“Otello” en el Sodre de Montevideo
Auditorio Nacional del Sodre
Montevideo
Sabado 15 de Noviembre de 2015
escribe: Néstor Echevarría
“Otello”, ópera en cuatro actos, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Arrigo Boito.
Director musical Pedro Pablo Prudencio .
Director escénico; Pablo Maritano.
Escenografia:Enrique Bordolini
Vestuario:Sofia Di Nunzio.
Cantantes: Carlos Ventre/Enrique Folger, Maureen Marambio/Sandra Silvera, Rodolfo Giuliani/Licio Ramos, entre otros
Coro del Sodre(Esteban Louise) y Orquesta Sinfónica.
Lograr dos elencos parejos, donde la unidad conceptual y la calidad de las voces solistas se unificaron, ha sido un valor agregado de la lograda producción del “Otello” de Verdi, en el Auditorio Nacional del Sodre Adela Reta, que he podido presenciar en mi viaje a Montevideo, cruzando el estuario, con el propósito de evaluar y cubrir un espectáculo que naturalmente ha gravitado con mucha expectativa en la labor lírica sudamericana.
En primer lugar porque la producción originaria del Teatro Municipal de Santiago de Chile, del año pasado, que mereció una distinción en la capital trasandina, y que luego pasaría por el Argentino de La Plata ( en cuyo caso me ocupé de la critica respectiva) recaló finalmente en el Sodre de Montevideo, mostrando y certificando el auténtico acierto de este enfoque deL “régisseur” Pablo Maritano en la dirección escénica, con Enrique Bordolini en la escenografia y Sofia di Nunzio en el vestuario.
Una propuesta interesante y simbólica que plantea la forma simplificada del teatro isabelino, mimetizándola con una suerte de de evocación del gran William Shakespeare, en cuyo drama se inspiró Giuseppe Verdi con el aporte de Arrigo Boito -en admirable simbiosis- para producir su penúltima opera, en La Scala de Milàn , en 1887.
Ahora bien, la dirección orquestal del joven maestro chileno Pedro Pablo Prudencio al frente de la Orquesta Sinfónica del Sodre fue ajustada, prolija y muy competente con la bella partitura y el nivel de interacción entre la orquestra , el Coro del Sodre ( bien preparado por el maestro uruguayo Esteban Louise.) y los solistas .
El tema de los cantantes protagonistas fue también determinante en las funcones que comento .Un tema además, que suele proporcionar algún (o algunos) sustos en cualquier teatro lírico de importancia Y para el caso, una laringitis afectó durante la preparación de la òpera al distinguido tenor uruguayo Carlos Ventre, nacido en Montevideo hace cuarenta y seis años años, lo cual reservó su presencia en escena para las ultimas funciones.
Diría que la ultima función, que presencié, mostró al cantante montevideano en todo su nivel, denotando su filiación itálica con nobleza y entereza, un “Otello” manejado con seguro material sonoro, de rico timbre y expresividad de fraseo, haciendo entonces una reaparición montevideana verdaderamente esperada.
No menos efectivo estuvo el tenor argentino Enrique Folger desde el comienzo (le tocó el estreno), integrando también el segundo reparto con un crecimiento ponderable de sus medios, solidez emisiva y caracterización convincente.
También cabe hacer referencia, entre medio de esta situación, a la venida de emergencia con su siempre efectiva labor, del tenor chileno José Azócar, que lo personificara en La Plata (del cual comenté su actuación en su momento), que cubrió una función viniendo desde Santiago en el día, ya que estaba participando de las funciones de Cav&Pag en el Municipal, cubriendo asi las emergencias producidas por el tema comentado.
Las dos Desdémonas transitaron con buenos resultados Desde la chilena (viñamarina de origen) Maureen Marambio, que acreditó un material de soprano “lirico-spinto” de importante volumen y proyección y trazó una personificación valiosa en el tercer acto, y la uruguaya Sandra Silvera, sensible,en su condición de soprano lírica, que cosechó méritos en la “Canción del sauce” y el “Ave María”.
En tanto los dos barítonos convocados, brasileños ambos, protagonistas del malvado y siniestro Yago, acreditaron valores interpretativos parejos como cantantes y actores, con voces solventes y personificaciones de mérito, exhibiendo innegable oficio, Son ellos Rodolfo Giuliani, natural de San Pablo, y Lucio Ramos, de Río de Janeiro.
Para completar aún mas este reparto de pluralista perfil sudamericano en cuanto a los intervinientes en la ópera, cabe destacar la actuación de la mezzosoprano peruana Bettina Victorero ( eficiente Emilia) los uruguayos Gerardo Marandino ( acertado y valeroso Cassio),y el bajo Marcelo Otegui (un lucido Ludovico), entre otros.
En suma, una versión de “Otello” digna de ser ponderada por la unidad de criterio entre lo musical y lo escénico, como producción, como mensaje omnipresente de una obra maestra de la lírica y como un aporte que prestigia la labor del Sodre institucionalmente. El público adhirió con su presencia y entusiasmo a todo cuanto refiero en esta recensión.