Concierto de Hugo Schuler en Espacio Aguaribay
Espacio Aguaribay, Buenos Aires,
Sábado 20 de octubre de 2018
Escribe: Eduardo Balestena
Hugo Schuler, piano
Con motivo del lanzamiento del álbum de discos compactos “Goldberg más”, editado en Alemania, el pianista Hugo Schuler ofreció un concierto en el Espacio Aguaribay, de Buenos Aires.
La propuesta del álbum, además de su versión de las Variaciones Goldberg, es abordar a compositores posteriores que, dentro del lenguaje musical posterior, tengan una escritura donde elementos propios de Bach y del barroco tardío –fuga, contrapunto imitativo, canon, por ejemplo- resulten centrales.
En tal sentido, la primera de las obras del recital fue el Preludio y fuga en fa menor (de Klavierbuch III, 1935), de Heinrich Kaminski (1886-1946), músico de formación religiosa, puesto bajo escrutinio y marginado por el régimen nazi, que en esta breve obra muestra, con un centro tonal algo incierto, su manejo de la técnica de la fuga, tan inherente a Bach, en una línea central que se desplaza como si fuera siendo improvisada.
La Klaviert-Sonate (1968) de Reinhard Schwarz-Schilling (1904-1985) fue la segunda obra abordada. Concebida en tres movimientos, lleva a la forma sonata, adoptada a partir del clacisismo, la concepción barroca –contrapunto y fuga- dentro de un esquema armónico propio del siglo XX, con intervalos disonantes y renuncia al elemento melódico. El movimiento central –largheto cantabile- recuerda a la escritura canónica de algunas de Variaciones Goldberg como las sexta, novena o 21, mientras que el movimiento final Vivace, evoca las tocatas virtuosísticas de esas mismas variaciones (como la 20 o la 28).
La transcripción de Johannes Brahms (1833-1897) de la Chaconne en re menor para violín de Johann Sebastian Bach (1685-1750) cerró el programa. Como lo señaló Hugo Schuler, la música de Bach contiene posibilidades que van más allá de los instrumentos de teclado que conoció el compositor y pueden ser expresadas de diferentes maneras. Tal, seguramente, fue la idea de Brahms al llevar a cabo esta transcripción para la mano izquierda de la famosa chacona para violín, un tema con variaciones que llevan al instrumento desde sonoridades intimistas a otras organísticas y que resulta de una gran dificultad técnica. En lugares donde se requeriría el soporte de un bajo se utiliza el pedal –la obra de hecho termina con un pedal prolongado que mantiene el acorde final hasta, literalmente, su extinción-. Una y otra vez la línea melódica de la obra se transforma, extingue, renace y prosigue como si se tratara de una línea de improvisación, unas veces vehemente, otras sutil, siempre sorprendente.
Hugo Shuler, desde el comienzo de su carrera, ha abordado obras de Bach (cuyos opus toca de memoria), compositor central en su visión musical: los Libros Primero y Segundo de Preludios y Fugas del Clave Bien Temperado y las Variaciones Goldberg son una muestra de ello. Discípulo de Aldo Antognazzi, fue premiado en concursos como el Pau Casals; Alberto Williams y Federico Chopin, habiendo actuado como pianista y solista con numerosas orquestas, en el país y en Europa.
Despojado de todo efectismo, hecho en el los trabajos mayores del barroco tardío, se encuentra muy afianzado en un repertorio que requiere el dominio formal de las obras y un criterio artístico que permita explorarlas en sus posibilidades estéticas y sonoras y al mismo tiempo nos propone un recorrido por la influencia que tal lenguaje tuvo en el los siglos XIX y XX.
Eduardo Balestena