Un recital de aspectos diversos
Teatro Colón
Miércoles 15 de Noviembre de 2017
Escribe: Carlos Ernesto Ure
Programa:
- Vaughan Williams: “Leat Beauty Awake”
- Quilter: “Fair House of Joy”, de “7 Elizabethan Lyrics”, opus 12, “Now Sleeps the Crimson Petal”, y “Love`s Philosophy”, de “3 Songs”, opus 3
- Falla: Siete Canciones Populares Españolas
- Bizet: Habanera, de “Carmen”
- Cilea: “Acerba voluttà”, de “Adriana Lecouvreur”
- Gershwin: “The man I love”, “Summertime”, de “Porgy and Bess”, “Someone to watch over me”, “Embraceable you” y “Somebody loves me”
- Cuatro “Spirituals” tradicionales.
Denyce Graves, mezzo y Laura Ward, piano.
Con cincuenta y tres años cumplidos, Denyce Graves (“Carmen“ en Buenos Aires, 1994) volvió a presentarse el miércoles en el Colón, en una función del llamado “abono verde” en la que sustituyó a Jessye Norman. Esta vez se trató, en verdad, de un recital si quiere variopinto, porque si bien la mezzo estadounidense mantiene cualidades interpretativas de alto nivel, su voz acusa las irregularidades propias de una carrera de remarcable rango internacional, que tuvo su cenit en la década de 1990.
Acentos metálicos
La gran cantante de Washington conserva desde ya un registro potente, envuelto por un esmalte metálico, destemplado en general en los “forte” de la zona media media y agudos. Si se analiza su tesitura de manera integral y a través de diferentes gradaciones, su emisión y colores parecieron multívocos, el centro débil, las “truccature” para colocar mejor la nota estuvieron a la orden del día y la columna de aire se tornó por momentos rígida y tensa.
Ello no obstante, en la vereda opuesta, en las partes que le fueron más propicias (recordemos que tuvo un serio problema hemorrágico en las cuerdas vocales en 2002), Denyce Graves se manejó con fraseo de notable calidad y logró descender a graves de sonora pastosidad y aterciopelado impacto cromático.
Lo más cómodo
De cualquier modo, cabe apuntar que la artista visitante abordó en la ocasión un repertorio francamente caleidoscópico. En esta dirección, y a diferencia de lo que podría suponerse, las Siete Canciones Populares Españolas fueron vertidas con gracejo y un sello castizo de primera. Pero en lo que nuestra ex Carmen sobresalió, fue desde ya en todos los fragmentos melodiosos, lentos, pianos o pianíssimos, “rallentados” incluso a su comodidad, junto a algunas adecuaciones de alturas.
Fue aquí donde Denyce Graves, impostando su metal con solvencia y categoría, uniformando una línea más accesible a sus actuales medios y desplegando una estética declamatoria-expresiva desde ya tocante, de flexibles reverberaciones, alcanzó los instantes más destacados de la noche. Ello aparte de una intensidad y un temperamento comunicativos que se mantuvieron a lo largo de toda la velada.
En calidad de acompañante, Laura Ward, pianista sin duda seria y eficaz, se desempeñó con altibajos. Falta de compenetración espiritual y estilística en más de una pieza, se deslizó en cambio con destacado arraigo estético en otras, especialmente en las Canciones, de Falla, expuestas en el teclado con diáfanas inflexiones y métrica.
Calificación: bueno
Carlos Ernesto Ure