Menu principal

 

 

Lucido concierto de la Filarmónica en el Colón

 

Teatro Colón

Jueves 21 de marzo de 2019

 

Escrbide: Néstor Echevarría

 

 

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires:

Obertura de “Fidelio” y concierto Nº3 para piano y orquesta en Do menor, op.37, de Ludwig van Beethoven,

Suite sinfónica  de “Scheherazade”,op.35, de NikolaiRimsky-Korsakov.

Director: Alexander Anissimov

Solista: Filippo Gamba (piano) En el Colón, el jueves 21

 


Después de veintiún años de ausencia del mismo escenario, hizo su reaparición en el Colón el director orquestal ruso Alexander Anissimov, nacido en Moscú,  hace setenta y un años,  actualmente a cargo de la Sinfónica Nacional de Bielorrusia y de conocida carrera internacional. Su solvente estilo directoral, gestual y preciso, dio a esta  tercera velada de la Filarmónica oportunidad de lucir sus filas, bien afiatadas, para encarar un programa basado en  Ludwig van Beethoven (al comienzo) y justamente en su Rusia natal, en este caso con la admirable obra  del gran orquestador que fue NikolaiRimsky Korsakov.


El comienzo con la obertura  (la definitiva luego de varias que había preparado el genio de Bonn) de la magistral ópera ”Fidelio”, mostró los ajustes, ataques, y rítmica bien manejados por el director invitado, logrando una clara consustanciación con una de las oberturas operísticas más comunicativas y pregnantes.


Enseguida se escuchó el tercer Concierto para piano y orquesta en Do menor, op 37,que ya evidencia el sesgo típico beethoveniano. Nacido el mismo año que su primera sinfonía, pone a prueba también al instrumento como tensión dramática con la orquesta en su estructura de tres movimientos.


Fue su ejecutor en la sesión el italiano (veronés de origen) Filippo Gamba, nacido en 1968, que perfeccionó sus estudios con la recordada Maria Tipo, y  que interesó por su moderado y respetuoso pianismo en relación con la orquesta, en los  diálogos y en los momentos a solo, con“cadenzas” sin espectacularidades pero precisas, con escaso uso de la pedalera y manteniendo un sonido acorde y bien relacionado con la orquesta y su director. Una impresión favorable y mesurada que reclamó aplausos sostenidos, a los cuales respondió ingresando al programa una evocación  de Chopin a través de la Mazurca  Nº 49, op.68 nº 2, en estilo y forma.


La parte conclusiva del concierto fue un homenaje de un ruso a otro –si cabe la forma de describirlo- al ejecutar de manera impecable  la suite “Sheherazade” op.35, de NikolaiRimsky-Korsakov. Alli,  el director estuvo en su salsa y esa  partitura celebre basada en un cuento de “Las mil y una noches”, basada en una recopilación de relatos árabes, con una orquestación generosa, amplia,  y  una paleta variadísima de ritmos y temas, sirvió para el lucimiento del organismo.


Se  la escuchó bien preparada, desde el impecable solo de violín de su concertino Pablo Saraví, hasta los grupos de las cuerdas y vientos de madera y metales. Las cuatro partes del poema, que refieren al mar y el barco de Simbad, la historia del príncipe Kalender, el joven príncipe y la joven princesa y la fiesta en Bagdad con el naufragio del barco,  fueron dando los perfiles de esa orquestación brillante a que nos  acostumbra la obra de Rimsky al lado de la intención programática,y que supo de una lucida traducción en la velada.

 

Calificación:  Muy bueno

 

Néstor Echevarría