Asociación Ensamble Lírico Orquestal, Temporada 2019
VERDI Y SUS CRIATURAS MUSICALES POR SOBRE TODO
Auditorio de Belgrano
Viernes 26 de Abril de 2019
Escribe Donateo Decina
Opera “IlTrovatore”.
Drama en Un Prólogo y Cuatro Actos con Música de Giuseppe Verdi y Libreto de Salvatore Cammarano, basado en la novela “El Trovador” de Antonio García Gutierrez.
Elenco: Gastón Oliveira Weckesser (Manrico), Svetlana Volosenko (Leonora), Enrique Gibert Mella (Conde de Luna), Maria Lujan Mirabelli (Azucena), Carlos Esquivel (Ferrando), FabianQuenard (Ruíz), Angie Maya (Ines) , Eduardo Maradei (Gitano), AngelCerricchio (Mensajero),
Coral Ensamble, Directora: Cecilia Layseca,
Orquesta del Ensamble Lírico Orquestal.
Escenografía y Vestuario: Jessica Barredo Díaz,
Iluminación: Luís Bolster.
Dirección Musical: Gustavo Codina.
Puesta en Escena: Raúl Marego.
NUESTRA OPINION: BUENO.
Una vez mas viene a la mente la canción que Enrique Pinti entonaba al final de “Salsa Criolla”: “Pasan los años, pasan las guerras, quedan los artistas”. Trasladada al ámbito musical en general y el lírico en particular, podemos transformarlo en “Pasan los años, pasan las guerras, pasan las puestas, quedan Verdi y sus criaturas musicales”. Podra sonar muy duro este aserto que introduzco en el presente comentario, sin embargo lo hago desde mi óptica luego de haber presenciado la función de “IlTrovatore” con la que el Ensamble Lírico Orquestal inició la presente temporada, lo cuál de por si solo es un magnífico acontecimiento. Encarar en un año muy difícil para el País una temporada, iniciarla con un celebérrimo título, proseguirla con una reposición a 29 años de habérsela escuchado completa porúltima vez (La Rondine) y encarar dos títulos mas, uno de ellos en plena calle Corrientes, además de cooperar con otrosgrupos independientes (de hecho el próximo Jueves 2 subirá en el Avenida “Falstaff” en reposición del magnífico trabajo dela Compañía Lírica Giuseppe Verdi, nominado a mejor puesta de entidades privadas del 2018 por la Asociación de Críticos Musicales de Argentina), habla a las claras del enorme esfuerzo de organización que todo ello infiere. Sumemos que esta puesta sale de gira al interior y que concentra el esfuerzo de producirla, convocar interpretes vocales, conformar un soporte orquestal (este trabajo se estrenó el pasado año en el Teatro Roma de Avellaneda pero ahí se contó con la participación de la Sinfónica Local) y arrendar una sala como el Auditorio de Belgrano, su casa en estos años, para lo que cuenta con la inestimable colaboración de los actuales arrendatarios y gestionadores del espacio, a los que debo felicitar por dos motivos fundamentales: la instalación de aparatos de Aire Acondicionado en la sala, algo que era imprescindible a todas luces y la excelente predispoición del personal siempre amable con el espectador. Tal vez (ya como sugerencia), convendría pensar en la reapertura del minibar que existía en el hall, necesario para los intervalos, aunque se vió que hay una instalación a tal fin en los jardines de entrada que por el mal tiempo reinante no pudo habilitarse. Todo esto es inmensamente meritorio.
Entrando de lleno en el espectáculo, se apreció la puesta diseñada por Raúl Marego. En el aspecto personal, debo decir que no me pareció adecuada la alegoría que empleó para trasladar la acción de la España Medioeval a la Argentina de los últimos 40 años. De pasar de las luchas principescas en torno a Aragón y la casa de Urgel, con Manrico y los Gitanos Vazcaínos de un lado y el Conde de Luna, defensor del orden impuesto por el Duque, a esta de un Conde que viste atuendos y grados militares de la época del totalitarismo y Manrico y los gitanos calzando vestimentas civiles y armados con palos como los piqueteros de hoy. Súmese que el coro Femenino de amigas de Leonora en la escena del convento está ataviado con pañuelos blancos y anteojos oscuros, para tener una perfecta idea de todos los simbolismos que se expusieron. Y esto a mi entender es: tomando el texto traducido de Cammarano. “No hay Noticias de Manrico”, y Leonra que tomará los habitos, es evidente de que el héroe, en este contexto, es un desaparecido y las fuerzas del Conde lo mantienen en esa situación. El fondo de Cortinados y harapos que diseño Jessica Barredo Díaz se va desgajando a medida que transcurre el final de la puesta. El “Miserere” que entona Leonora se desarrolla con el Coro en el fondo cantando de espaldas y los brazos y manos derechas extendidos a la usanza Fascista, mientras la pira comienza a arder para que sea llevada Azucena y Manrico entona la despedida tras las rejas y a la vista. Y en el final es visibilizada la decapitación del héroe tal cual indica el texto, “hacha a mi rival, hoguera a la gitana”. Sutilmente una pañoleta de color rojo será la conductora de la trama ya que en el desenlace caerá un costado simbolizando el fin de Marico, pero previamente y ya desde el primer acto, mantendrá envueltas las espadas que Manrico y el Conde empuñarán para enfrentarse a lo largo de la misma. Y la enunciación del texto remite a una sola palabra “Hierro” que del mas puro Castellano derivará a “Fierro”, lo que en la jerga castrense Argentina solo se interpreta como que quienes poseen los fierros son solo los jefes destinados a cuartel con mando de tropa, y si sumamos en que solo Manrico, el Conde y las Tropas de Este último usan Armas dehierro en lugar de Armas de fuego actuales, solo de esta forma puede entenderse y completarse la visión del Director Escenico para esta puesta, a la que si le agregamos el lugar en el que fue estrenado y quienes lo gestionan, cabe perfectamente para ese ámbito que no es el actual, y de ahí que esta alegoría (ya muy gastada, intentada por Valentina Carrasco en el fatídico “Colón Ring”,y por Michal Znaiecki en “Volo di Notte”, ambos en Ntro. Máximo Coliseo) no me cierre a mi para el actual ámbito en que se la montó. Solo Azucena es mostrada fiel a la historia y por ello viste el atuendo que le corresponde. En este contexto la iluminación de Luís Bolster se mostró adecuada en todo momento, aunque dos cambios repentinos de luces que pasaron por diferentes tonalidades enturbiaron la visualización y es muy probable que hayan sido pequeños percances.
En el aspecto vocal, tuvimos en Gastón Oliveira Weckesser a un sólido protagonista, que si bién lució algo destemplado en el comienzo, creció con el correr de la función hasta alcanzar una “Pira” estupenda y un final electrizante. Es muy buen actor y se movió por todo el escenario con absoluta naturalidad. Svetlana Volosenko, mas allá de una dicción Italiana que no la favorece, fue una “Leonora” absolutamente creíble que culminó su faena con mucho temperamento y dando el el tipo justo durante todo el cuarto acto en el que descolló verdaderamente. Enrique Gibert Mella sigue dando muestra de talento y profesionalidad. Comenzó regulando su actuación (canta el rol tres días conecutivos), sorteó muy bien el siempre difícil “Il balen dell suo sorriso” hasta llegar a un cuarto acto con regístro absolutamente acerado y un final soberbio. María Luján Mirabelli fue la figura de la noche. Cantó su Azucena sin guardarse nada y se floreó en el escenario. Carlos Esquivel cantó Ferrando con Categoría y Oficio. Sigue exhibiendo una magnífica zona central y fue el complemento ideal para Gibert Mella y su Conde. Fabian Quenard sorprendió muy gratamente como Ruíz. El también fue el “ladero” de Manrico. En cambio Angie Maya como Inés (confidente de Leonora), exhibió un registro desparejo. Acertados en sus intervenciones tanto Eduardo Maradei (histórico vocalista del Coral Ensamble) en el rol del Gitano como AngelCerricchio en el rol del Mensajero.
El “Coral Ensamble”, preparado por Cecilia Layseca, hizo su habitual derroche de entusiasmo y eso es sumamente laudatorio. El Coro de Gitanos fue correctamente entonado y tanto la sección Femenina en el final del segundo acto, como la Masculina que ahí debe desdoblarse, respondieron de manera adecuada, lo mismo que esta última en el “Miserere”.
Para culminar, el otro héroe de la noche fue Gustavo Codina. Al frente un una Orquesta de tan solo 17 profesores hizo que sonaran como si fuesen muchos más. Muy amalgamada con muy buen sonido, tal vez un tema de retorno con el escenario hizo que se produjeran algunos desacoples que empero no afectaron el resultado final.
Se podrá estar de acuerdo o no con el enfoque, se podrá debatir, pero lo que no se discute es que Verdi es ya inmortal y una vez mas su música estuvo por encima de todo, aquí junto a Manrico, su fiel Trovador.
Donato Decina