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PESANTE Y CARENTE DE AMALGAMA

 

Teatro Colón

Sábado 1ero de Septiembre de 2018

 

Escribe: Donato Decina

 

Teatro Colón, Temporada 2018.

Tercer y Ultimo Concierto del Abono Sinfónico Coral.

Actuación del Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez.

Solistas: JaquelinaLivieri (Soprano), Guadalupe Barrientos (Mezzosoprano), Maximiliano Agatiello (Tenor), Mariano Gladic (Bajo).

Pianos: Marcelo Ayub y Eduviges Picone.

Armonio: Felipe Delsart. 

 

Programa: Gioacchino Rossini: “Petite Messe Solennelle”.

 

NUESTRA OPINION: REGULAR.

 

El final de este abono no fue de la mejor manera. Rossini fue las puntas del mismo con su “Stabat Mater” y esta obra integrante de los “Pecados de Vejéz” como sarcásticamente el propio compositor se refería a las últimas composiciones de su vida,  y el “Réquiem” de Verdi, imponente, al centro. Los dos primeros conciertos fueron de alta calidad como lo consigne yo mismo en este blog. Aquí, lamentablemente, la carencia fue la norma general.

 

  Se optó por la versión original a dos Pianos y Armonio, para lo cual fueron convocados dos especialistas en el “arte de acompañar” como lo son Marcelo Ayub y Eduviges Picone. Junto a ellos, Felipe Delsart, reconocido organista, esta vez desde el armonio. Cuatro reconocidos solistas, una de ellas, Guadalupe Barrientos, que atesora trayectoria internacional. En los papeles, prometedor, sin embargo fue una versión chata y carente de matices. ¿Razones?. A mi leal saber y entender ya desde el arranque en el programa de mano se lee que Martínez ocupará el podio en su función de Director de Coro. Y así se lo vio ya que en el momento del ”Preludio Reigioso”, abandonó el podio, tomó asiento y Marcelo Ayub que tuvo a su cargo el primer piano, interpretó ese fragmento. Vaya como muestra.

 

  Entonces, ¿como una obra de mucho compromiso  puede ser abordada sin un concertador “Pleno”? A Martínez se lo vio enfocado en el Coro Estable el que por cierto rindió una vez mas con la solvencia que le he reconocido a lo largo de la presente temporada y además marcó las entradas a los solistas vocales en sus momentos de intervención. No hubo entonces enfoque global de la obra. En algunos momentos tanto los solistas como los instrumentistas hicieron “la suya” y esto dio como colofón una versión por momentos anodina, pesante y carente de amalgama. Las voces femeninas hicieron sus partes respectivas entonando como en una función operística. Nadie marcó o corrigió ese tema. Estuvieron correctas pero no en el estilo que esta obra requería. El Tenor Maximiliano Agatiello en cambio fue quien estuvo mas cerca del estilo interpretativo, aun cuando se lo percibió algo incómodo en los pasajes vocales de la zona mas aguda y al bajo Mariano Gladic se lo notó muy incómodo en sus intervenciones no pareciendo ser la voz adecuada para este trabajo. En cuanto a los pianistas tanto Eduviges Picone como Marcelo Ayub estuvieron atentos a los requerimientos de Martínez, aunque el segundo de ellos en el pasaje aludido del “Preludio Religioso” lo abordó en estilo de Concierto y no dentro del conjunto. Felipe Delsart aportó desde el Armonio los apoyos justos para las intervenciones vocales.

 

Un abono que se desarrolló hasta ese momento de manera impecable no merecía un final tan deslucido.

 

Donato Decina