En el Colón, en el abono del Mozarteum
UNA TEMATICA SORPRENDENTE PARA UN RESULTADO AUN MAS SORPRENDENTE
Teatro Colón
Lunes 13 de Septiembre de 2017
Escribe: Donato Decina
Nystedt: Inmortal Bach
Bach: Chacona de la partita para violín Nº 2, en re menor
Pärt: “Da Pacem Domine”
Shostakovich: Sinfonía de cámara, opus 110 a
Faure: Réquiem, en re menor, opus 48.
Nederlands Kamerkoor (Peter Dijkstra) y Amsterdam Sinfonietta.
“Mozarteum Argentino”, temporada 2017.
Presentación de la “AmsterdamSinfonietta”,
Directora y Concertino Solista: Cándida Thompson.
Solistas: JasperSchwappe (Bajo), Mónica Monteiro (Soprano), NederlandsKamerkoor, Director: KeesJan de Koning.
Programa: Obras de Nystedt, Bach/Thoene, Pärt, Shostakovich/Barshai y Faure.
NUESTRA OPINION: EXCELENTE.
Pocas veces se ha visto en un programa de concierto un abordaje a una temática tan difícil como la del hecho inexorable de la muerte. Depende mucho de la circunstancia que impulse a un compositor a escribir una obra que aborde el enfoque de semejante hecho, será la que finalmente incida en el producto final. Un solo punto estará presente en todos los enfoques: la tristeza ante la o las partidas. Por lo demás el contenido y los finales expresan sentimientos: dolor sin consuelo, resignación, aceptación y hasta calma y transfiguración. Requiems o Misas de Difuntos sobran como ejemplo (Verdi, Mozart, Brahms, Dvorak). Poemas Sinfónicos (“Muerte y Transfiguración” de Richard Strauss), piezas de despedida u homenaje (En Argentina el “Adagio Elegíaco” de Juan Carlos Zorzi , “Metamorfosis” del propio Richard Strauss, el “Cuarteto Nº 8” de Shostakovich, entre otras tantas), Sinfonías (“Patética” de Tchaickovsky, 13ª de Shostakovich, 2ª, 6ª y 9ª Sinfonías de Mahler), en donde sobran los ejemplos de los múltiples enfoques y desenlaces que este tipo de obras presentan. Aquí, la visita de la “Amsterdam Sinfonietta” junto al “Nederlands Kamerkoor” trajo la sorprendente propuesta de abordar esta temática en diferentes variantes. Si bien esta presentación estuvo pautada con la suficiente antelación, no sería demasiado exagerado pensar que la actualidad de Europa con tanta violencia, dolor, muerte y locura rondando por todos sus rincones haya actuado como disparador para la formulación de un programa de concierto de semejantes características y abordarlo durante una gira de Conciertos. La gran sorpresa la constituyó el formidable resultado artístico, factor fundamental para que el público permaneciera mayoritariamente en la sala del Colón, y que sin ser a mi juicio lo mas trascendente que yo haya escuchado de la temporada del Mozarteum en lo que va del año, se encuadre dentro de lo mejor de la programación que esta entidad ofrece en la presente temporada. Entonces, los invito a leer mi punto de vista sobre lo escuchado.
El comienzo mostró la actuación del “Nederlands Kamerkoor” con la conducción de uno de sus integrantes, el Bajo Kees Jan de Koning, adoptando una singular disposición dentro de la sala. Algunos integrantes en el escenario y los otros a ambos lados de los pasiillos de platea para el abordale de “Inmortal Bach”, para coro “a capella” de Knut Nystedt, compositor Noruego que viviera entre 1915 y 2014. Desarrollada musicalmente bajo una estructura ”alla Bach”, va desarrollando variaciones en las que el coro cantando en Alemán expresa las frases “¡Ven dulce muerte, ven bendito descanso!, ¡Ven, guíame en paz!”. Primer cimbronazo para el público, La transfigurada calma que impone este trabajo y la expresividad alcanzada por el Coro sorprendieron gratamente.No pudo haber habido mejor comienzo.
Posteriormente ingresó Cándida Thompson, Directora y Concertino de la “Amsterdam Sinfonietta”, quien como solista interpretó la “Chacona” que integra la celebérrima “Partita Nº 2“ de Bach, tantas veces abordada por notables virtuosos del violín (incluso como Bis de concierto). La muy buena información que Claudia Guzman nos proporcionó en el programa de mano, nos refiere a que la musicóloga Helga Thoene (especialista en la obra del gran compositor de Leipzig), en una profunda investigación respecto a este gran trabajo que cierra esta mencionada partita, llegó a la conclusión de que claramente Bach cita dos corales luteranos que expresan muerte y sobreposición a ella, como una dedicatoria a la partida de su primera esposa y estos corales son los que el Coro (que aquí se dispuso en semi-círculo alrededor de la instrumentista) interpreta junto a la solista sobre la música de la “Chacona”. La impresión que deja el trabajo así presentado es que en gran parte encajan perfectamente ambos corales sobre la música, pero el desarrollo de la “Chacona” es mas extenso que lo que dá para la interpretación de Estos “Corales”, por lo que cantada tiene minutos de mas, mientras que como pieza para violín solo, el lucimiento y el virtuosismo del interprete juegan el rol fundamental. Aún así fue maravilloso el poder escuchar esta versión y sacar mi propia conclusión de las dos variantes de esta obra.
De una manera increíble culminó la primera parte del concierto en donde ámbas agrupaciones se “entrelazaron” para interpretar “Da Pacem Domine” de Arvo Part, pieza original para “Coro a Capella” compuesta por encargo de Jordi Savall para homenajear a los muertos de los atentados de “Atocha” en Madrid (España). Sobre Textos del Segundo Libro de los Reyes, de Segundo Líbro de Crónicas y un Salmo desarrolló una línea melódica para coro a cuatro voces, la que aquí fue expuesta con mucha profundidad lo que provocó que sobre la última nota se lograse un profundo silencio para que la “Sinfonietta” acometiese de inmediato la versión de Rudolf Barshai conocida como “Sinfonía de Cámara” , en Do menor Op.110ª, que no es otra que la orquestación del Cuarteto Nº 8 en Do menor, Op. 110 de Dimitri Shostakovich, el que fuera abordado días pasados por el “American String Quartett” para “Nuova Harmonía” en el Teatro Coliseo. Si bien con respecto a esta obra mantengo mi posición de preferir la versión original, la interpretación de la “Amsterdam Sinfonietta” fue de tal excelencia que se terminó constituyendo para mí en la mejor versión que yo haya escuchado en vivo de este trabajo superando a la de verdaderos creadores como “Los Virtuosos de Moscú” y su espectacular guía, Vladimir Spivakov en la sala del Colón y a la de Krisztof Penderecki junto a la “Sinfonia Varsovia” para el mismo Mozarteum en el Coliseo en tiempos del Colón cerrado alrededor de una década atrás. No está de mas recordar que Shostakovich compuso de un tirón el Cuarteo Original como homenaje a los muertos y perseguidos de la Segunda Guerra Mundial y citas musicals a modo d autobiografía. La intensidad, la energía desplegada, la expresividad alcanzada por la formación, hicieron que se alcance este formidable resultado, el que tuvo como agregado el que durante los dos últimos tiempos de la obra el coro (nuevamente dispuesto en semi-círculo) fuera incorporándose de pié en forma paulatina, y tras un nuevo y largo silencio en el aire, retomaran el final de Part (ahora en la versión Coro-Orquesta de Cuerdas que compusiera posteriormente), obteniendo un final sobrecogedor que conmovió al auditorio.
La segunda parte de la programación fue íntegramente dedicada al “Requiem”, Op. 48 de Gabriel Faure, en Segunda versión para Orquesta de Cuerdas y Coro. La “Amsterdam Sinfonietta” presentó su Orgánico completo, incorporando a las cuerdas usuales dos cornos franceses y armonio, los que sumados al coro totalizaron cuarenta y seis interpretes. Aquí Cándida Thompson se reveló como una muy buena Directora. Guiando desde su sitial de Concertino obtuvo del conjunto y el coro una formidable transparencia de sonido, sutilezas, detalles de color y un final que mostró la calma y la fe en lo que haya mas allá de la muerte que es el mensaje final que Faure deja expresado en este trabajo. El Coro respondió de modo directamente proporcional a la versión orquestal con un ajuste estupendo, empaste de todos sus sectores y un equilibrio absoluto. Dos cantantes del coro asumieron las partes solistas: Jasper Schweppe, un bajo de increíble voz blanca y cristalina de proyección estupenda. Y Mónica Monteiro, oriunda de Portugal, con un “Pie Jesu” de lirismo absoluto. Sin llegar a las alturas a las que arribara el “Ensamble Instrumental de París” hace uno años atrás, abordándolo en la versión original, la presente tuvo un resultado de excelencia, retribuido con una genuina ovación, llamativamente correspondida por dos bises cuando todos pensábamos que no había lugar para nada mas. Primeramente se repitió un fragmento del “Requiem” y luego, en homenaje a los anfitriones, una versión en arreglo no especificado de “En los Surcos del Amor” de Carlos Guastavino, dejando un sabor mas dulce para el momento de salir. Aun así, la muerte volvió a sorprender puesta ahora en música.