“Ariadna en Naxos” de Richard Strauss, en el teatro Colón
Teatro Colón
Miércoles 31 de Julio de 2019
Escribe: Graciela Morgenstern
"Ariadna en Naxos”, de Richard Strauss
Libreto: Hugo von Hofmannsthal
Elenco: Carla Filipcic Holm, Gustavo López Manzitti, Jennifer Holloway, Ekaterina Lekhina, Hernán Iturralde, Pablo Urban, Luciano Garay, Santiago Martínez, Iván García, Carlos Kaspar, Mariano Fernández, Laura Pisani, Victoria Gaeta, Florencia Machado y otros.
Orquesta Estable del Teatro Colón.
Régie: Marcelo Lombardero
Director de orquesta: Alejo Pérez
Tras más de veinte años de ausencia en su repertorio, el Teatro Colón ofreció una nueva presentación escénica de "Ariadna en Naxos", en un prólogo y una acto. La estructura es muy interesante. El prólogo presenta el conflicto entre una compañía de ópera y otra de comediantes que se ven obligados por el capricho de un rico vienés, a actuar simultáneamente en la representación de la ópera seria "Ariadna en Naxos", lo que provoca la indignación del joven compositor de la obra -compositora en esta versión- quien finalmente acepta el desafío. El acto en sí mismo consiste en una ópera dentro de una ópera, en la que la frívola idea del amor de la comediante Zerbinetta se opone al sentimiento pesimista de la desconsolada Ariadna y su patética soledad en la isla de Naxos, donde ha sido abandonada hasta que finalmente, el milagro del amor la une a Baco.
En esta oportunidad, hubo interpretaciones de diferentes niveles artísticos. El rol protagónico contó con la actuación de Carla Filipcic Holm, excelente desde todo punto de vista. Exhibió voz potente y aterciopelada, de color atractivo. Con impecable línea de canto, expresó la variada gama de sentimientos y estados de ánimo de Ariadna: esperanza, depresión y regocijo.
Su contraparte, Zerbinetta, estuvo a cargo de la soprano rusa Ekaterina Lekhina quien cautivó al público con su esbelta figura y desenfado actoral. Desde el punto de vista vocal, su actuación fue correcta, cumpliendo con la chispeante bravura que le impone la partitura.
En tanto, Jennifer Holloway articuló el papel de la "compositora" con intensidad. Aunque sus recursos vocales no siempre fueron suficientes para este personaje, cantó con tono sedoso y profundidad apasionada.
Gustavo López Manzitti realizó una buena actuación, con voz bien timbrada y adecuado caudal, en un rol difícil desde el punto de vista actoral ya que fue ridiculizado desde la marcación escénica. Luciano Garay utilizó tonos ricos y variados como Arlequín, especialmente durante el romance, cuando cae bajo el hechizo de la "ópera seria". Hernán Iturralde presentó un Maestro de Música cálido y comprensivo, con notas firmes y redondas, mientras Carlos Kaspar fue correcto como el mayordomo.
El resto del elenco cumplió con su labor con eficacia, destacándose Laura Pisani, Victoria Gaeta y Florencia Machado quienes cantaron en forma armónica, con tono parejo y equilibrio vocal.
Alejo Pérez, al frente de la Orquesta Estable, realizó una lectura correcta de la partitura en la que foso y cantantes actuaron en plena simbiosis. Sin embargo, no exhibió toda la riqueza instrumental y colorido que la misma contiene.
Desde el punto de vista visual, mientras el vestuario de Luciana Gutman , la escenografía de Diego Siliano y la iluminación de José Luis Fiorruccio, estuvieron acordes a la puesta que se presentó, la producción escénica de Marcelo Lombardero transportó la obra a tiempos modernos, con un Prólogo bien logrado, que se adaptó perfectamente a la obra. En la segunda parte, el acto de Ariadna, introdujo una serie de bufonadas irreverentes, como el hecho de que Baco apareciera vestido de pavo real, que desvirtuaron el espíritu de la ópera y causaron las risas del público y no les permitió disfrutar del verdadero romanticismo contenido en el dúo y los momentos finales. Una verdadera pena, especialmente para los que la veían por primera vez y se llevaron un concepto equivocado de una obra sublime.
CALIFICACION: BUENA