La Orquesta Sinfónica Municipal en un programa de música latinoamericana
Teatro Municipal Colón
Mar del Plata
Sábado 27 de Agosto de 2016
Escribe: Eduardo Balestena
Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
Dirigida por el maestro Diego Lurbe
Solista: Natanael Ferreira, viola
La Orquesta Sinfónica Municipal llevo a cabo, con la conducción de su titular, el maestro Diego Lurbe, su primer concierto luego del receso invernal. Contó en esta oportunidad con la actuación solista de Natanael Ferreira en viola, en un programa íntegramente dedicado a música argentina y de otros países de latinoamérica.
Las Escenas Pampeanas, de Teodoro Castro fue la primera de las obras del programa. Concebida en dos movimientos, que plasman escenas diferentes, presenta un contraste en cada uno de ellos: el primero de naturaleza impresionista y el segundo con un marcado elemento rítmico y percusivo.
El Nocturno, del compositor peruano Roberto Carpio fue la siguiente obra. De gran belleza melódica y carácter contemplativo, las frases amplias y descendentes en la cuerda son sucedidas por intervenciones de las maderas en un desarrollo tan simple como rico: cornos, las secciones graves de la cuerda y el bellísimo tema del oboe.
La transcripción para viola y orquesta de cuerdas de Le Grand Tango, de Astor Piazzolla cerró la primera parte.
Se trata de una obra de atractivos tan grandes como sus requerimientos técnicos: pasajes muy rápidos, cambios de acentuación; lugares donde el instrumentos solista y la orquesta van virtualmente cruzados, sin una melodía simple que sirva de guía, con esos rallentandos en pasajes descendentes y ligados, tan propios de Piazzolla, sucedidos al segundo por otros pasajes enérgicos. Ya ese arranque, que en esta versión fue rápido y tajante, da una idea de esos requerimientos.
Natanael Ferreira comenzó sus estudios en Brasil y participó allí de varias ediciones del Festival Campos do Jordao, habiendo obtenido un premio que le permitió proseguir sus estudios en Suiza, llevando –pese a su juventud- una actuación destacada en Europa.
Con un dominio técnico evidente del instrumento, poco habitual como solista pese a la belleza del timbre, una seguridad absoluta y un sonido de gran belleza entregó, junto a la orquesta, una excelente versión de esta obra referencial de Piazzolla.
La segunda parte de inició con Zamba, Gato y Malambo, de Carlos Guastavino. De una gran variedad rítmica y riqueza sonora, con textura cerrada, es de una gran belleza.
Marinera y tendero, del compositor peruano Ernesto López Mindreau le siguió. Con su comienzo en percusión y el desarrollo ulterior en la cuerda, con una intensa rítmica percusiva.
El programa prosiguió con Margariteña, del compositor venezolano Inocente Carreño, que comienza con un sugestivo pasaje descendente de la trompa solista en una escala folklórica, que sirve de estructura para una paleta sinfónica variada, de gran color.
Como final del concierto fue interpretado el Gato Correntino, de Constantino Gaito, con arreglos y orquestación de Washington Castro, obra de gran atractivo sonoro, color e intensidad rítmica.
Se trató de obras de gran colorido orquestal y atractivo sonoro así como de demandas en la interpretación: precisión, claridad en los matices, homogeneidad en una dinámica siempre cambiante, en un trabajo serio y lucido de la orquesta y de su conductor, que dirigió de memoria toda la segunda parte.
Un programa indicativo de la enorme riqueza de las obras latinoamericanas que merecen una presencia mayor en las salas de concierto.
Destacaron, entre otros solistas, Mario Romano (clarinete); Marcos Tallarita (corno); Pedro Escanes (trombón); Gerardo Gautín (fagot); Aía Delfino (arpa); la línea de metales y las maderas.
Eduardo Balestena
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