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BACH PARA CERRAR LA TEMPORADA MUSICAL 2019

 

Catedral Basílica de Salta

Viernes 20 de diciembre de 2019


Escribe: José Mario Carrer

 

 

Orquesta Sinfónica,

Coro de Cámara de la Universidad Católica

Magdalena Soria (soprano), Myriam Molina (soprano), Ana Issa (contralto), Christian Roldán (tenor), Yamil Montero (bajo)

Director Maestro Jorge Lhez.

Johann Sebastian Bach (1685-1750): Suite Orquestal nº 3 en re mayor BWV 1068, Magnificat BWV 243.

 

Aforo 100%.

 

La Catedral salteña, colmada de oyentes. De pronto el sonido de la afinación de los instrumentos, el ingreso del maestro Lhez, los primeros acordes majestuosos de la Suite nº 3 en su conocida “obertura” y para qué negarlo? un aire de altísima emotividad en el público. Es el estilo barroco francés tan usado en la Alemania de esa época. Esta Suite tiene su historia. Bach compuso las partes de violín acompañado por un bajo continuo; su hijo Carl Philippe Emanuel agregó trompeta, oboe y timbales y finalmente un alumno del compositor de apellido Krebs compuso el complemento de segundos  violines y violas. Pero el segundo movimiento, un “aria”, se constituyó en una de las páginas más famosas del austero barroco alemán y fue compuesta originalmente por Bach aunque con el devenir de los años tuvo innumerable cantidad de arreglos, algunos de gran belleza y otros que sería bueno permanezcan en el olvido. Fue el momento en que los ojos se humedecen, un remanso de paz y dulzura para el corazón dada la profunda y sublime  espiritualidad con la que fue escrita.

 

Lo dije en otras oportunidades. En la liturgia cristiana, en los días antes de la Navidad se produjo en aquel tiempo “la visitación” que se refiere a la visita que la Virgen María realiza a su prima Santa Isabel. Esta circunstancia es relatada por el evangelista San Lucas y su texto es llamado “Magníficat”. Sobre esta base Bach escribe su versión que a través de los años se convierte en la mayor composición del autor en latín. Se trata de una cantata para coro, cinco solistas y orquesta. La poderosa interpretación tuvo puntos sobresalientes. Tempo irreprochable, un ripieno altamente profesional, la deslumbrante Magdalena Soria (soprano), la notable Myriam Molina (soprano) más tres solistas de buena actuación. Los acompañamientos de las arias donde lucieron Eugenio Bucello (violonchelo), David Gomez Garcia y Zaira Olivera Hoyos (flautas), Emilio Lépez (oboe), Jorge Lhez (órgano positivo) mas la afinación y solidez del coro de cámara de la UCASal. El “Magnificat” es una composición espontánea, jubilosa, expresivamente fresca y construcción simétrica -si cabe el término-, sus doce pasajes son relativamente breves “Magnificat anima mea Dominun” canta el coro dando lugar a los dos primeras arias de soprano, una para Myriam Molina y la segunda para Magdalena Soria y luego un estupendo desarrollo con expresivos crescendos y decrescendos,  con arias y dúos hasta el exultante “amen” del final. La aprobación masiva generó como bis  el conocido villancico austríaco “Noche de Paz” de Franz Gruber.   

 

He comentado muchas veces sobre el talento del maestro Lhez. Hoy me refiero además a su modo de involucrarse en su arte. No es fácil describir en palabras la manera en cómo indica a los músicos y cómo esa indicación llega al público convirtiendo al hecho musical en algo compartido, comunitario, disfrutado por todos en el marco de una seria actitud ante la creación de un genio como Bach, pero lo cierto es que el resultado es de alto nivel.