NUEVA TEMPORADA, COMIENZO CONOCIDO
Teatro Colón
28 de Febrero de 2019
Escribe: Donato Decina
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Teatro Colón, Temporada 2019:
Primer Concierto de Abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires,
Director: Enrique Arturo Diemecke.
Solistas: Alexander Romanovsky (Piano), Jaquelina Livieri (Soprano).
Coro Estable del Teatro Colón, Director: Miguel Martínez.
Programa: Obras de Tchaikovsky y Borodin.
NUESTRA OPINION: BUENO
Luego de una reapertura de corte “popular”, con artistas del Rock, del Pop y ritmos latinoamericanos, mas la colaboración con “The Walt Disney Productions” que involucró a la Filarmónica y a su Titular ( A su vez Director General Artístico y de Producción de la casa) , finalmente la música “seria” retornó a su ámbito natural, de la mano de su Orquesta de Conciertos, para una programación con dos obras conocidas y reiteradamente programadas (No hace falta enumerar sobre el Concierto para Piano y Orquesta Nº 1 de Tchaickovsky y la Suite de “El Príncipe Igor” de Borodin ya fue incluida hace unos pocos años atrás y versionada por el mismo Diemecke). Hubo aristas de excelencia y zonas en las que la corrección fue el corolario, pero mejor ahondemos en cada una de ellas.
Cada vez que se encuentran en los atriles las partituras del Concierto para Piano y Orquesta en Si bemol menor, Op. 23 de Tchaikovsky, la expectativa es mayúscula. Obra capital de la Combinación Piano y Orquesta, de tantas veces programada hace que para su inclusión se necesite algo mas que un muy buen pianista que justamente justifique la misma. Alexander Romanovsky es un interprete de origen Ucraniano el que en sus antecedentes registra actuaciones en salas de renombre mundial junto a agrupaciones de igual importancia y bajo la Dirección de Conductores Orquestales de ganada fama internacional. Preside, además, desde hace cinco años el jurado del Concurso Internacional de Piano Krainev de Moscú. En mi impresión, el saldo que deja su paso por el escenario del Colón, es la de un muy buen interprete que a futuro puede llegar a descollar de manera superlativa. Muy seguro, con toque amplio, posee sutileza en los pasajes “piano”, melodismo y dominio de punta a punta en la interpretación. Logró que su sonido trascienda por sobre la Orquesta en los pasajes de conjunto y redondeó una labor ampliamente aceptable. Solo faltó una pizca mas de “Vuelo Poético” en los pasajes mas bucólicos, pero eso solo se consigue con mas tiempo, de ahí mi conclusión en el sentido de seguirlo a futuro. La Orquesta respondió con la solvencia que la caracteriza y Diemecke estuvo atento a todos los detalles sin dejar nada librado al azar, de ahí que también evitó sucumbir a la tentación en los “forte”. La muy buena recepción de la versión, llevó a ofrecer al solista una muy interesante interpretación de un preludio de Johann Sebastian Bach en arreglo de Anatoli Liadov, que desencadenó una nueva salva de aplausos sostenidos, con la que concluyó la primera parte.
Ya antes del comienzo, Diemecke ingresó solo al escenario para su habitual explicación al público de las obras a escucharse, invitando al Solista a ingresar al escenario. Antes del comienzo de la segunda parte volvió a usar de la palabra para anunciar al público el fallecimiento acaecido el fin de semana anterior de André Previn, Pianista, Compositor y renombrado Director de Orquesta Germano-Estadounidense, titular entre otras agrupaciones de la London Symphony Orchestra (Próxima visitante del Colón) y autor de la Opera “Un Tranvía Llamado Deseo” basada en el Clásico de Tenesee Williams (también de próximo estreno en el Teatro Colón), invitando a la concurrencia a homenajearlo con un minuto de aplausos, cosa que de inmediato aconteció.
Si tomamos el tiempo de la versión del Concierto de Tchaikovsky que se ofreció, el del bis del Solista y el tiempo de la selección de “El Principe Igor” de Borodin, hablamos de algo mas de una hora neta de música. Considerando que es el Concierto de apertura del abono y los precios no siempre accesibles de las localidades del Colón, un programa compuesto por una obra reiterada casi todos los años, mas una selección de fragmentos de una opera que en realidad debería ser estrenada en lugar de reiterar una selección ya ofrecida que redondean una hora de música neta, habla al menos de poca imaginación a la hora de armar la grilla. Es recurrir a lo ya trabajado y darle algunas “pinceladas” de ajuste, por lo que espero algunos de los estrenos próximos que ofrecerá la Filarmónica en el transcurso de este ciclo para abrir de manera definitiva el juicio de valor. Este primer programa deja en deuda al conjunto y a su Director con el Público.
Los pasajes escuchados incluyeron, la Obertura, una Marcha, el Coro de las Jóvenes Polovtsianas, la Danza de las Jóvenes Polovtsianas y las célebres Danzas Polovtsianas que trascendieron a la propia opera, trabajo póstumo de Borodin quien falleció en medio de la composición, la que fue completada por Rimski - Korsakov y Glazunov. Una muy buena Orquesta encontró en Jaquelina Livieri a una muy buena solista con gran centro vocal y un registro grave que hoy suena muy robustecido, desarrollando de modo superlativo su breve participación. En cambio el Coro Estable del Colón, preparado por Miguel Martínez, ofreció una actuación con algunos desniveles en sus sectores, por lo que en el balance general, este trabajo mostró un correcto nivel, el que pudo haber sido mas brillante aún.
De ninguna manera puede decirse que haya habido momentos opacos a lo largo de toda la velada. La Filarmónica respondió con su habitual solvencia y con muy buen acople de sus nuevos atriles. Si pido desde este lugar un mayor compromiso en la programación y menos reiteración de algunas obras.
Donato Decina.