Excelente cierre de la Temporada de Verano en el CCK a cargo del Trío Alberto Williams
DE ALTA GAMA Y GRAN JERARQUÍA
Auditorio Nacional
Viernes 28 de febrero de 2020
Escribe: Martha Cora Eliseht
El pasado viernes 28 del corriente tuvo lugar el cierre de la Temporada de Conciertos de Verano en la Sala Sinfónica (Auditorio Nacional) del Centro Cultural Kirchner (CCK) a cargo del Trío Alberto Williams, en un programa compuesto por las siguientes obras: Trío n° 3, Op.1 de Ludwig van Beethoven (1770-1827), el Poema en Zamba de Elsa Calcagno (1910-1938), Elegía, Op.23de Josef Suk (1874-1935) y el Trío en Mi menor n° 4 (“Dumky”), Op. 90 de Antonin Dvorak (1841-1904).
La prestigiosa agrupación integrada por Nicolás Favero (violín), Antonio Formaro (piano) y Siro Bellisomi (violoncello) se formó en La Plata en 2011, debutando nada más ni nada menos que con el Triple Concierto para violín, cello y piano de Ludwig van Beethoven bajo la dirección de Alejo Pérez al frente de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata. A partir de allí, desarrolló una intensísima actividad presentándose en las principales salas de conciertos del país y su repertorio no sólo comprende las numerosas obras de cámara para trío instrumental de la música universal, sino que también hace hincapié en la difusión de compositores argentinos y latinoamericanos. Y lleva el nombre del ilustre músico y compositor argentino Alberto Williams (1862-1952) por ser el primer autor nacional que compuso un Trío en La menor para violín, cello y piano Op. 54 en 1904. Su vasta obra –que comprende numerosa música de cámara, 9 sinfonías y poemas sinfónicos como El rancho abandonado, Eterno Reposo y Poema del Iguazú- se divide en 3 períodos: hasta 1890, donde sus obras poseen influencia netamente europea, y desde 1890 a 1910, donde toma elementos del folklore local y los incorpora a la tradicional formación europea. Posteriormente a 1910, Williams ya se afianza como un compositor internacional a partir de su Sinfonía n° 2, transformándose en una figura clave para la difusión del nacionalismo musical argentino.
Debido a la ausencia de programas de mano, Antonio Fornaro tomó la voz cantante para anunciar las obras comprendidas en el programa, comenzando con el mencionado Trío n° 3 de Beethoven. Compuesto cuando el genio de Bonn contaba sólo con 25 años y estudiaba con Joseph Haydn en Viena en 1798, consta de los 4 movimientos tradicionales (Allegro/ Andante/ Scherzo- Rondó/ Finale), donde ya pueden apreciarse sus características de compositor romántico. El Trío Williams ofreció una versión muy sólida de dicha pieza de cámara, con un sonido envolvente y de gran jerarquía. Posteriormente, se ejecutó la fantasía de la compositora argentina Elsa CalcagnoPoema en zamba –obra inédita para muchos de los que se dieron cita en la Sala Sinfónica- con su partitura original. Se trata de una obra clásica que toma elementos de la tradicional danza folklórica, perfectamente hilvanados para lograr una gran musicalidad y un bello sonido que los intérpretes supieron ejecutar a la perfección. Y es un gran mérito no sólo haber rescatado esta obra del olvido, sino también tener intención de grabarla a la brevedad para rendir homenaje a esta ilustre compositora.
Tras un breve intervalo, el Trío Williams ofreció una versión memorable de la Elegía Op. 23 de Josef Suk. Este gran compositor checo no sólo fue discípulo de Antonin Dvorak, sino que además contrajo matrimonio con una de sus hijas. Esta obra data de 1902 y fue compuesta originalmente para violín solista, cello solista, armonio, arpa y cuarteto de cuerdas. Posteriormente, se realizó una versión más acotada para violín, cello y piano cuya melodía –por momentos- hizo acordar a Noche Transfigurada de Arnold Schönberg y al misterio que encierra la melodía del Nocturno n° 3 para piano de la Suite Lyrica Op.54 de Grieg. Es una obra de breve duración, pero que posee una bellísima armonía y un estupendo color tonal, características que los integrantes del trío supieron capitalizar muy bien en cuanto a su interpretación. Y cerraron el concierto con una soberbia versión del más famoso de los tríos compuestos por Dvorak: el n° 4 en Mi Menor, Op. 90 (“Dumky”), cuyos 6 movimientos (Lento maestoso- Allegro quasidoppo momento Poco adagio- Vivace non troppo- vivace/ Andante- Vivaca non troppo- Allegretto/ Andante moderato- Allegretto scherzando- Quasitemoo di marcia/ Allegro/ Lento maestoso) fueron ejecutados de forma sublime, con una perfección y profundidad sonoras dignas de estos tres grandes músicos. Las melodías tristes alternan con momentos de gran frenesí –típico de la música checa y de la Mittel Europa- y sonaron estupendamente bien. Tal es así, que el público estalló en aplausos y ovacionó de pie al conjunto, que se vio obligado a hacer un bis: la Huella de Luis Gianneo, donde el violín y el cello desarrollan la melodía mediante un soberbio contrapunto, mientras que el piano sostiene la melodía principal. Luego, se invierten las cosas: mientras el piano desarrolla el tema, los instrumentos de cuerda sostienen la melodía principal mediante un contrapunto con punteo. Sonó a la perfección y los músicos se retiraron ovacionados ante una sala prácticamente llena.
Afortunadamente, el público pudo disfrutar de una serie de excelentes conciertos durante el mes de Febrero en el CCK, que ofreció una Temporada de Verano a la usanza tradicional y totalmente gratuitos. Y el Trío Williams fue el broche de oro para el cierre de un ciclo caracterizado por intérpretes nacionales de gran jerarquía. Es una pena que el Colón haya dejado de ofrecer sus tradicionales Temporadas de Verano para reemplazarlas por eventos de alta rentabilidad comercial, pero indignos de su trayectoria. Por suerte, el CCK decidió reeditar este tipo de ciclos y tomar el lugar que el Colón dejó vacante para que el público pueda deleitar sus oídos y descubrir a los grandes talentos de la música clásica vernácula.