En el ciclo Chopiniana 2018
Brillantes interpretaciones del piano romántico.
Auditorio Fundación Beethoven
Av. Santa Fe 1452 - C.A.B.A.
Miércoles 31 de octubre de 2018
Escribe: Andrés Hine
Vitaly Pisarenko - pianista
Programa:
Franz Scubert - 3 piezas para piano D 946
- 1 Allegro assai en mi bemol mayor
- 2 Alegretto en mi bemol mayor
- 3 Allegro en do mayor
Sergei Prokofiev - 10 piezas op 12
-1 March, 2 Gavotte, 3 Rigaudon, 4 Mazurka, 5 Capriccio, 6 Leyenda, 7 Prelude, 8 Allemande, 9 Humorous Scherzo, 10 Scherzo.
Sergei Rachmaninov - Piezas de fantassía Op 3:
- 1 Elegia, 2 Preludio, 3Melodia, 4 Polichinelle, 5 Serenata
Ferenc Liszt
- Balada No. 2
- Rapsodia Húngara No. 10
Siguiendo el exitoso ciclo de recitales del Festival Internacional de Piano Chopiniana 2018, el octavo concierto estuvo a cargo del joven pianista ruso Vitali Pisarenko. Nacido en Kiev, Ucrania en 1987, ganó el primer premio en el octavo Concurso Internacional de Franz Liszt en Utrecht en 2008 y obtuo el tercer puesto en el Concurso Internacional de Piano de Leeds en 2015. Ha viajado extensamente ofreciendo recitales en diversos países de Europa, América, Africa., el Oriente e inclusive en nuestro propio Teatro Colón en 2012. En esta ocasion se interpretó obras de Schubert, Prokofiev, Rachmaninov y Liszt, la mayoria siendo de gran dificultad técnica.
Las tres piezas para piano D946 fueron originalmente concebidas como cuatro piezas, pero el compositor solo llego a completar las primeras tres. De características contrastantes, pasan de placido liricismo a turbulentos pasajes que el artista supo entregar con expresión y sentimiento. Las 10 piezas op 12 de Prokofiev datan de sus años de estudiante y predicen el estilo y desarrollo que tomara el compositor en el futuro. Pisarenko abordo las obras con determinación, seguridad y expresividad, exhibiendo nuevamente su gran domino del teclado.
Al igual que las piezas de Prokofiev, el op. 3 de Rachmaninov es una obra de su juventud, estando aún en el conservatorio de Moscu cuando las compuso. Tomó un enfoque sentido y apasionado, con acordes precisos, buena articulación, pausas dramáticamente efectivas y distenciones de tiempos que permitieron que emerjan pasajes de gran sutileza.
Finalmente en el Liszt dio rienda suelta a su indudable talento. Con fraseo vehemente y definido, pulcro sonido y clara construcción, nos encontramos ante un Liszt real, sin juegos ni artificios.
En resumen fue un recital de gran calidad por un pianista que demostró un total dominio de su instrumento. Un verdadero músico comunicando con gran expresión y a su vez con una voz individual.
Calificación: Excelente
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