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ADIÓS A MIRELLA FRENI

Domingo 9 de Febrero de 2020

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 


Rodeada en su hogar por sus seres queridos, la gran soprano italiana falleció el domingo en Módena


Por su finura, sensibilidad y simpatía, por lo que significó en el mundo del teatro lírico del último medio siglo, es realmente dolorosa la pérdida de Mirella Freni, quien murió a escasos días de cumplir ochenta y cinco años como consecuencia de una lenta enfermedad degenerativa. Nacida en Módena el 27 de Febrero de 1935, en el seno de una familia de músicos, apasionada por la ópera desde que era niña, cantó sus primeras arias a los diez años, hasta que con un paisano de su misma ciudad y de su misma edad, Luciano Pavarotti, decidieron perfeccionar sus estudios con un célebre profesor: Ettore Campogalliani. Sin imaginar para nada lo que podía ser su futuro, ambos jóvenes se levantaban entonces religiosamente al alba, soportando incluso los fríos invernales, para tomar el tren que los llevaba a Mantua, donde residía su maestro.


Notable carrera
Singularmente bella y dueña de una voz de delicado esmalte, ganadora del Concurso Viotti de Vercelli, la artista de la Emilia se presentó a partir de allí en varios escenarios, hasta que su contratación en el Festival de Glyndebourne, en 1960 (Zerlina, Susanna, Adina), marcó el inicio de una trayectoria de altísimo nivel. En el Covent Garden cantó “Falstaff” (Nanetta), pedida por Carlo Maria Giulini, título con el cual debutó en la Scala, teatro donde fue idolatrada. El Met, la Ópera de Chicago (en ambas, “Bohème”), la condujeron después a Salzburgo, donde se convirtió en la “enfant gateé” de Herbert von Karajan, quien luego de una Micaela (“Carmen”) la llevó a transitar en el mismo tinglado papeles más dramáticos (“Otello”, “Aída”, “Don Carlos”).


La Ópera del Estado, de Viena, la de París, el Liceo, el Bolshoi se sucedieron en un recorrido estelar, que motivó asimismo la ampliación de su repertorio hacia las óperas rusas (“Oneguin” “Dama de Pique”, además de Marguerite, Liù, Juliette, la Amelia de “Simone Boccanegra”, sin olvidar a Scarlatti, Händel, Pergolesi).


En el Colón
Casada inicialmente con otro modenés, Leone Magiera, su primer pianista acompañante y director de orquesta a quien trató de imponer siempre Pavarotti, Mirella Freni contrajo enlace luego, en 1981, con el gran bajo búlgaro Nicolai Ghiaurov, cuyo deceso en 2004 la afectó muy profundamente.


Poseedora de una línea de canto de exquisita cultura, un registro pleno, de cálido color, emisión muy depurada y expresiva y un fraseo de intensa comunicatividad, su cuidadosa disciplina vocal la llevó a rehusar la Turandot que insistentemente le propuso Karajan. Aparte de ello, para muchos colegas fue la intérprete más brillante de “Adriana Lecouvreur”, de Francesco Cilea, a partir de su asunción de un personaje de tanta fuerza emocional en la Ópera de la Bastilla en 1993.


La gran soprano peninsular estuvo en el Colón en dos oportunidades. En 1998, precedida de una creciente expectativa, alcanzó gran éxito en “Fedora”, de Umberto Giordano, junto a Plácido Domingo y Sherrill Milnes. Volvió al año siguiente para actuar en “La Bohème”, cuyo elenco compartió con Luis Lima, Erwin Schrott y Mario Perusso.
Dirigida por James Levine, Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Riccardo Muti, Seiji Ozawa, Giuseppe Sinopoli, entre otros ilustres maestros, el Met realizó en 2005 una gala en su homenaje en celebración del medio siglo de su debut y sus cuarenta años de actuación en Nueva York. “Su maravillosa voz no será olvidada”, dijo Helga Rabl-Stadler, la Presidente de los Festivales de Salzburgo, en los que se presentó en 1966, 1968, 1969, 1970, 1971, 1972, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978, 1979 y 1980. “La pureza propia de una campana de este metal de cristal”, escribió luego de su última presentación allí Norbert Tschulik en el “Wiener Zeitung”, “hizo que en lo profundo de nuestros corazones pudiéramos llegar a sentir la voz de un ángel”.


Carlos Ernesto Ure