Con la West East Divan para el Mozarteum
Boulez y Mozart por Barenboim
Teatro Colón
Lunes 3 de Agosto de 2015
Escribe: Andrés Hine
Programa:
P. Boulez
- Derivé 2 para 11 instrumentos
W.A. Mozart
- Concierto para oboe y orquesta en Do mayor K.314
- Serenata No13 para cuerdas en Sol mayor K525
West Eastern Divan Orchestra - Daniel Barenboim
Solista: Cristina Gómez Godoy (oboe)
Siguiendo su ya establecida tradición de brindar conciertos de gran jerarquía, el Mozarteum Argentino presentó a miembros de la West Eastern Divan Orchestra en un programa interesante aunque dispar, viajando en el tiempo desde lo moderno de Pierre Boulez para luego saltar más de doscientos años hacia atrás al genio de Mozart.
La Derivé 2 para 11 instrumentos fue escrita en 1988, revisada en 2002 y expandida en 2006 con la adición de unos 20 minutos más, dando así una duración total de unos 50 minutos. Para entenderla hay que desechar las concepciones clásicas que se puedan tener de harmonía y contrapunto, y verlo como una serie de agrupaciones de sonidos, la mayoría disonantes, con distintos ritmos superpuestos. Es casi imposible entender qué está pasando sin la partitura delante. De por sí el maestro Barenboim dirigió siguiendo la versión impresa, cosa que, con su formidable memoria, casi nunca hace. Esto nos da una pauta de las complejidades combinatorias de instrumentos, sonidos y ritmos que esta obra ofrece. Resulta imposible decir si hubieron errores de ejecución, momentos desafinados, entradas tardías, falta de matices y todas las demás características que se buscan en una obra tradicional, pero debemos asumir que en las manos del eximio director fue una fiel representación de lo que Pierre Boulez quiso comunicar.
La segunda parte, dedicada a Wolfgang Amadeus Mozart, casi no podía ser más contrastante desde el punto de vista estilístico. Se comenzó con el Concierto para Oboe en Do Mayor, obra que data de 1777 cuando el compositor tenía 21 años. Al año siguiente Mozart lo trabajó creando el concierto para flauta en Re Mayor. La solista en oboe en esta ocasión fué la joven española Cristina Gómez Godoy que demostró un virtuosismo asombroso y dominio total de su instrumento, aportando gran expresividad y sutileza de sonido. La orquesta acompañó de forma correcta y equilibrada. Como recompensa por los cálidos elogios del público, el bis consistió en una romanza para oboe y piano de la Op 94 de Robert Schumann. Para esto se acomodó sobre el escenario un piano, con el cuál el propio Barenboim hizo de acompañante.
La obra final fue la Serenata No 13 para cuerdas en Sol Mayor K. 525, obra muy conocida en todo el mundo musical. Esto justamente lo convierte en una pieza que requiere cuidado al interpretarse pues cualquier error o falla no pasará desapercibido. Los miembros de la orquesta brindaron una buena versión durante la cual el maestro redujo su intervención como director hasta casi un punto de inacción, como para demostrar que su orquesta está tan bien preparada que apenas lo necesita.
De esta forma Barenboim volvió a demostrar por qué es una de las grandes batutas de la historia de la música. De la joven orquesta puede extraer dinámicas repletas de matices, una sonoridad camarística y la cristalina línea de exposición que destacan sus interpretaciones.