Monteverdi camaristico en el Colón
Teatro Colón
Viernes 30 de agosto de 2019
Escribe: Néstor Echevarría
Obra de características precursoras en la historia de la ópera, “L’incoronazione di Poppea” del admirable músico cremonés Claudio Monteverdi , volvió al Colón de Buenos Aires en esta que fue una versión en forma de concierto, con diferencia de antecesoras en el tiempo en el mismo teatro, que tuvieron afamados directores (Serafin, Bartolertti, Jacobs, por ejemplo) y puestas escénicas.
Si, efectivamente, traigo este recuerdo porque fueron versiones que enriquecen la historia del Colón. Aquella versión de Tullio Serafin fue en 1938, la de Bruno Bartoletti en un gran momento de su carrera en los podios en los años sesenta y la que dirigió Rene Jacobs en los noventa. De manera que todas aquellas representaciones tenían concepto escénico, con puestas de conocidos registas.
Vale decir, que esta dicotomía , si cabe, entre la concepción operística y la concertistica, ocurre también por la concepción misma de la monumental obra monteverdiana, los manuscritos que se conocen de Venecia y Nápoles, donde la parte instrumental parece concebida como acompañamiento de la escritura vocal, dieron lugar con el tiempo a numerosas elaboraciones, y digamos también reelaboraciones.de esa emblemática partitura que se dio a conocer en Venecia en 1642.
Asi pues, los ricos elementos del lenguaje monteverdiano, el “stilerappresentativo” y también el “stileconcitato”, la monodia, los ritornelli etc. se conjugan todos en una extensísima partitura que, en la diversas reposiciones, suele ser recortada por la longitud de las escenas. En el caso que me ocupa sufrió varios cortes en atención al tiempo de duración total previsto.
De manera que en el Colon, se pudo apreciar un Monteverdi camaristico con instrumentos de época, al presentarse la versión del Ensemble Matheus dirigido por Jean-Christophe Spinosi, nacido en Córcega, hace cincuenta y cinco años , que ganó justo prestigio por su dedicación a la música vocal e instrumental del barroco.
Aclaremos que el Ensamble Matheus, que el mismo fundara en 1991 como cuarteto para convertirse luego en un ensamble y lograr amplia resonancia en los ambientes europeos, está provisto de instrumentos de época. Spinosi ofreció una versión que podría parangonarse a un “semi-staged”, donde los cantantes, con un lucido vestuario especialmente preparado, se desplazaban muchas veces interpretando vocal y visualmente sus momentos, dibujando –valga el simil- sus rasgos sicológicos, a la vez que el director desde el podio, con ambas manos y sin batuta, marcaba compases y escenas con elocuentes y enfáticos gestos.
En suma, una versión digna, respetuosa, sujeta a varios cortes (como expresó el propio director) con instrumentos de época , ya que aparecen junto a los de cuerdas tradicionales , también la tiorba, la viola da gamba, el cornetto la flauta y el clave siempre presente Entonces, unidos a voces preparadas , tres sopranos ,una de ellas la protagonista Verónica Cangemi, tres contratenores (uno de ellos Raffaele Pe (Nerone), la mezzosoprano Jose Maria Lo Monaco (en tres papeles, pero principalmente Octavia), el bajo Luigi De Donato(Séneca) entre otras voces, juveniles particularmente, fueron exponiendo la trama.
En suma, siempre el gran Monteverdi, padre operístico si cabe, sigue presente, de diferentes modos y formas, en diferentes contextos, pero demostrando la nobleza y vigencia de su estro.
Calificación: Muy buena