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Una ensalada escénica en el Colón


“DIDO Y ENEAS”, DE PURCELL

 

Teatro Colón

Martes 7 Junio de 2016

 

Escribe: Carlos Ernesto Ures (La Prensa)

 


“Dido y Eneas”, opus 3, ópera trágica en tres actos, con libro de Nahum Tate y música de Henry Purcell.

Canto: Aurore Ugolin, Reuben Willcox, Deborah York, Céline Ricci y Fabrice Mantegna

Danza: Yael Schnell, Michal Mualemn, Virgis Puodziunas, Sasa Queliz, Maria Marta Colussi y Juan Kruz Díaz

Iluminación: Thilo Reuter

Escenografía: Thomas Schenk

Vestuario: Christine Birkle

Coreografía y producción: Sasha Waltz.

Coro Vocalconsort y Orquesta Akademie für alte Musik Berlin (Christopher Moulds).

 


No pareció lograda la propuesta de reestructurar una ópera (sí, una ópera) del más inspirado barroco temprano, para convertirla en una pieza de ballet contemporáneo con acompañamiento vocal e instrumental. En la línea de Mary Wigman y Pina Bausch y ex codirectora de la Schaubühne, de Berlín, Sasha Waltz reprodujo el martes en el Colón una edición de “Dido y Eneas”, de Henry Purcell (1689), que recorrió ya algunos escenarios europeos, pero su trabajo (2005) no consiguió en definitiva plasmar acabadamente ni lo uno ni lo otro.


Una mescolanza
Verdadero “pasticcio” visual, dramáticamente deshilvanado, con vestuario estrafalario y escenografía, con excepción del prólogo, gris y descarnada, el espectáculo de la coreógrafa germana no alcanza a emerger de una zona ambigua, si se quiere indefinible. Es cierto que hubo destellos inocultables de ingenio y creatividad. Mas en el balance global, esta puesta con columpios, cuerpos que se arrastran, bailarines que nadan, un pescado y figuraciones danzadas de decorativa plasticidad, simplemente destinadas a llenar momentos y largos silencios, sólo reveló una intención innovadora, que termina por naufragar en su propia mixtura conceptual.


Encabezada por Yael Schnell y Michael Mualem, una “troupe” de impecables y dóciles bailarines-actores compartió funciones con los cantantes, también obligados a la adopción de poses gestuales acordes al resto. Digamos en esta dirección que Fabrice Mantegna (Hechicera) y Céline Ricci (Segunda Mujer) se manejaron con discreción; la soprano inglesa Deborah York (Belinda), una especialista en el género, mostró registro correcto, más apropiado tal vez para un repertorio casi camarístico, y el barítono Reuben Willcox (Eneas), en sus escasas intervenciones, acreditó maleabilidad escénica y metal entero y agradable. Dentro de este espectro, la mezzo Aurore Ugolin (Dido) fue sin duda la artista más destacada, debido a la belleza, homogeneidad y modelado de su color y su timbre (en su célebre chacona-lamento final, “When I am laid in earth”, con el tetracorde frigio, desplegó una línea estética de primera categoría).


Tedio musical
Desvanecida, extraviada en gran parte la partitura original con el correr de los siglos, el Colón ofreció “Dido y Eneas” en la versión de Atilio Cremonesi, mutilada, arreglada, acortada y pegada, justo “a piacere” de Sasha Waltz.
Fundado en 2003, el coro Vocalconsort Berlín, sometido a variadas fantasías en el tinglado y fuera de él, acreditó ductilidad y armoniosas resonancias. El problema estuvo en cambio en el foso. Porque el británico Christopher Moulds, adherido a la escuela historicista, plasmó una traducción verdaderamente soporífera de la preciosa partitura de quien ha sido llamado “el padre de la ópera inglesa”. La orquesta Akademie für alte Musik, también de la capital alemana, tocó con instrumentos de época o sus réplicas. Pero lo peor no fue esto, sino la utilización de una afinación anterior a la temperada, lo que generó a lo largo de algo más de noventa minutos ininterrumpidos una sonoridad opacamente densa, despojada del mínimo cromatismo armónico. Si se piensa que esta agrupación camarística no incluye ni maderas ni bronces, bien puede suponerse que los reiterados acordes y arpegios gruesos de laúdes y guitarras barrocas, cello, viola da gamba, violones y clave se convirtieran en algo tolerable solamente con buen esfuerzo.


Calificación: discreto

 

Carlos Ernesto Ure