En el anfiteatro del Parque Centenario
LA FILARMÓNICA RETOMÓ SU LABOR CON INUSUAL ENTORNO
Jueves 18 de febrero de 2021
Anfiteatro del Parque Centenario
Escribe: Carlos Erneto Ure
Piazzolla: “Otoño porteño” y “Verano porteño”, de “Estaciones Porteñas”
Vivaldi: “Invierno” y “Primavera”, de “Las Cuatro Estaciones”.
Pablo Saraví, violín y Orquesta Filarmónica de Buenos Aires (Darío Domínguez Xodo).
Una vez más el pronóstico meteorológico no se cumplió. No cayó una gota. La noche fue muy agradable. Y así, rodeada de gimnastas y corredores, kioscos de libros, paseantes, rumores de calesita, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires pudo reiniciar sus actividades, interrumpidas desde hace tanto. Organizado por el Colón y la Dirección General de Música local, el concierto del jueves, de ponderable factura y con público muy entusiasta, fue dirigido por Darío Domínguez Xodo, y estuvo integrado por cuatro obras bien conocidas, temáticamente vinculadas, pertenecientes a Astor Piazzolla y Antonio Vivaldi.
Del otoño al verano
Cabe apuntar que en el desarrollo del programa los autores se intercalaron, correspondiendo al ilustre músico veneciano las piezas centrales, “Invierno” y “Primavera”, en cuya ejecución sobresalió el violinista Pablo Saraví. Lucido, elegíaco en los períodos ligados, transparente en escalas y variaciones sumamente arduas, el concertino de la agrupación exhibió por cierto prolijidad y decisión a lo largo de toda su faena.
Circunscripto por una amplificación si se quiere pastosa, inhábil para el despliegue de matices y elaboración de frases excesivamente refinadas, el maestro tandilense se manejó en esta parte con gesto preciso y plasmó un discurso de esbelta convicción, estilísticamente unívoco. Con una formación de cuerdas, piano y clave, la Filarmónica, por su lado, mostró impecable ajuste y equilibrio de planos.
Aforo máximo
En el marco de la situación de emergencia sanitaria por la que está atravesando el mundo entero, la velada se realizó al aire libre, con un aforo máximo del treinta por ciento de la capacidad del Anfiteatro. Con tapabocas, distancia social (entre dos asientos contiguos disponibles para ser ocupados se dejaron cuatro libres), en su transcurso se recordó que este año la Orquesta cumple setenta y cinco de su fundación.
En cuanto a las creaciones porteñas de Piazzolla, instrumentadas por José Bragato (el autor de “Adiós nonino” no sabía hacerlo), con sus síncopas y contratiempos, sus soliloquios para violín y cello, sus interrelaciones melódicas, cabe apuntar que en su versión tanto Domínguez Xodo como sus dirigidos demostraron calidad y eficiencia técnica. En el recorrido de una dinámica compleja, y con el fuerte sostén de la pianista Paula Peluso, ello les permitió culminar la jornada con particular brillo y vibración, especialmente en los fragmentos finales de “Verano”.
Calificación: muy bueno
Carlos Ernesto Ure