Verdi en el Teatro Avenida
Il Trovatore, en blanco y negro
Teatro Avenida
Viernes 21 de agosto de 2015
Escribe: Graciela Morgenstern
“Il trovatore”, ópera en cuatro actos.
Libreto:Salvatore Cammarano
Musica:Giuseppe Verdi.
Director musical: Ronaldo Rosa De Scalzo
Director coral: :Armando Garrido.
Director escénico: Boris.
Escenografia: Guerrero y Cichiro
Vestuario: Maria Vucetich
Cantantes: Haydeé Dabusti, Annabella Carnevali, Reinaldo Samaniego, Enrique Gibert Mella y Cristian De Marco,entre otros.
Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda y Orquesta .
Con un elenco de cantantes reconocidos dentro del ámbito nacional y dirección escénica de Boris, se repuso Il Trovatore, en el Teatro Avenida. No cabe duda que ha sido un gran esfuerzo concretar esta reposición pero todos abordaron la tarea con evidente empeño.
En el transcurso de dos años, Verdi compuso las tres obras que lo afirmaron entre los compositores más reconocidos y admirados de su tiempo. Il Trovatore siguió a Rigoletto y fue estrenada un mes y medio antes que La Traviata.
De las óperas más populares de Verdi, Il Trovatore es la menos sustentable desde el punto de vista del hilo argumental. Dada la inconsistencia de su libreto, es la música lo que sostiene esta ópera. Por lo tanto, la melodía es factor excluyente y requiere de grandes voces.
La función contó con un elenco que en términos generales, realizó una buena labor. El rol de Manrico, el trovador, fue encarado por Reinaldo Samaniego, quien cuenta con voz de bello color, buena técnica y emisión pareja, aunque el caudal sonoro es limitado. Subrayó la sutileza de fragmentos como “Ah si ben mio” y cantó con entrega.
Haydée Dabusti compuso una buena Leonora, con legato refinado, al igual que los filatti, especialmente en “D’amor sull’ali rose”. Con habilidad interpretativa, hizo que el personaje resultara convincente.
Lo mismo sucedió con la actuación del barítono Enrique Gibert Mella, quien encarnó un Conde de Luna de fuerte personalidad, voz potente y generosa que adaptó a la línea de canto y fraseo que Verdi exige, especialmente en su aria “Il balen del suo sorriso”.
El personaje central de la obra, la gitana Azucena, fue encomendado a Anabella Carnevali, que impactó con su redondez y caudal sonoro, cautivante color vocal en toda la extensión de su registro y compromiso emocional. Mostró temperamento y su actuación fue vibrante, con agudos libres y fáciles y graves poderosos. En todo momento, mantuvo canto seguro, preciso en el ritmo y libre de afectaciones. Su relato “Condotta …” fue ovacionado.
También fue muy aplaudido Cristian De Marco como Ferrando, quien realizó un trabajo de indudable mérito y dio realce al personaje. Los roles comprimarios estuvieron discretamente cubiertos por Cristina Wasylyk, Pablo Selci, Angel Cerricchio y Guido Evangelista.
En tanto, el Coro del Instituto Municipal de Música de Avellaneda , dirigido por Armando Angel Garrido, brindó una actuación efectiva, aunque con algunos desajustes en las entradas, situación ésta que , seguramente se afianzará en las funciones siguientes.
La Orquesta “Il Trovatore” , bajo la batuta del Maestro Ronaldo Rosa, realizó una lectura discreta de la partitura, con algunos desencuentros entre foso y escenario.
La dirección escénica de Boris fue efectiva. La puesta fue realizada en blanco y negro, como si fuera un largometraje y sólo se destacaba el rojo intenso del fuego de la pira. La acción transcurrió en una “caja negra”, en la que diversos elementos situaban la escena. La escenografía correspondió a Diego Guerrero y Hugo Cichiro y la iluminación a Ernesto Bachara. El vestuario de María Vucetich fue de dudoso gusto. Pero la propuesta resultó interesante.
El público, entusiasta, colmó la sala, manteniendo su adhesión a la obra verdiana. Quedó así demostrado que su popularidad sigue inamovible y resiste el paso del tiempo, por encima de todo lo que pueda decirse de sus limitaciones y carencias.