Buenos Aires Lírica y Nuova Harmonia
L´incoronazione di Poppea de Claudio Monteverdi
Teatro Coliseo
Sábado 22 de Abril de 2017
Escribe: Diego Montero
Puesta en escena: Marcelo Lombardero
Dirección musical: Marcelo Birman
La benemérita institución Buenos Aires Lírica, que tiene como presidente al Sr. Frank Marmorek, inició su temporada lírica 2017 con la ópera L´incoronazione di Poppea del compositor italiano Claudio Monteverdi. Un indiscutible acierto. Y también creemos muy acertada la fusión de BAL con otra importantísima institución cultural de Buenos Aires como lo es Nuova Harmonia, que tiene en su conducción a la Sra. Elisabetta Riva, que promete un futuro conjunto muy beneficioso para la ópera.
Sin ningún lugar a dudas podemos afirmar que L´incoronazione di Poppea es un hito de la creación artística universal. Quienes quieran adentrarse en el mundo de la ópera no pueden desconocer al compositor que abrió todas las puertas para el posterior desarrollo de la lírica. En Monteverdi se encuentran en estado germinal todos los elementos de la ópera bufa y dramática. Desde los rápidos cambios anímicos perfectamente reflejados en la partitura que nos llevan a la profundidad y oscuridad del alma que Beethoven mostrará en su Fidelio; el chispeante y divertido palpitar de las pasiones Mozartianas; la seriedad, sencillez y mesura que desarrollará Gluck; la declamación Wagneriana, la síntesis argumental Pucciniana y el “melodismo” Verdiano. Todo está en Monteverdi. Fue un verdadero profeta de la ópera. Sexo oral.
Esta personal apreciación del compositor se suma al brillante e interesantísimo análisis historiográfico que Claudio Ratier, responsable artístico de BAL, consignó en el programa de mano sobre la obra y el autor. Un breve artículo de lectura obligatoria. Sexo grupal.
La función del sábado 22 de abril tuvo como pilar y sostén artístico al director de orquesta Marcelo Birman. Un argentino especializado en música antigua que reúne condiciones excepcionales tanto por su sapiencia como por su amoroso refinamiento que se vieron reflejados en cada momento del espectáculo. Fue asombroso el cuidado en la preparación musical. Pero no se puede soslayar que detrás de Birman hay un conjunto de músicos también excepcionales que habría que mencionar de manera individual por su talento, desempeño e increíble afinación, circunstancia esta última, muy importante cuando en el manejo de instrumentos antiguos se refiere. Sexo oral y/o grupal.
El cuerpo de cantantes fue bastante homogéneo sin que se destaque ninguno. A pesar de ello lograron representar la obra de manera muy agradable y decorosa. Sexo oral.
La soprano Cecilia Pastawski como Poppea, además de su hermosa figura, aportó musicalidad y seguridad en las líneas de canto. El tenor Santiago Bürgi como Nerone, en un rol muy cómodo para sus condiciones vocales, también aportó musicalidad además de buen gusto. Ambos lograron reflejar la belleza que Monteverdi capturó en el dúo “Come dolci, signor, come soavi”. La mezzosoprano Luisa Francesconi también logró reflejar esa belleza en el bello lamento de Ottavia “Disprezzata regina”. Sexo grupal.
Las características vocales del contratenor Martín Oro no son las más adecuadas para el personaje de Ottone, sin embargo logró transitar la partitura con respeto y seguridad. El bajo Iván García como el sabio Séneca, de actuación acertada e importante, tuvo dificultad en el registro grave de su cuerda. ¿Será realmente un bajo? Sexo oral y grupal.
Victoria Gaeta en su doble función de Fortuna y Drusilla aportó frescura y gracia tanto al cantar como en su tarea actoral. La contralto Gloria Rojas, única cantante con voz sonora, tradujo la rusticidad de la sirviente Arnalta y el contraste de su refinamiento en el bello momento musical “Adagiati, Poppea”. Muy buena fue la participación de Josué Miranda y de Agustín Gómez en sus variados personajes. También fueron destacables las tareas de Adriano D´Alchimio como Amor por su timbre brillante de contratenor, y Rocío Arbizu como Virtú y Damigella siempre segura y musical. Sexo oral, sexo grupal y más sexo oral y grupal.
Querido lector: No creo que te escandalices o alborotes al leer “sexo oral y/o grupal” en cada párrafo. En un primer momento puede que te sorprenda y hasta te divierta, o simplemente te preguntes: ¿está loco? Pero finalmente es posible que te aburra y saltees dichas repetidas palabras. Porque cuando desaparece el ingenio, la astucia y la sutileza en la significación de una acción, de una imagen o de una frase y se busca refregarla permanentemente de manera vulgar, se cae en el tedio. Es lo que sucede cuando se muestran los desórdenes sexuales en full HD o en 4K y, por supuesto, en PRIMERÍSIMO plano, a cada rato. Como no hay sutileza y se subestima la inteligencia del espectador, termina siendo cansino o a lo sumo enfermizo.
Este criterio en las puestas en escena además de ser aburrido y entorpecer la apreciación de los buenos logros, gesta espectáculos desdorosos, incomoda tiránicamente a los artistas pudorosos y a parte del público, falsea el espíritu de las obras y el estilo de los compositores y hace injusta y violentamente prohibitiva la ópera a los menores de edad.
Fue una pena que en la memoria colectiva, de la bella ópera de Monteverdi, solo haya quedado la fijación por el sexo desordenado. Crónica resumiría con su clásico flyer de letras blancas con fondo rojo; “L´incoronazione di Poppea y el súper sexo todos y todas contra todos y todas”.
Diego Montero