Maravillosa presentación de Joyce Di Donato junto a “IL POMO D’ORO” en el Colón
BRILLANT FINAL DE CICLO
Teatro Colón
Lunes 28 de Octubre de 2019
Escribe: Martha Cora Eliseht
Como la mayoría de los Ciclos de Conciertos a esta altura del año, el Mozarteum Argentino concluyó el suyo con un espectáculo de alta jerarquía: la presentación de la talentosa mezzosoprano estadounidense Joyce Di Donato junto al Ensemble de Música Barroca “IL POMO D’ORO” dirigido por Maxim Emelyanychev el pasado lunes 28 del corriente en el Teatro Colón, con la participación del bailarín y coreógrafo argentino Martín Palazzo y bajo la dirección escénica de RalfPleger, con iluminación a cargo de Hemming Blum, diseño de video de Yousef Iskander y vestuario de Vivianne Westwood y Lasha Rostobaia, quienes confeccionaron los trajes para Joyce Di Donato y Martín Palazzo, respectivamente.
Fundado en 2012, este conjunto se caracteriza por sus presentaciones dinámicas de óperas y otras obras del barroco y clasicismo. Está formado por músicos no sólo sumamente talentosos, sino también, especialistas en la materia. Utilizan instrumentos de época (clavecín, violín barroco, viola da gamba, oboe d’amore, tiorba, flauta de pan, flautín y cornetto), que suenan maravillosamente bien. Desde 2014 hasta la fecha, el ruso Maxim Emelyanychev es el director musical del conjunto y cuenta con una numerosa discografía, a tal punto que fue galardonado con el Premio Echo Klassik 2017. No sólo se presenta en los principales teatros europeos, sino que viene realizando una gira internacional junto a Joyce Di Donato desde 2016 por los grandes escenarios del mundo para presentar su último disco: In War and Peace: Harmony through Music (En Guerra y Paz: Armonía a través de la Música), espectáculo con el cual se presentó sobre el escenario del Colón.
El mismo se divide en dos partes: Guerra y Pazy comprende una conjunción de obras de diferentes autores: Georg Frederich Häendel (1685-1759), Leonardo Leo (1694-1744), Emilio De Cavalieri (1550-1602), Henry Purcell (1659-1695), Carlo Gesualdo (1566-1613) y Arvo Pärt (1935). El resultado final es un monumento a la exquisitez y el buen gusto, maravillosamente actuado, con recursos de luminotecnia exactos y precisos para ilustrar las diferentes piezas que componen el espectáculo, pero resaltando el claroscuro característico del barroco. En cuanto al vestuario, fue sencillo y práctico. El bailarín aparece con el torso desnudo, ataviado solamente con una pollera larga, que le permite amplitud de movimientos, mientras que Joyce Di Donato lució dos vestidos clásicos en color negro (Guerra) y gris plomo (Paz), luciendo como accesorio un amplio chal haciendo juego. Y al mejor estilo de una tragedia griega, cantó descalza sobre el escenario que tantas veces la vio brillar. Tanto la mezzosoprano como el bailarín se desplazaron con posturas simétricas en escena, resaltando el hilo conductor. Y una vez más, Joyce Di Donato demostró poseer una coloratura soberbia, con matices oscuros y brillantes, impostando la voz en las arias más dramáticas (Scenes of Horror, Scenes of woedel oratorio Jeftéde Häendel, Prendiquel ferro, o bárbaro! de Andrómaca, de Leonardo Leo y el célebre Lamento de Didode DIDO Y ENEAS, de Purcell) y brindando excelentes matices en los pianissimi y en las arias lentas (Lascia ch’ío piangode la ópera Rinaldo, de Häendel).. Su voz cálida, melodiosa y potente sobresalió en todo momento por su excelencia interpretativa y sus magníficas dotes histriónicas. Según opinión personal de quien escribe, ha sido la mejor actuación de la diva estadounidense sobre el escenario del Colón.
La soberbia y magistral dirección de Maxim Emelyanychev sorprendió a todos los presentes –en su calidad de director musical y clavecín solista- . Y llegó al summum cuando ejecutó un magnífico solo de cornetto en la Sinfonía de la Representatione dell’anima e di Corpo, de Emilio De Cavalieri. Lo mismo sucedió a continuación, con la colosal interpretación de la célebre Chacona para tres violines y bajo continuo de Purcell a cargo de la concertino Zefira Valova, los violinistas Nicholas Robinson y Daniela Nuzzoli y la contrabajista Anna María Bator. La tiorba –instrumento antiguo de cuerdas similar al laúd, a cargo de Gianluca Geremia- sonó magistralmente en el contrapunto de notas graves, mientras que Ana Fusak tocó un magnífico solo de flauta dulce y flautín en el aria del oratorio Susana de Häendel (Crystal stream in murmurs flowing), imitando el sonido de los pájaros. Esta última formó parte de la segunda parte (Paz), donde la iluminación se dio gradualmente con tonos claros, predominando el brillo del sol y el hecho que los protagonistas –mezzosoprano y bailarín- arrojaran pétalos de flores. Luego del interludio orquestal con la música de Arvo Pärt Da pacem, Domine, Joyce Di Donato se lució en las dos arias finales del espectáculo: Augeletti, che cantatode la ópera Rinaudo de Häendel y Doppa Nottede Ariodante, del mismo compositor. Allí se lució Martín Palazzo mediante una fouette y un solage magistrales, haciendo gala de su plasticidad, además de usar elementos de técnica Graham durante el resto de la coreografía (contracción, relajación, giros).
Al terminar el show, el público aplaudió de pie a los intérpretes en forma unánime y sostenida, motivo que obligó tanto a Joyce Di Donato como a Martín Palazzo a tomar los micrófonos y dirigirse al público – mitad en castellano, mitad en inglés, con traducción simultánea- para explicar el propósito de la obra con la siguiente pregunta retórica: ¿cómo encontrar la paz, en medio del caos?... E invitó al público a dejar su opinión por escrito en unas tarjetas –especialmente diseñadas para tal efecto- que se repartieron con los programas. Y dio otra muestra de su enorme generosidad antes del cierre: cantó una transcripción para instrumentos barrocos de Morgen (La mañana) de Richard Strauss. Tanto ella como los integrantes de Il Pomo d’Oro se retiraron ovacionados y sumamente complacidos. Un broche de oro para un brillante final de ciclo, digno del Mozarteum.