Versión despareja de una magnífica creación Verdiana
“MACBETH” en el Colón
Teatro Colón
Domingo 2 de Octubre de 2016
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Prensa Testro Colón - Arnaldo Colombaroli, Máximo Parpagnoli
“Macbeth”, de Giuseppe Verdi.
Libreto: Francesco M. Piave
Elenco: Fabián Veloz, Chiara Taigi, Gustavo López Manzitti, Alexander Teliga, María del Rocío Giordano, Iván García, Gastón Oliveira Weckesser y otros.
Coro y Orquesta Estables del Teatro Colón
Iluminación: Horacio Efrón
Vestuario: Luciana Gutman
Escenografía: Diego Siliano
Director de escena: Marcelo Lombardero
Director del Coro Estable: Miguel Martínez
Director de la Orquesta Estable: Stefano Ranzani
La Temporada Lírica oficial del Teatro Colón continuó con una despareja versión de Macbeth, la magnífica ópera de Verdi, que siempre implica un riesgo, debido a su dificultad vocal, musical y escénica. Su estreno tuvo lugar en Florencia, en el Teatro della Pergola, el 14 de marzo de 1847, con éxito, y luego fue revisada y modificada por su compositor, para París, donde fue estrenada en el Teatro Lírico Imperial, el 21 de abril de 1865. La Scala la tuvo por primera vez en 1874, tras lo cual fue poco frecuentada por muchos años pero, luego de que subiera a escena en el Metropolitan Opera House, en 1959, pasó a integrar el repertorio de los principales teatros del mundo, debido a sus múltiples méritos.
Macbeth es la primera ópera que Verdi compuso basada en una obra de Shakespeare por quien sentía una profunda admiración, a la que siguieron Otello y Falstaff, además del frustrado proyecto de componer El rey Lear. El libreto de la creación verdiana es casi una traducción literal de la shakespereana, respetada no sólo en las palabras que corresponden a cada personaje, sino también en la concepción isabelina. Excepto por el hecho de que las tres brujas en la obra de teatro se convierten en un coro femenino, Verdi sigue al dramaturgo inglés casi al pie de la letra.
Dado que su tema principal es la ambición por el poder, una de las debilidades humanas de todos los tiempos, y que la idea de la apariencia y la realidad está siempre subyacente en el libreto, la ópera ha sufrido una gran variedad de puestas en escena, tanto tradicionales como aquéllas que la trasladan a otra época y lugar. Por lo tanto, la producción escénica creada por Marcelo Lombardero, con sus más y sus menos, no deja de ser una más de estas últimas. Aunque elaborada y trabajosa, no muestra gran inspiración y el estatismo de la marcación la hace tediosa. Tal vez uno de los aspectos positivos de la misma radicó en el diseño de proyecciones de Diego Siliano, también autor de la escenografía, funcional a los cambios de escena y de muy buena realización. El vestuario creado por Luciana Gutman se adecuó al efecto general y la iluminación de Horacio Efron resultó injustificadamente escasa en algunas escenas, como en la del banquete. Interesante en cambio, fue la coreografía de Ignacio González Cano para las escenas de las brujas.
Ya en el plano musical, uno de los aspectos más destacados de esta versión, fue la excelente actuación de Fabián Veloz en el rol protagónico. Con voz caudalosa, fraseo netamente verdiano y canto debidamente matizado, cumplió de manera sobresaliente con todas las exigencias de la partitura. Cada frase, cada cambio en el estado de ánimo de Macbeth, se hizo notorio a través de los diferentes tintes de su voz y de su actuación, que se adaptaron perfectamente a cada circunstancia. Sus arias "Pietá, rispetto, amore" y "Mal per me che m'affidai" fueron interpretadas de manera conmovedora. El barítono argentino recibió una muy merecida ovación del público del Abono Vespertino, al finalizar la función.
Lamentablemente, la Lady Macbeth de la romana Chiara Taigi no estuvo a la altura de la envergadura del personaje. Con voz vacilante, serias dificultades en el registro agudo y afinación dudosa, no logró destacarse en ninguna de las tres arias que Verdi le ofrece, en las que las posibilidades de lucimiento son múltiples. Tanto en "Vieni, t'affretta", como en "La luce langue" y "Una macchia", no pudo sortear las dificultades de la partitura. En la faz actoral, pareció más interesada en mostrar su apariencia física, por cierto muy agradable, y en seducir a su esposo, que en instigar al crimen. En el saludo final, recibió aplausos y abucheos.
Aleksander Teliga fue un Banquo correcto, con buen fraseo y musicalidad especialmente en su aria "Come dal ciel precipita".
Muy buena la actuación de Gustavo López Manzitti en el rol de Macduff. Su romanza "Ah, la paterna mano ", estuvo muy bien interpretada, con virtuosismo vocal y expresividad dramática.
El resto del elenco se manejó dentro de un nivel de eficacia con los personajes asignados, destacándose el Malcolm de Gastón Olivera Weckesser.
Otro gran ovacionado fue el Coro Estable que, bajo las órdenes de Miguel Martínez, cumplió de manera sobresaliente con las diferentes instancias, muy variadas tanto en el plano actoral como musical, con que Verdi los enfrenta.
Finalmente, cabe destacar la dirección musical de Stefano Ranzani, a cargo de la Orquesta Estable. Ranzani resaltó el brillo y dramatismo de la partitura, sin descuidar las sutilezas que también tiene. Mantuvo la tensión de la misma compensando el aburrimiento escénico. Al finalizar, un público entusiasta le prodigó estruendosos aplausos.