El Metropolitan Opera de Nueva York y su celebración
Nueva York
Martes 30 de Enero de 2017
Escribe: Néstor Echevarría
La Prensa
Nueva York (especial).
La temporada lírica del Metropolitan Opera House casi no conoce descanso, como comentamos en despacho anterior. Arremetió también con “Nabucco”, la tercera ópera de Giuseppe Verdi y a la vez su primer gran triunfo, en una producción siempre vigente del “régisseur” Elijah Moshinsky, nacido en Shangai en 1946 y habitante de Londres, que da su perfil babilónico de monumentalismo con oportunos cambios de escena usando el disco giratorio del generoso escenario del Met.
En tal contexto, la presencia de James Levine en el podio es recibida con una afectuosa ovación, Ya bastante repuesto de problemas de salud y alejado de la dirección artística que ejerció durante tantos años,. manteniendo al Met como un teatro de primer nivel en la lírica, se le advirtió sólido y brillante ante la partitura verdiana , a los setenta y tres años, cuando acaba de ser confirmado como Director Musical Emérito.
El legendario y siempre admirado Placido Domingo en su condición actual de barítono, alternó con el creciente serbio Zeljko Lucic en un rol protagónico bien plasmado, en tanto nuevas voces eslavas fueron tomando el rol de Abigail ,para el caso Tatiana Melnychenko, de origen ucraniano, voz potente y bien controlada. Completaron el reparto la “mezzo” canaria Nancy Fabiola Herrera como una lucida Fenena, el correcto tenor Adam Diegel y el buen bajo ucraniano Dmitry Belosselskiy. Coro y orquesta estables lucieron en una partitura que da pie para ello.
Mientras tanto, en el terreno mozartiano, la versión en inglés de “La Flauta Mágica” se movió en un contexto familiar –vale el concepto- por el publico que la sigue, con familias presentes, disfrutando por la imaginativa puesta de Julie Taymor, una puestista norteamericana de sesenta y cuatro años con experiencia en los musicales de Broadway y que aborda también la ópera y el cine.
Sobre una visualidad de refinados perfiles y colorido escénico, la dirección del australiano Anthony Walker tuvo la presencia de intérpretes veteranos como el excelente barítono británico Christopher Maltman (Papageno) y nuevas y crecientes voces surgidas de concursos como Janai Brugger (Pamina) y Kathryn Lewek (Reina de la Noche) y hasta Ben Bliss(Tamino) todos producto de los concursos Operalia (la creación de Placido Domingo) de los últimos años. Vale entonces el criterio formativo y de lanzamiento de nuevas voces que se promueve en forma constante.
El Carnegie Hall y la New York Philarmonic Orchestra
Por cierto que el venerable Carnegie Hall , creación histórica del millonario y filántropo Andrew Carnegie , abierto como Music Hall en 1891 (a los tres años cambió por el apellido del donante) con la presencia de Piortr Ilich Chaikovski, nada menos, dirigiendo el concierto de apertura, sigue siendo un emblema permanente en esa sede de la Séptima avenida y la calle 57 .
Alli, en tiempo de Navidad ,fue una memorable experiencia disfrutar del oratorio “El Mesías” de Haendel en una prolija y noble versión. Sus tres salas (la Isaac Stern, sobre todo) siguen estando perfectamente mantenidas y vigentes.
Finalmente, otra celebración especial se respiraba en el Lincoln Center. La gloriosa New York Philarmonic festejando su 175 aniversario.El organismo orquestal que se instaló allí desde 1962 en el primeramente llamado Philarmonic Hall (después de modificaciones acústicas cambió por Avery Fisher Hall, en honor del patrocinante) y hace poco tuvo una nueva intervención acústica patrocinada por el empresario discografico David Geffen . La orquesta estaba ensayando con su actual director titular, el neoyorquino Alan Gilbert, un programa homenaje a Aaron Copland, un grande de la música norteamericana del siglo veinte. Presenciar buena parte del ensayo valió como una despedida de lujo.
Néstor Echevarría