Menu principal

 

Con Marcelo Balat, en el Palacio Paz

 

SE INICIÓ EL CICLO DE LA CHOPINIANA

Palacio Paz (av. Santa Fe 750)

Miércoles 7 de Septiembre de 2017

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

Chopin: Nocturno, opus 62 N° 1 y Balada en sol menor, opus 23 N° 1

Schumann: "Davidsbündler", opus 6;

Brahms: Sonata en fa menor, opus 5 N° 3.

Marcelo Balat, piano.

 

Ya en su decimoséptima edición, es notable la labor que viene realizando la Fundación Chopiniana en orden a la promoción de la cultura pianística. Este año, con ocho jornadas a realizarse en la mansión que perteneció al fundador de este diario, la serie incluye intérpretes argentinos y extranjeros de calidad, entre los que se cuentan Stefan Stroissnig, Emiliano Turchetta, Gastón Frydman, Konrad Skolarski, Giulio Biddau, Pablo Rossi y la propia titular de la entidad, Martha Noguera. No está demás destacar que con una sesión todos los miércoles a las siete y media de la noche, la serie se ha convertido ya en algo casi tradicional para los amantes del teclado.

 

En la apertura

El recital de apertura estuvo esta semana a cargo de Marcelo Balat (34). Desde ya uno de los elementos más destacados de la nueva generación de pianistas argentinos, la actuación del discípulo predilecto de Pía Sebastiani fue realmente de alto nivel. Dueño de una trayectoria por cierto importante, vale la pena destacar como rasgos dominantes de su personalidad artística una magnífica complexión dinámica, toque neto y de impecable limpieza, y además de ello, un fraseo elaborado con exquisita plasticidad.

 

En este contexto, Balat abordó inicialmente dos piezas de Chopin con tersura, diafanidad y acabados conceptos estilísticos. Refinado en el discurso, sus traducciones, bien armadas, reflejaron asimismo tocante sensibilidad.

 

Luego, en esa colección denominada por Schumann “Davidsbündler”, la versión incluyó ajustados claroscuros enlazados en un arco coherente, de natural maleabilidad, que permitió el ensamblaje de páginas bien diversas con intenso sentido expresivo.

 

Brahms, complejo

En la segunda sección, nuestro compatriota interpretó una obra densa, extensa y difícil. En la Sonata opus 5, de Brahms (una “sonata orquestal”, según se lo ha dicho, por sus voces polifónicas), el músico de Córdoba, que tocó siempre de memoria, expuso mecanismo de relevante categoría, energía siempre controlada, constante tensión.

 

En más de un pasaje, sus giros, graves, enfáticos, resultaron quizás un tanto solemnes. Pero paralelamente con ello, en la gama de intensidades desplegó una paleta cromática singular, plena de matices. La textura del andante mostró delicada vida interior, entrelazamientos sutiles, el “scherzo” vibrante agilidad, el “intermezzo” comunicativa introspección.

 

Calificación: muy bueno

 

Carlos Ernesto Ure