuvo a la altura de las exigencias del papel de Micaela, cantando con inefable musicalidad y voz cristalina de bello color. Las virtudes vocales de Fabián Veloz ya son conocidas en nuestro medio. Con sonidos robustos, firmes y buen legato , realizó una óptima actuación como el torero Escamillo y logró fuertes aplausos en su aria “Votre toast”, que remató dando a la nota final longitud inusual. En tanto, también se lucieron Laura Polverini y Laura Domínguez, como Mercedes y Frasquita, respectivamente. Todos recibieron merecidas ovaciones, al igual que José Cura en el podio quien dirigió con tiempos precisos y nervio, imprimiendo brillo a la partitura, aunque pudo haber otorgado más lirismo a algunos fragmentos.
Desafortunadamente el programa tuvo que interrumpirse por unos 20 minutos debido a problemas de iluminación que afectaron al escenario y la orquesta, impidiendo que la orquesta pueda leer claramente sus partituras. El maestro Cura llenó el tiempo con explicaciones sobre el argumento de la opera y luego se ofreció la Seguidilla en la penumbra tras lo cuál abandono el escenario para investigar cuál era la situación. Finalmente los técnicos pudieron reestablecer en parte la iluminación usando un juego de luces normalmente dedicados a otra función.
Dvorak
La sinfonía No. 9 en Mi minor, "Del Nuevo Mundo," fué compuesta por Antonín Dvořák en 1893 mientras era el director del Conservatorio Nacional de Música de America entre 1892 y 1895. Es fácilmente su sinfonía mas popular, y una de las obrás más populares del género. El compositor era un admirador de la música nativa Afro-Americana y en sus propias palabras afirmó que para esta sinfonía había escrito temas originales que incluian las peculiaridades de la música del país, y los había desarrollado incorporando los recursos rítmicos modernos. La abundancia de escalas pentatónicas y ritmos sincopados y escalas pentatónicas. Formalmente, la obra cae sólidamente dentro de las tradicines Europeas, con un comienzo en forma de sonata, un largo meditativo, un scherzo bucólico que incorpora trios y un final vigoroso y triunfal.
Corregidos los inconvenientes de la iluminación el maestro Cura realizó un buén trabajo, superando algunos aspectos de los variados problemas de la acústica del salón, a la cuál se habia sumado, debido a un aumento de temperatura en la sala, el molesto sistema de aire acondicionado. Hubo una notable mejora en la sonoridad por parte de la orquesta que repondió de manera correcta, especialmente en la regulación del volumen por parte de los vientos, que en la primera parte del concierto habían resultado algo estridentes. Esto llevo a una distribución mas pareja del sonido, especialmente para los violines y violas, en una obra donde los vientos tienen una actuación destacada en varios pasajes. Los prolongados aplausos del público resultaron en la repetición del final de la obra.
Debe destacarse el desempeño ejemplar del maestro Cura bajo las dificíles condiciones en que se encontraba. Supo mantener la calma y humor del público, y de los artistas, hasta el punto que no se dejo escuchar un solo abucheo a pesar de las interrupciones sufridas. Que habrá pasado luego en camarines sería otra historia.....