Bach por el clavecinista Matías Targhetta
EL EXQUISITO ARTE DE LA VARIACIÓN
Auditorio Ameghino, Sociedad Científica Argentina
Jueves 29 de octubre de 2015
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Bach: Variaciones Goldberg, BWV 988.
Matías Targhetta, clave.
Compuestas para entretener las noches de insomnio del embajador de Rusia en la corte de Dresden, era el clavecinista Johann Goldberg quien ejecutaba desde una habitación contigua a la cámara del conde de Kayserling las Variaciones que finalmente se asociaron con su nombre. Bach las compuso en 1741 por pedido expreso de este noble, que lo protegía, y el resultado fue una colección absolutamente única por su asombroso ingenio creativo, su melodiosa dulzura, sus magnas dimensiones.
Cánones y fugas
Piénsese que a lo largo de casi una hora y media, y sin pausas, la obra se desarrolla siempre dentro de un marco severo de formas pre-establecidas, con sus entrecruzamientos canónicos ascendentes y descendentes, trozos fugados, infinitas y complejas escalas, densos contrapuntos. Su ejecución supone por ello un verdadero "tour de force" para el intérprete, obligado a realizar un agotador esfuerzo de concentración intelectual, ello aparte de su entrega en el plano artístico. Ese empeño derrama también sobre el auditorio, ya que las 30 Variaciones Goldberg, sin duda exquisitas, exhiben asimismo un trasfondo abstruso debido a su extensión, su orgánico y su matriz monotemática.
Wanda Landowska les dio importante difusión en el siglo pasado, en su versión original para clave (1933), y Glenn Gould conmocionó algo más tarde al mundo de la música con su estelar traducción para piano (1955). Ahora, Matías Targhetta, utilizando el instrumento que perteneció a Mario Videla, plasmó el jueves en el Auditorio Ameghino de la Sociedad Científica Argentina una edición de esta gran creación digna de elogio por donde se la mire.
Virtuosismo, reflexión
En efecto; a una línea discursiva singularmente armoniosa, el joven tecladista argentino unió un fraseo reflexivo, pulsación clara, acentos y acordes de suave delicadeza. Fruto de un serio y dilatado estudio, su exposición se caracterizó por la transparencia conceptual, la carga sabiamente equilibrada de ambos brazos, la perfección de sus modelos dinámicos. "Staccati", tresillos, mordentes, variaciones tremolantes, fragmentos velocísimos, todo fue abordado por Targhetta con condiciones virtuosísticas, tensión sostenida, rítmica fluida.
Es cierto que el piano ofrece armónicos y una paleta colorística de mayor espectro que el clave, aun cuando como en este caso, se usó el de doble teclado. Pero las cuerdas pulsadas del segundo registro y las notas de dorado esmalte del registro superior, se oyeron por cierto, en esta segunda sesión del ciclo "Primavera Bach-Telemann", con una sonoridad de rigor sumamente agradable.
Calificación: muy bueno
Carlos Ernesto Ure