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El violín y el piano en perdurable aleación

 

Maxim Vengerov (violin) y Vag Papian (piano)

Teatro Colón

Lunes 13 de Agosto de 2018

 

Escribe: Néstor Echevarría

Función  del Mozarteum Argentino

 

Programa:

- Sonata para violín y piano nº3 en Re menor, op.108 de Johannes Brahms,

- Sonata para violín y piano nº2 en Fa menor,op.6 ,de George Enescu

- Sonata para violín y piano nº 2 en Sol mayor de Maurice Ravel

- “Havanaise”, op.83  e  Introducción y rondó caprichoso,op.28 de Camille Saint-Saens  

 

 

Una nueva presentación del violinista Maxim Vengerov  en la presente temporada del Mozarteum Argentino trae al recuerdo sus muchos años de contacto con el público de nuestro medio a pocos días de cumplir cuarenta y cuatro de edad.  Nació en Novosibirsk, capital de Siberia Occidental en 1974.


Pero su labor violinistica lo contaba ya como niño prodigio y todavía adolescente le tocó debutar en nuestra ciudad en la sala del  Cine-teatro Opera en un concierto con  la asociación de profesores de la orquesta estable del Colón dirigidos por Mario Benzecry Esto ocurría en 1992 y quien esto escribe tuvo la ocasión de asistir a ese debut  sumamente prometedor.


Desde entonces ha desarrollado su carrera ascendente, pero tomó la decisión en 2007 de hacer un alto  producto de una lesión en el hombro que afectaba  obviamente su labor. Y eso duró cinco años tras lo cual volvió con renovados bríos y esta  fue una nueva visita  que efectúa para la entidad organizadora.


En la ocasión, acompañado al piano por el director y pianista armenio,nacido en Erevan hace sesenta y dos años, Vag Papian,  asumió su concierto ratificando su encumbrada posición entre los solistas internacionales de su instrumento, comenzando con la un tanto anodina Sonata para violín y piano  nº 3, en  Re menor, op .108 de Johannes Brahms.


Se diría que tanto en esta pieza como en la Sonata nº2 en Fa menor,op.6 del compositor rumano George Enescu (que vivió entre  1881 y 1955), en este caso en tres movimientos, su labor pausada, el despliegue de su arco  siempre sólido  y medido , y algo sonoro el piano por parte del acompañante armenio Papian, dejaron cierto saldo a cubrir, cosa que llegó con mayor evidencia en la segunda parte de la velada.


Porque al abordar la obra del francés  Maurice Ravel por ejemplo, con la Sonata para violín y piano nº 2 en Sol mayor, dejó paso a sus principios,  transcriptos en el programa de mano, al decir Ravel que “Mi objetivo fue lograr  independencia cuando escribí la sonata para violín y piano, dos instrumentaos incompatibles, cuya incompatibilidad es acentuada en esta partitura sin intentar reconciliar sus contrastantes caracteres”.


Y de la misma manera, el final con compases de Camille Saint-Saens,  con la “Havanaise” en Mi mayor,op.83, que data de 1885,  y