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Concierto de Sofía Laría y Adrián Pellegrino

 

Ciclo de Música de Cámara de Bach a Piazzolla

Teatro Colón de Mar del Plata

Sábado 2 de Noviembre de 2019

 

Escribe: Eduardo Balestena

 

Sofía Laría; Adrián Pellegrino, piano
Ciclo de Música de Cámara de Bach a Piazolla.

 

Este nuevo concierto del décimo quinto año del Ciclo de Música de Cámara de Bach a Piazzolla estuvo dedicado a los ganadores del primer premio compartido de la tercera categoría del Concurso Nacional de Piano Catedral de La Plata.


En la primera parte Sofía Laría interpretó las Seis piezas para piano opus 118 (1892), de Johannes Brahms (1833-1897).


Vuelto hacia lo más intimista y poético de su concepción sobre el instrumento, Brahms desarrolla una serie de seis obras que conforman el opus (Intermezzos, Ballade, Romance) que se apoyan entre sí como un todo y que a la vez brillan como creaciones autónomas y que expresan acabadamente un ideal romántico: la sensibilidad se encuentra volcada hacia aquello que el instrumento puede suscitar en su acepción más llana y lírica.


Despojadas de toda tensión y respondiendo a una estructura de motivos que se suceden y completan, combinando soluciones de gran sencillez (en la elaboración y resolución del material temático), que no requieren de una elaboración formal compleja para establecer el equilibrio entre la sensibilidad y la forma pura que plantean como horizonte estético. Sus requerimientos son por eso mismo muy grandes: basada en el refinamiento del fraseo, en un tempo que pueda expresarlo acabadamente y en un sonido que parece surgir y extinguirse sin estridencias para ser sucedido por otros que parecen también brotar delicadamente de una paleta musical, la obra demanda una hondura en el enfoque y la posibilidad de sostenerla en esa idea de que cada frase es algo que se descubre.


Sofía Lauría, graduada del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla y de la Universidad Nacional de Artes, alumna entre otros de José Luís Juri y Edith Fischer, abordó un trabajo de los más representativos de una etapa de Brahms que, en su juventud, le demandaron un dominio y sentido estético que supo plasmar acabadamente.


Adrián Pelegrino interpretó seguidamente la Sonata opus 31 nro. 2, “Tempestad”, (1801-1802) de Ludwig van Beethoven (1770-1827).


Como en muchas obras de Beethoven el planteo inicial proviene de un elemento en sí mismo simple –una simple frase inconclusa- produce expectativa y motoriza todo el desarrollo temático ulterior, con esos típicos arranques beethovenianos que van transformándose sin perder la tensión inicial. De manera distinta, el adagio central, un tema con variaciones donde el material inicial se reitera, en un desarrollo que llega a una suerte de final sin resolución, sucedido por el Allegretto final,  cuyo tema inicial también está dado en una célula de un fuerte potencial rítmico, explotada a lo largo de todo el desarrollo.


Con un seguro manejo formal de la obra, en su continuidad y en el permanente cambio de intensidades Adrián Pellegrino, graduado del Conservatorio Provincial de Música Luís Gianneo, de Mar del Plata, alumno de Graciela Alías y, en distintos encuentros de piano,  de maestros como José Luís Juri y Edith Fischer, mostró un cuidado conocimiento de una obra de una clara dificultad técnica.


Para concluir, interpretó la Balada nro. 1, opus 23 (1835) de Frederic Chopin (1810-1849).


De una naturaleza y demandas muy diferentes a las de la obra anterior, fue interpretada muy acabadamente, con manejo muy sólido de los cambios de intensidades, dinámicas, inflexiones  y carácter de pasajes unidos en una continuidad no sencilla de lograr. Exuberante y  la vez ordenada, la música de Chopin tiene requerimientos y brillo propios.


Dos jóvenes pianistas que evidenciaron una muy sólida y seria formación que les ha permitido abordar obras centrales de la literatura del instrumento.

Eduardo Balestena