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"Don Giovanni" en el Royal Opera House

 

Royal Opera House, Londres

Jueves 3 de Noviembre de 2019

 

Escribe: Andrés Hine

 

“Don Giovanni”, ópera en dos actos, con libro de Lorenzo Da Ponte, y música de Wolfgang Amadeus Mozart.

Roberto Tagliavini - Leporello

Malin Bystrom - Dona Anna

Don Giovanni - Erwin Schrott

Brindley Sherratt - Commendatore

Emanuele D'aguanno - Don Ottavio

Myrto Papatanasiu

Louise Adler - Zerlina

Leon Kosavic - Masetto

Coro del Royal Opera House - Director William Spaulding

Orquesta del Royal Opera House - Director Harmut Haenchen

 

 

Dentro del repertorio mozartiano, tal vez Don Giovanni sea la ópera más difícil de llevar a escena. Desde el punto de vista vocal, requiere ocho cantantes, todos de primera línea y prácticamente, no tiene papeles secundarios. En el aspecto visual, sus dos extensos actos están divididos en numerosos cuadros sucesivos, con los consiguientes cambios escénicos. Además. hay muchos momentos en que lo sobrenatural se mezcla con lo humano, causando dificultad en su resolución.

 

 En el plano musical, el uruguayo Erwin Schrott se desempeñó eficazmente en el papel protagónico. Fue un Don Giovanni juvenil y arrogante, desafiante hasta la temeridad. Con voz potente y flexible, cantó sus breves arias Fin che dal vino y la Serenata y otorgó a cada frase la inflexión precisa para revelar la intención detrás de cada una de ellas. De gran magnetismo, sin duda, resultó uno de los más aplaudidos de la función.

 

Otro triunfador fue Roberto Tagliavini como Leporello, un ingrediente vital en el esquema de la ópera. Con voz bien colocada supo crear una figura noble, captando la hondura de cada faceta del rol.

 

Jonathan Boyd fue un Don Ottavio correcto, con buen rendimiento en sus dos arias Dalla sua pace e Il mio tesoro que fraseó con elegancia. Con iguales resultados Leon Kosavic encarnó al apaleado y engañado Massetto. El Commendatore de  Brindley Sherratt también estuvo bien cantado.

 

En el plantel femenino, la Doña Ana de Malin Bystrom tuvo considerable caudal vocal, frases de gran refinamiento y sólida coloratura, especialmente su aria Non mi dir. Además, expresó de manera muy comunicativa, el hondo dramatismo del personaje. También cosechó aplausos entusiastas al final de su aria y en el saludo final.

 

Myrto Papatanasiu como Doña Elvira, cantó con refinamiento e intensidad, afrontando las difíciles escalas y arpegios, especialmente en Mi tradí. En tanto, la Zerlina de Louise Adler resultó picaresca y chispeante, con muchas virtudes vocales.

 

El Coro del Royal Opera House, bajo las dirección de Sergey Levitin, cumplió con su cometido. Lo mismo puede decirse de la Orquesta del Royal Opera House bajo la batuta Hartmut Haenchen quien dirigió con eficacia.

 

La producción escénica consistió esencialmente en un cubo de dos pisos que rotaba presentando distintos balcones, escaleras y habitaciones al cual se agregaron proyecciones que intentaban proporcionar una ambientación acorde a la escena en curso. Con el transcurrir de la obra este recurso se volvió tedioso al ser muy limitadas las variaciones que podía ofrecer. Los palacios, el jardín y el cementerio no mostraban grandes diferencias. Las dificultades con la puesta se profundizaron en el acto final donde Don Giovanni no descendió a los infiernos, sino que permaneció solo y vivo en escena mientras el conjunto final, que expresa la moraleja, se cantó fuera de escena.

 

La marcación escénica de Kasper Holten mostró vitalidad dentro de las limitaciones que imponia la escenografía.  En tanto fue adecuada la iluminación de Bruno Poet. El vestuario de Anja Vang Kragh, no fue de gran belleza pero cumplió con su función. Por el lado de las carencias, el hecho que Don Giovanni haya sobrevivido a la escena del cementerio, restó fuerza dramática al final.

 

A pesar de las objeciones en lo visual, en el aspecto musical fue una versión para disfrutar.