Encuentro de Música Antigua en el Palacio de Correos
EL LAÚD ISABELINO
Palacio de Correos
Jueves 5 de Octubre de 2017
Escribe: Calos ernesto Ure
Dowland: Prelude, Fantasie, Mrs. White’s Nothing, The Shoemaker’s Wife;
Holborne: Fare Thee Well, My Selfe, Heigh Ho Holiday, Passion, The Fairy Round, Pavan, Gaillard to the Pavan before, It fell on a holy eve, Mad Dog;
Byrd: Pavana Bray;
Anónimo: The Cobbler;
Johnson: Variations upon Carman’s Whistle.
Hopkinson Smith, laúd.
Lo primero: fue un serio error programar un recital de laúd renacentista en la Sala Sinfónica (la Ballena Azul) del Centro Cultural del Palacio de Correos. Porque el instrumento, de caja de resonancia redondeada en su parte inferior, de menores dimensiones a las de una guitarra, en su tañido solitario es de perfiles esencialmente apacibles y camarísticos, esto es, de sonido inapropiado para un ámbito de vastas dimensiones. Hopkinson Smith fue el protagonista de esta jornada, que tuvo lugar el jueves, y aun en estas condiciones, su labor, como era de esperarse, lo mostró ro como intérprete de incuestionable categoría.
Cuerda pulsada
Es importante diferenciar al laúd isabelino, instrumento de ocho órdenes y mástil corto, de las tiorbas, archilaúdes y guitarrones (de formato más imponente), porque estos últimos poseen sonoridad gruesa y opaca (ideal para el continuo), mientras el primero exhibe en cambio un metal claro, amable y armonioso.
En cuanto a Hopkinson Smith, digamos desde ya que el artista estadounidense está considerado por muchos críticos como el mejor ejecutante del mundo en la actualidad en materia de cuerdas pulsadas, lo que incluye también a la vihuela, la guitarra y el laúd barrocos. Alumno del gran Emilio Pujol en Europa, fue nada menos que fundador de Hespèrion XX, junto con Jordi Savall. Residente en Basilea, sus transcripciones de las Partitas y Sonatas para violín, de Bach, alcanzaron gran repercusión en los últimos tiempos a favor de su edición discográfica.
El renacimiento británico
Inscripta en el Segundo Encuentro de Música Antigua, que tiene lugar en el Correo, esta quinta sesión del ciclo fue consagrada por entero a la música inglesa de la Edad de Oro. Anthony Holborne, John Dowland, John Johnson y William Byrd fueron los compositores abordados, y ello permitió escuchar armoniosas baladas, aires pastorales, piezas cortesanas.
Seguido por un público no muy numeroso pero sumamente entusiasta, el laudista neoyorkino, dueño de un volumen obviamente limitado (no hubo amplificación) lució exquisita transparencia, impecable estilo, expresividad, bellas resonancias. Su arco musical, pleno de delicados matices, se manejó siempre dentro de una constante si se quiere inasible, suave, calma, reflejo tal vez (¿tal vez?) de la vida más simple y pura de tiempos que no son los nuestros.
Acordes singularmente diáfanos, toque perfecto (con alguna disfunción de una cuerda), dobles y triples cuerdas de nítida factura (diametralmente diferentes del habitual rasguido), fueron también rasgos destacados de esta velada diferente, de inflexiones sutiles y acentos intimistas, lenguaje pausado, dulce melodismo.
Calificación: muy bueno
Carlos Ernesto Ure