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Gran concierto en homenaje al Día Internacional de la Mujer con Lucía Zicos en el CCK

 

DE MUJER A MUJER

 

Auditorio Nacional

Viernes 6 de marzo de 2020


Escribe: Martha Cora Eliseht

 

Entre los numerosos festejos y homenajes en conmemoración del Día Internacional de la Mujer –que tendrá lugar el 8 de Marzo próximo-, el Centro Cultural Kirchner (CCK) decidió organizar un concierto de homenaje a la mujer en la música académica, que se llevó a cabo en el Auditorio Nacional –Sala Sinfónica- el pasado viernes 6 del corriente a cargo de la Camerata Argentina de Mujeres, bajo la dirección de Lucía Zicos, con la presencia de la pianista Natalia González Figueroa en calidad de solista.


La mencionada directora de orquesta es una de las mejores de la actualidad y cuenta con un extenso curriculum. Cursó sus estudios en la Facultad de Música de la Universidad Católica Argentina (UCA), bajo la tutela de Guillermo Scarabino y  Carlos Vieu -entre otros-hasta obtener el título de doctora en Música que otorga dicha Universidad. Ha dirigido numerosas agrupaciones sinfónicas en nuestro país y en el exterior con gran suceso de público y crítica. Entre sus próximos compromisos figuran conciertos con las Orquestas Sinfónica Nacional y Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, así como también las representaciones de la ópera “IRIS” de Mascagni en el Teatro Roma de Avellaneda, con producción de Boris Laures.


Debido a la ausencia de programas de mano, Zicos fue anunciando y explicando las diferentes obras de siete compositoras argentinas, ya que el espectáculo fue grabado para ser transmitido por la Televisión Pública y la plataforma digital CONT.AR.


Desde el inicio del concierto, la Camerata logró un sonido muy compacto, afinado y afiatado que alcanzó bellísimos matices en “Devisel” de la compositora platense Micaela Canualdo. Esta música se escribió para ilustrar un cortometraje que narra las aventuras de un niño (Devisel) que vive en una cápsula y sueña con conocer las estrellas. Finalmente, toma una llave para poder salir de su encierro y concretar su sueño. Pero vuela un pájaro, que toma la llave y la rompe con su pico. Al escuchar el llanto desgarrador del niño, el ave rompe la cápsula con su pico y permite que Deviselcumpla su sueño. La música se inicia con un cantábile en los violines, que es tomado posteriormente por los cellos. Que da una sensación de misterio e inquietud ante la curiosidad del niño. Luego de un trémolo en cuerdas, el piano ejecuta una melodía alegre y majestuosa, mientras los cellos retoman el tema principal. Seguidamente, el cello ejecuta variaciones sobre el tema principal, que es retomado por los violines en 4/4, con cadencias que remedan el viaje al espacio, mientras el piano y los violines toman la línea melódica lenta hasta el final de la obra.


La segunda de las obras pertenece a la cordobesa María De Canso y es una fantasía en ritmo de zamba y tango (“El amor no es la zamba; La zamba es el amor”). Se inicia con una melodía con ribetes folklóricos (cantábile) en los cellos, retomada por los violines, lográndose un perfecto contrapunto entre los tonos agudos y graves. Mientras que el primer tema posee una hermosa línea melódica envolvente en ritmo de zamba –el amor se esconde bajo el pañuelo de la zamba, envolviendo a la pareja-, el segundo tema posee ribetes tangueros en 2/4, que se fusiona con el primero mediante trémolo en cuerdas.


La tercera de las obras, denominada “Amor en Abstracto” pertenece a Denise Arteshoven y según comentarios de la autora, representa “la lucha entre el mundo interior y el exterior. Es la carga pesada que nos toca vivir a diario, pero siempre se encuentra una salida cuando uno se siente abrumado”. En este caso, los tonos graves dan la sensación de desazón y preocupación, mientras que los tonos agudos representan la esperanza y la posibilidad de encontrar una solución. La obra comienza en tono menor por parte de los cellos y contrabajos, sostenido por las violas y violines en tono grave, con ribetes que –por momentos- remiten al Adagio para cuerdas de Samuel Barber y al 3° movimiento de la Sinfonía n° 4 (“La Inextinguible”) de Carl Nielsen. Esto se muestra más en el trémolo en cuerdas, que da esa sensación de claroscuro a la que alude su autora. El final consta en un diáfano contrapunto introducido por las violas y los violines en tono mayor, que da la sensación de alivio y ánimo ya descripta.


El concierto continuó con “Alma de Tango” de la compositora mendocina Adriana Figueroa Magna. Es una obra escrita según la tradición y el estilo clásico de composición, con ritmos de tango y ribetes experimentales, con una línea melódica agradable, ágil y armónica desde su inicio. No sólo posee elementos del 2/4, sino también ribetes mozartianos, de ciertas composiciones de Dvorak y también, de la Suite Argentina de Eduardo Falú. El fraseo del violín solista contrasta perfectamente con el contrapunto del contrabajo en la experimentación, que posteriormente toma el ritmo del tema principal mediante una cadencia “en cascada”, con ribetes de melodía española, que desemboca en el crescendo final.


Seguidamente, se presentó el Adagio para orquesta de cuerdas de Dina FIGI, que alterna dos melodías: una introvertida y otra, extrovertida, que lleva a la meditación y la introspección, alternando luminosidad con oscuridad. Se inicia con un cantábile en violines y cellos, con ribetes del Nocturno de la Suite n° 2de Grieg y de Stenhammar, cin desarrollo que desemboca en un crescendo sostenutocon cierto aire de misterio, sin interrupción de la línea melódica. Posteriormente, las violas recapitulan el primer tema y la línea melódica, seguida por la orquesta hasta el final.


Tras un breve intervalo, Lucía Zicos anunció las dos últimas obras, donde se desempeñó como solista Natalia González Figueroa. Pertenece a la nueva generación de pianistas argentinos y su desempeño durante el presente concierto ha sido excelente, merced a su prodigiosa digitación y su excelente pulsación. Posee una técnica que le permitió sortear sin dificultad los arabescos, arpegios y otros elementos de técnica pianística en las obras interpretadas. La primera de ellas, denominada Clouds (Nubes) pertenece a Lucía Caruso –compositora argentina radicada en Estados Unidos- y está considerada como abstracta por su autora. No obstante, posee una línea melódica armónica y agradable, fácil de escuchar. El piano inicia con una melodía sencilla, que posteriormente es retomada por un vibratoen cuerdas (pianissimo/ in crescendo), hasta que el piano retoma el tema principal y su recapitulación por parte de las cuerdas. Por último, el concierto cerró con el Concierto en blanco y negro de la compositora bonaerense Claudia Montero –también radicada en Estados Unidos-. Posee tres movimientos: Allegro/ Lento/ Elegíaco y el primero se inicia con un punteo de las cuerdas en 2/4, hasta que el piano hace su entrada triunfal en ritmo de tango, tomando la melodía principal. Posteriormente, la orquesta toma el tema principal mientras que el piano ejecuta un glissandimediante numerosos arabescos y arpegios. Luego, la orquesta recapitula el tema principal y se repiteesta alternancia entre piano y orquesta dos veces más.La melodía posee ciertos ribetes característicos de las composiciones de Mariano Mores o Atilio Stampone, quienes llevaron al tango sinfónico a su máxima expresión. El movimiento Lento se inicia con una melodía grave en cellos y contrabajos, en contrapunto con violines y violas en tono menor, seguida por el piano, quien introduce una melodía en tono mayor en contrapunto con el cello. El último movimiento se inicia con el piano en compás de 4/4 en una melodía que es tomada por la orquesta y que si bien posee ribetes de tango, también tiene un estilo propio y personal.  Seguidamente, luego del cantábile de las cuerdas, el piano toma el tema principal y lo desarrolla mediante una serie de escalas cromáticas para recapitular con el 1° tema del 1° movimiento, seguido por la orquesta.


Tras los numerosos aplausos del público, Natalia González Figueroa interpretó un bis a tono con la última composición: un número de la Suite “En blanc et noir” (En Blanco y Negro), de Débussy.  Y luego de los consabidos aplausos, tanto las integrantes de la orquesta como las compositoras de las diferentes obras y la pianista salieron a saludar juntas desde el escenario del Auditorio Nacional. Un concierto donde se representaron obras compuestas por mujeres, interpretado por mujeres y dirigido por una mujer. De mujer a mujer y para la mujer, grandes protagonistas –muy a menudo, olvidadas- de la música sinfónica argentina.