El espíritu de Verdi se hizo presente en el Auditorio de Belgrano
Brillante versión de “Rigoletto” por el Ensamble Lírico Orquestal
Auditorio de Belgrano
Domingo 11 de septiembre
Escribe: Graciela Morgenstern
Rigoletto, de Giuseppe Verdi
Libreto: Francesco MariaPiave
Elenco:Enrique Gibert Mella, Fermín Prieto, Cecilia Layseca, Claudio Rotella, Virginia Scavino, Sebastián Angulegui, Vanina De Bonis, Alfredo González Reig,GastónEfficace, Eduardo Chillari, Angie Maya, Robert Wohmann y Denise Pertusi
Coral Ensamble Lírico.
Director: Gustavo Codina
Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal.
Dirección Musical: Dante Ranieri
Escenografía: Victoria Chacón y Gabriela Mayoni
Iluminación:Gonzalo Berdes
Vestuario:Paula Guidi Mantarás y Miguel Alejandro Flores
Dirección Escénica: Luis Gaeta
Próxima función: Domingo 18 de septiembre, a las 18 hs, Auditorio de Belgrano
Rigoletto cree que es el destino bajo la forma de la maldición de Monterone lo que causa su destrucción. Pero en realidad no es así. Es el medio en el que él se mueve, plagado de gente cruel y caprichosa, entre los que él mismo está incluído. La corrupción, la discriminación por diferencias físicas, el crimen aplicado sobre los más desposeídos y la impunidad de los poderosos. Esta historia no podría tener más vigencia.
Esta brillante versión que presentó el Ensamble Lírico Orquestal, en lo que quizá sea uno de los mejores espectáculos en teatros no oficiales de esta temporada, tuvo a Enrique Gibert Mella como protagonista. Aportó buen estado vocal y autoridad escénica y en especial, dio una muy buena interpretación de “Pari siamo” y fue ovacionado después de “Cortiggiani, vil razza”, aria que cantó con vehemencia e intensificó la furia en la amenaza de venganza. Hizo creíble al jorobado, tanto por su intensa actuación que por su pulido vocalismo. La voz suena firme e intensa y, a pesar de haber interpretado este rol en muchas ocasiones, su dominante caracterización no suena rutinaria. Denota un claro compromiso con el personaje, estuvo completamente absorbido en él y dominó la escena con un delineamiento del personaje construido a partir de la música, no de la exageración teatral.
Cecilia Layseca es una soprano de gran delicadeza y musicalidad. Su habilidad para el belcanto y para transmitir el conflicto en el que se debate le brindaron un triunfo seguro. Cantó su aria “Caro nome” de manera impecable y fue justamente ovacionada al finalizar.
Fermín Prieto como el Duque de Mantua, exhibió bello esmalte y caudal adecuado para sobrepasar la masa orquestal, con dicción clara, una buena técnica y pasaje bien controlado. Interpretó sus tres arias, “Questa o quella”, “Parmi veder” y “La donna e mobile” con solvencia vocal; fue muy aplaudido.
En tanto, Claudio Rotella brilló con oscuro esplendor vocal como Sparafucile. El grave en el dúo con Rigoletto sonó impecable, con la debida redondez. Fue uno de los más ovacionados de la velada.
Virginia Scavino fue una Maddalena correcta y Sebastián Angulegui dio prestancia al Conde de Monterone.
Los roles comprimarios fueron debidamente interpretados, destacándose Angie Maya, quien aportó belleza física y vocal a la Condesa de Ceprano. Completaron el elenco, realizando una buena labor, Vanina de Bonis (Giovanna), Alfredo González Reig (Marullo), Gastón Efficace (Borsa), Eduardo Chillari (Ceprano), Robert Wohmann (Ujier) y Denise Perusi (Paje).
El Coral Ensamble, dirigido por Gustavo Codina, concretó una actuación inmejorable.
Dante Ranieri extrajo de la Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal sonido homogéneo y destacó las innumerables genialidades de la partitura, revelando pulso dramático. Mantuvo el ritmo de excitación, las texturas transparentes, y en todo momento, acompañó a los cantantes con energía y brindándoles el apoyo necesario. Además, introdujo toda la calidez de su instinto teatral y su experiencia, revelando el espíritu preciso y el colorido de la genial obra verdiana. Su conducción fue de un nivel óptimo.
La régie de Luis Gaeta, uno de los mejores barítonos de nuestro medio, se enmarcó dentro de lo tradicional, respetuoso, en términos generales, del compositor. Movió la masa coral con inteligencia e hizo la acción creíble, aunque la escena final podría ser discutible. Adecuada belleza hubo en la escenografía de Victoria Chacón y Gabriela Mayoni, a lo que contribuyeron la iluminación de Gonzalo Berdes y el vestuario de Paula Guidi Mantarás y Miguel Angel Flores.
El efecto general fue el de un muy buen trabajo en equipo, con un elenco homogéneo en el que cada uno brindó lo mejor de sí mismo. Un gran esfuerzo, pero valió la pena. El premio: la enorme ovación del público.